1 El testamento de Moisés, las cosas que ordenó en el año ciento veinte de su vida, [1]
2 que es el año dos mil quinientos desde la creación del mundo:
3 [Pero según el cálculo oriental, el dos mil setecientos y el cuatrocientos después de la salida de Fenicia],
4 Cuando el pueblo partió después del éxodo que hizo Moisés a Ammán, al otro lado del Jordán,
5 en la profecía que hizo Moisés en el libro de Deuteronomio:
6 y llamó a Josué hijo de Nun, varón aprobado por el Señor,
7 para ser ministro del pueblo y del tabernáculo del testimonio con todas sus cosas santas,
8 y para llevar al pueblo a la tierra dada a sus padres,
9 para que se les diera conforme al pacto y al juramento que Él pronunció en el tabernáculo de dárselo por medio de Josué, diciendo a Josué estas palabras:
10 «(Sé fuerte) y valiente para hacer con tus fuerzas todo lo que se te ha ordenado, para que seas irreprochable ante Dios».
11 Así dice el Señor del mundo.
12 Porque Él creó el mundo para su pueblo.
13 Pero no le agradó manifestar este propósito de la creación desde la fundación del mundo, para que así los gentiles fueran condenados, ni siquiera para su propia humillación, con sus argumentos, convencerse unos a otros.
14 Por eso Él me diseñó e ideó y me preparó desde la fundación del mundo para que fuera mediador de su pacto.
15 Y ahora os declaro que el tiempo de los años de mi vida se ha cumplido y que voy a pasar a dormir con mis padres, incluso en presencia de todo el pueblo.
16 Y recibe esta escritura para que sepas cómo conservar los libros que te entregaré:
17 Y los ordenarás, los ungirás con aceite de cedro y los guardarás en vasijas de barro en el lugar que Él hizo desde el principio de la creación del mundo.
18 para que se invoque su nombre hasta el día del arrepentimiento en la visita con que el Señor los visitará en la consumación de los últimos días.