1 «Pero vosotros, si preparáis vuestros corazones para sembrar en ellos los frutos de la ley, ello os protegerá en el tiempo en que el Poderoso sacudirá a toda la creación.
2 [Porque después de un poco de tiempo el edificio de Sión será sacudido para que pueda ser reconstruido. Pero ese edificio no permanecerá, sino que después de un tiempo será nuevamente desarraigado, y permanecerá desolado hasta el momento.
3 [...]
4 Y después debe renovarse en gloria y perfeccionarse para siempre.]
5 Por lo tanto, no debemos angustiarnos tanto por el mal que ya ha llegado, sino por el que está por venir.
6 Porque habrá una prueba mayor que estas dos tribulaciones cuando el Poderoso renueve Su creación.
7 Y ahora no os acerquéis a mí por algunos días, ni me busquéis hasta que llegue a vosotros.»
8 Y aconteció que cuando les hube hablado todas estas palabras, yo, Baruc, me puse en camino, y cuando la gente me vio partir, alzaron la voz y se lamentaron y dijeron:
9 ¿A dónde te alejas de nosotros, Baruc, y nos abandonas como un padre que abandona a sus hijos huérfanos y se aleja de ellos?