La amonestación de Baruc al pueblo y sus dos cartas: una a las nueve tribus y media en Asiria y la otra a las dos y media en Babilonia
1 Y yo, Baruc, fui allí y llegué al pueblo, los reuní desde el mayor hasta el menor y les dije:
2 «Oíd, hijos de Israel, cuántos sois los que quedan de las doce tribus de Israel.
3 Porque el Señor les dio a ustedes y a sus padres una ley más excelente que la de todos los pueblos.
4 Y por cuanto tus hermanos transgredieron los mandamientos del Altísimo,
Él trajo venganza sobre vosotros y sobre ellos,
Y no perdonó a los primeros,
Y a estos últimos también los entregó en cautiverio:
Y no dejó rastro de ellos,
5 ¡Pero he aquí! estás aquí conmigo.
6 Por tanto, si diriges bien tus caminos,
Tampoco vosotros os partiréis como se marcharon vuestros hermanos,
Pero ellos vendrán a ti.
7 Porque es misericordioso aquel a quien adoráis,
Y es misericordioso aquel en quien tú esperas,
Y Él es veraz, de modo que hará el bien y no el mal.
8 ¿No habéis visto aquí lo que le ha sucedido a Sión?
9 ¿O acaso piensas que el lugar había pecado,
¿Y que por eso fue derrocado?
O que la tierra había hecho necedad,
¿Y que por eso fue entregado?
10 ¿Y no sabéis que a causa de vosotros, que pecasteis,
Lo que no pecó fue destruido,
Y, a causa de aquellos que obraron malvadamente,
¿Aquello que no hizo necedad fue entregado a (sus) enemigos?»
11 Y todo el pueblo respondió y me dijo: «En la medida en que podamos recordar las cosas buenas que el Poderoso nos ha hecho, las recordaremos; y aquellas cosas que no recordamos, Él en su misericordia las sabe.
12 Sin embargo, haz esto con nosotros, tu pueblo: escribe también a nuestros hermanos en Babilonia una carta de doctrina y un rollo de esperanza, para que también puedas confirmarlos antes de que te apartes de nosotros.
13 Porque los pastores de Israel han perecido,
Y las lámparas que alumbraban se apagaron,
Y las fuentes han negado el chorro de donde solíamos beber.
14 Y quedamos en la oscuridad,
Y entre los árboles del bosque,
Y la sed del desierto.»
15 Y respondí y les dije
Los pastores, las lámparas y las fuentes provienen de la ley:
Y aunque nos apartemos, la ley permanece.
16 Así que, si tenéis respeto por la ley,
Y se concentran en la sabiduría,
No faltará una lámpara,
Y un pastor no fallará,
Y una fuente no se secará.
17 Sin embargo, como me dijiste, escribiré también a tus hermanos en Babilonia, y enviaré por medio de hombres, y escribiré de la misma manera a las nueve tribus y media, y enviaré por medio de un pájaro.'
18 Y aconteció que el día veintiuno del mes octavo, yo, Baruc, vine y me senté bajo la encina, a la sombra de las ramas, y no había ningún hombre conmigo, sino que yo estaba solo.
19 Y escribí estas dos epístolas: la primera la envié mediante un águila a las nueve tribus y media; y el otro lo envié a los que estaban en Babilonia por medio de tres hombres.
20 Y llamé al águila y le dije estas palabras:
21 «El Altísimo te ha hecho para que seas más alto que todas las aves.
22 Ahora, pues, id y no os detengáis en ningún lugar, ni entréis en un nido, ni os poséis en ningún árbol, hasta que hayáis pasado la anchura de las muchas aguas del río Éufrates y hayais llegado al pueblo que habita allí, y les arrojaste esta epístola.
23 Acordaos además de que, en el momento del diluvio, Noé recibió de una paloma el fruto de la aceituna, cuando la sacó del arca.
24 Y también los cuervos servían a Elías, llevándole comida, tal como se les había ordenado.
25 También Salomón, durante su reinado, mandaba a un pájaro a cualquier lugar a donde quería enviar o buscar algo, y éste le obedecía tal como él se lo ordenaba.
26 Ahora pues, no os canséis, y no os desviéis ni a derecha ni a izquierda, sino huyed y andad por el camino recto, para que guardéis el mando del Poderoso, como os he dicho.»