1 Y entonces vinieron de la misma manera otros ángeles llorando y lamentándose, y diciendo con temor: Mira cómo estamos nublados, oh Señor, porque fuimos entregados a hombres malos, y queremos apartarnos de
2 de ellos. Y Miguel dijo: No podéis apartaros de ellos, para que el enemigo no prevalezca sobre vosotros.
3 el final; pero decidme lo que pedís. Y ellos dijeron: Te rogamos, Miguel nuestro comandante, que nos alejes de ellos, porque no podemos tolerar a hombres malvados e insensatos, porque no hay nada bueno.
4 en ellos, sino toda clase de injusticia y avaricia. Porque no los vemos entrar [en la Iglesia en absoluto, ni entre padres espirituales, ni] en ninguna buena obra. Pero donde hay asesinato, también los hay en medio, y donde hay fornicaciones, adulterios, hurtos, calumnias, perjurios, celos, borracheras, contiendas, envidias, murmuraciones, murmuraciones, idolatrías, adivinaciones y cosas semejantes.
5 entonces son trabajadores de tales obras, y de otras peores. Por lo que rogamos que nos apartemos de ellos. Y Miguel dijo a los ángeles: Esperad hasta que sepa del Señor lo que sucederá.