«¿Cuál es su belleza para que debiste haberlo seguido?»
1 CUANDO Adán escuchó estas palabras de Dios, tomó a Eva y la trasladó del extremo norte del jardín al sur, junto al río de agua, donde una vez ayunaron.
2 Pero mientras iban por el camino, y antes de llegar a aquel lugar, Satanás, el malvado, había oído la Palabra de Dios comunicándose con Adán respecto a su cubierta.
3 Esto le entristeció y se apresuró al lugar donde estaban las pieles de oveja, con la intención de tomarlas y arrojarlas al mar, o quemarlas con fuego, para que Adán y Eva no las encontraran.
4 Pero cuando estaba a punto de tomarlas, la Palabra de Dios vino del cielo y lo ató por el costado de aquellas pieles hasta que Adán y Eva se acercaron a él. Pero cuando se acercaron a él, tuvieron miedo de él y de su espantosa mirada.
5 Entonces vino la Palabra de Dios a Adán y a Eva, y les dijo: «Este es el que estaba escondido en la serpiente y que os engañó y os despojó del manto de luz y de gloria en el que estabais. »
6 «Este es el que os prometió majestad y divinidad. ¿Dónde, entonces, está la belleza que había en él? ¿Dónde está su divinidad? ¿Dónde está su luz? ¿Dónde está la gloria que reposó sobre él?
7 «Ahora su figura es espantosa; se ha vuelto abominable entre los ángeles; y ha llegado a llamarse Satanás».
8 «Oh Adán, yo quería quitarte esta prenda terrenal de pieles de oveja, y destruirla, y no permitir que te cubras con ella».
9 «¿Cuál es, pues, su hermosura para que debiste haberlo seguido? ¿Y qué habéis ganado con escucharle? Mirad sus malas obras y luego miradme a Mí; a Mí, tu Creador, y a las buenas obras que te hago».
10 «Mira, lo até hasta que viniste y lo viste y viste su debilidad, que no le queda poder».
11 Y Dios lo liberó de sus ataduras.