El Tercer Cielo.
1 Y yo, Baruc, dije: He aquí, Señor, me has mostrado cosas grandes y maravillosas; y ahora
2 muéstrame todas las cosas por amor del Señor. Y el ángel me dijo: Ven, procedamos. (Y partí) con el ángel de aquel lugar como ciento ochenta y cinco días
3 viajes. Y me mostró una llanura y una serpiente, que parecía tener doscientas pletras de largo.
4 Y me mostró el Hades, y su aspecto era oscuro y abominable. Y yo dije,
5 ¿Quién es este dragón, y quién es este monstruo que lo rodea? Y el ángel dijo: El dragón es él.
6 que come los cuerpos de los que viven malvadamente, y de ellos se alimenta. Y este es el Hades, que también se le parece mucho en que también bebe alrededor de un codo de
7 el mar, que no se hunde en absoluto. Baruc dijo: ¿Y cómo (sucede esto)? Y el ángel dijo: Escuchen, el Señor Dios hizo trescientos sesenta ríos, de los cuales el principal de
8 todos son Alfias, Abiro y Gerico; y por ellos el mar no se hunde. Y dije: Te ruego que me muestres cuál es el árbol que extravió a Adán. Y el ángel me dijo: Es la vid que plantó el ángel Sammael, por la cual se enojó el Señor Dios, y lo maldijo a él y a su planta, aunque también por esto no permitió que Adán la tocara, y por eso
9 El diablo, teniendo envidia, lo engañó a través de su vid. [Y yo, Baruc, dije: Puesto que también la vid ha sido causa de tan grande mal, y está bajo el juicio de la maldición de Dios, y era la
10 destrucción de la primera creación, ¿cómo es ahora tan útil? Y el ángel dijo: Bien preguntas. Cuando Dios causó el diluvio sobre la tierra, y destruyó toda carne, y cuatrocientos nueve mil gigantes, y el agua subió quince codos sobre las montañas más altas, entonces el agua entró en el paraíso y destruyó toda flor; pero eliminó totalmente sin límites el rodaje
11 de la vid y échala fuera. Y cuando la tierra surgió del agua, y salió Noé
12 del arca, comenzó a plantar de las plantas que encontraba. Pero encontró también el sarmiento de la vid; y él lo tomó, y pensaba dentro de sí: ¿Qué, pues, es esto? Y me acerqué y le hablé.
13 él las cosas relativas a ello. Y él dijo: ¿La plantaré o qué haré? Ya que Adán fue destruido por causa de esto, no permita que yo también sufra la ira de Dios por causa de ello; y diciendo
14 Oró con estas cosas para que Dios le revelara lo que debía hacer al respecto. Y cuando hubo terminado la oración que duró cuarenta días, y habiendo suplicado muchas cosas y llorado,
15 Dijo: Señor, te ruego que me reveles lo que haré con esta planta. Pero Dios envió a su ángel Sarasael, y le dijo: Levántate, Noé, y planta el sarmiento de la vid, porque así dice el Señor: Su amargura se cambiará en dulzura, y su maldición se convertirá en bendición, y lo que es producido de él se convertirá en la sangre de Dios; y así como por ella el género humano obtuvo condenación, así también por Jesucristo Emanuel recibirán en él la
16 llamada a lo alto y entrada al paraíso]. Sepa, pues, oh Baruc, que así como Adán por este mismo árbol obtuvo la condenación y fue despojado de la gloria de Dios, así también los hombres que ahora beben insaciablemente el vino que de él se engendra, transgreden peor que Adán, y están lejos de el
17 gloria de Dios, y se entregan al fuego eterno. Porque (ningún) bien surge de ello. Porque los que lo beben hasta saciarse hacen estas cosas: ni el hermano se compadece del hermano, ni el padre del hijo, ni los hijos de los padres, sino que del beber vino vienen todos los males, como homicidios, adulterios, fornicaciones, perjurios, robos y cosas por el estilo. Y con ello no se establece nada bueno.