El primer amanecer. Adán y Eva piensan que es un fuego que viene a quemarlos.
1 DESPUÉS de esto Adán y Eva no dejaron de estar en la cueva, orando y llorando, hasta que amaneció.
2 Y cuando vieron que la luz regresaba a ellos, se contuvieron del miedo y fortalecieron su corazón.
3 Entonces Adán comenzó a salir de la cueva. Y cuando llegó a su boca, se paró y volvió su rostro hacia el este, y vio salir el sol en rayos resplandecientes, y sintió su calor en su cuerpo, tuvo miedo de ello, y pensó en su corazón que esta llama surgió para atormentarlo.
4 Entonces lloró, se golpeó el pecho, se postró en tierra y pidió, diciendo:
5 «Oh Señor, no me atormentes, ni me consumas, ni quites mi vida de la tierra».
6 Porque pensaba que el sol era Dios.
7 Mientras estaba en el huerto y oía la voz de Dios y el sonido que hacía en el huerto, y le temía, Adán nunca vio la luz brillante del sol, ni su calor abrasador tocó su cuerpo.
8 Por eso tenía miedo del sol cuando sus rayos llameantes lo alcanzaban. Pensó que Dios quería atormentarlo con eso todos los días que había decretado para él.
9 Porque también Adán dijo en su pensamiento: Como Dios no nos atormentó con tinieblas, he aquí, Él ha hecho salir este sol y nos atormenta con calor abrasador.
10 Pero mientras él pensaba esto en su corazón, vino a él la Palabra de Dios y le dijo:
11 «Oh Adán, levántate y levántate. Este sol no es Dios; pero ha sido creado para dar luz de día, de lo cual te hablé en la cueva diciendo: «que nacería la aurora, y habría luz de día»».
12 «Pero yo soy el Dios que te consoló en la noche».
13 Y Dios dejó de comunicarse con Adán.