1 Y después de eso vi miles de miles y diez mil veces diez mil, vi una multitud incalculable y sin número, que estaba de pie ante el Señor de los espíritus.
2 Y en los cuatro lados del Señor de los espíritus vi cuatro presencias, diferentes de las que no duermen, y aprendí sus nombres; porque el ángel que iba conmigo me hizo saber sus nombres y me mostró todos los cosas ocultas.
3 Y oí las voces de aquellas cuatro presencias que pronunciaban alabanzas ante el Señor de la gloria.
4 La primera voz bendice al Señor de los Espíritus por los siglos de los siglos.
5 Y oí la segunda voz bendiciendo al Elegido y a los elegidos que penden del Señor de los Espíritus.
6 Y la tercera voz que oí orar e interceder por los que habitan la tierra y suplicar en el nombre del Señor de los espíritus.
7 Y oí la cuarta voz que rechazaba a los demonios y les prohibía presentarse ante el Señor de los espíritus para acusar a los que moran en la tierra.
8 Después le pregunté al ángel de paz que iba conmigo y que me mostró todo lo que está oculto: «¿Quiénes son estas cuatro presencias que he visto y cuyas palabras he oído y escrito?»
9 Y me dijo: Este primero es Miguel, el misericordioso y sufrido; el segundo, encargado de todas las enfermedades y todas las heridas de los hijos de los hombres, es Rafael; y el tercero, El que está sobre todos los poderes, es Gabriel; y el cuarto, que está sobre el arrepentimiento para la esperanza de los que heredan la vida eterna, se llama Fanuel».
10 Y estos son los cuatro ángeles del Señor de los espíritus y las cuatro voces que oí en aquellos días.