El llamado del profeta
1 Vino a mí palabra del Señor, diciendo: Hijo de hombre, di a este pueblo: «¿Por qué añades pecado a tus pecados y enojas al Señor Dios que te creó?»
2 No améis al mundo ni las cosas que están en el mundo, porque la jactancia del mundo y su destrucción pertenecen al diablo.
La liberación del cautiverio es a través del Hijo Encarnado
3 Acordaos de que el Señor de la gloria, que creó todas las cosas, tuvo misericordia de
4 para que él pueda salvarnos del cautiverio de este siglo. Porque muchas veces quiso el diablo no dejar salir el sol sobre la tierra y no dejar que la tierra dé fruto, pues quiere consumir a los hombres como fuego que arde en la hojarasca, y
5 desea tragarlos como agua. Por eso, a causa de esto, el Dios de gloria tuvo misericordia de nosotros, y envió a su hijo al mundo para que pudiera
6 sálvanos del cautiverio. No avisó a ningún ángel ni arcángel ni a ningún principado cuando estaba para venir a nosotros, sino que se transformó en uno más cuando estaba para venir a nosotros, para salvarnos [de la carne].
7 Sed, pues, hijos para él, ya que él es para vosotros padre.
Lo que está preparado tanto para los sellados como para los pecadores
8 Acordaos de que Él os ha preparado tronos y coronas en el cielo, diciendo: Todo el que me obedezca, recibirá tronos y coronas entre los que me obedezcan.
9 son míos». El Señor dijo: «Escribiré mi nombre en la frente de ellos y
10 sellarán su mano derecha, y no tendrán hambre ni sed. Ni el hijo de la maldad prevalecerá sobre ellos, ni los tronos se lo impedirán, sino que ellos
11 caminaré con los ángeles hasta mi ciudad». Ahora, en cuanto a los pecadores, serán desfigurados y no pasarán por los tronos, sino que los tronos de la muerte pasarán.
12 apresadlos y dominadlos, porque los ángeles no estarán de acuerdo con ellos. Se han alejado de sus moradas.
Los engañadores que ayunan
13 Escuchen, oh sabios de la tierra, acerca de los engañadores que se multiplicarán en los últimos tiempos para establecer doctrinas que no pertenecen a Dios, dejando de lado la Ley de Dios, aquellos que han hecho su humillan a su Dios, diciendo: «El ayuno no existe, ni Dios lo creó», haciéndose ajenos al pacto de Dios y robándose el
14 promesas gloriosas. Ahora bien, éstos nunca se establecen correctamente en la fe firme. Por lo tanto, no dejéis que esas personas os desvíen.
Los beneficios del ayuno
15 Acordaos que desde el momento en que creó los cielos, el Señor creó el ayuno para beneficio de los hombres a causa de las pasiones y deseos que luchan contra ellos.
16 contra ti para que el mal no te encienda. «Pero es un ayuno puro que
17 Yo he creado», dijo el Señor. El que ayuna continuamente no pecará
18 aunque haya celos y contiendas dentro de él. Que el puro ayune, pero siempre que
19 El que ayuna no es puro, ha enojado al Señor y también a los ángeles. Y ha entristecido su alma, acumulando para sí ira para el día de la ira.
20 Pero un ayuno puro es lo que creé,
con un corazón puro y manos puras.
21 Libera el pecado.
Cura enfermedades.
Expulsa demonios.
22 Es eficaz hasta el trono de Dios como ungüento.
y por la liberación del pecado mediante una oración pura.
La necesidad de una mentalidad única
23 ¿Quién de vosotros, si es honrado en su oficio, saldrá al campo sin una herramienta en la mano? ¿O quién saldrá a la batalla a pelear sin
24¿peto puesto? Si lo encuentran, ¿lo matarán porque despreció al
25 servicios del rey? Asimismo nadie puede entrar al lugar santo si está
26 de doble ánimo. El que tiene doble ánimo en su oración es oscuridad para
27 él mismo. E incluso los ángeles no confían en él. Por tanto, estad siempre resueltos en el Señor, para que podáis conocer cada momento.