1 Cuando Herodes hizo buscar a Jesús, para matarlo, el ángel dijo a José: 2 Toma a María y a su hijo, y huye a Egipto, lejos de los que quieren matar al niño. 3 Y Jesús tenía dos años cuando entró en Egipto. 4 Y ocurrió que, como cruzasen un sembrado, recogió espigas, y las puso al fuego, y las asó, y las comió. 5 Y, llegados a Egipto, fueron admitidos en la casa de una viuda. 6 Y pasaron un año allí. 7 Y Jesús cumplió los tres años. Y, viendo jugar a los niños, comenzó a tomar parte en sus diversiones. 8 Y, encontrando un pez seco, lo puso en un plato, y le ordenó que palpitase. 9 Y el pez comenzó a palpitar. 10 Y Jesús le dijo: Quítate la sal que has tomado, y ve al agua. 11 Y fue así. Mas los vecinos, viendo lo que había hecho, llevaron la noticia a la casa de la viuda en que vivía María, la madre de Jesús. 12 Y aquella mujer, al saber lo ocurrido, los arrojó de su casa.
1 Y Jesús, paseando con su madre María por la plaza de la población, vio a un maestro que enseñaba a sus discípulos. 2 Y he aquí que doce pajarillos descendieron sobre donde estaban los discípulos con el maestro. 3 Y Jesús, al observar esto, se paró, y se puso a reír. 4 Y, viéndolo reír, el maestro se encolerizó. 5 Y dijo a sus discípulos: Id y traédmelo. 6 Y cuando se lo llevaron, el maestro lo agarró de una oreja. 7 Y le preguntó: ¿Qué has visto que te haya hecho reír? 8 Y Jesús le contestó: Maestro, he aquí mi mano llena de trigo. 9 Yo lo he mostrado a esos pájaros, y he esparcido este grano, y ellos se han apresurado a venir por él. 10 Y Jesús estuvo allí hasta que los pájaros se repartieron el trigo. 11 Mas el maestro lo echó de la ciudad, con su madre.
1 Y he aquí que el ángel del Señor se apareció a María. 2 Y le dijo: Toma el niño, y vuelve a la tierra de los judíos. 3 Porque los que querían su vida, han muerto. 4 Y María se levantó y se llevó a Jesús. 5 Y fueron a la ciudad de Nazareth, donde estaba la hacienda de su padre. 6 Y cuando José salió de Egipto, después de la muerte de Herodes, condujo a Jesús al desierto, hasta que los que querían la vida del niño no turbasen a Jerusalén. 7 Y dio gracias al Altísimo, porque le había dado la inteligencia. 8 Y porque había hallado gracia ante el Señor Dios. Amén.
1 Glorioso es para Tomás Israelita, apóstol del Señor, contar las obras de Jesús, cuando estaba en Nazareth, de regreso de Egipto. 2 Oíd atentamente, hermanos queridos, lo que hizo el Señor Jesús en la ciudad de Nazareth. 3 Jesús tenía cinco años, cuando una gran lluvia cayó sobre la tierra. 4 Y el Señor Jesús andaba bajo la lluvia. 5 Y era espantosa, mas él la reunió en una cisterna y le ordenó ser clara. Y ella lo fue. 6 Y, tomando el barro de aquel pozo, lo modeló, y le dio forma de doce pajaritos. 7 Y Jesús hacía estas cosas un día de sábado, en medio de los hijos de los judíos. 8 Y los hijos de los judíos fueron a José, padre de Jesús, y le dijeron: 9 He aquí que tu hijo jugaba con nosotros. 10 Y ha tomado barro, y ha modelado doce pájaros, y ha violado el sábado. 11 Y José vino al niño Jesús, y le dijo: ¿Por qué has hecho lo que no está permitido hacer en día de sábado? 12 Mas Jesús, abriendo las manos, dijo a los pájaros: Levantaos y volad. 13 Porque nadie ha de daros muerte. 14 Y poniéndose a volar, alababan con sus gritos a Dios Todopoderoso. 15 Y, al ver esto, los judíos, maravilláronse, y empezaron a divulgar los milagros de Jesús. 16 Y un fariseo, que estaba con el niño, tomó un ramo de oliva, y destruyó la fuente que había hecho Jesús. 17 Y, cuando Jesús lo vio, se enojó, y dijo: Sodomita impío e ignorante, ¿qué te habían hecho estas fuentes, que son obra mía? 18 Quedarás como un árbol seco, sin raíces, sin hojas ni frutos. 19 Y el fariseo se secó, y cayó a tierra, y murió. 20 Y sus padres llevaron su cuerpo, y se enojaron con José. 21 Y le decían: He aquí la obra de tu hijo. Enséñale a orar, y no a maldecir.
1 Y, unos días después, yendo Jesús con José por la ciudad, un niño corrió ante ellos, y, tropezando intencionadamente con Jesús, lo lastimó mucho en un costado. 2 Mas Jesús le dijo: No acabarás el camino que has comenzado a recorrer. 3 Y el niño cayó a tierra, y murió. 4 Y los que vieron tal milagro, exclamaron: ¿De dónde es este niño? 5 Y dijeron a José: No conviene que semejante niño esté entre nosotros. Aléjalo de aquí. 6 Mas si es preciso que tú estés entre nosotros, enséñale a orar, y no a maldecir, porque nuestros hijos han perdido la razón. 7 Y José llamó a Jesús y le dijo: ¿Por qué maldices? 8 He aquí que los habitantes de esta ciudad nos odian. 9 Mas Jesús dijo: Yo sé que a ti, y no a mí, afectan esos discursos. 10 Y me callaré por ti, mas que ellos vean lo que hacen, según su discreción. 11 Y todos los que hablaban contra Jesús, quedaron ciegos. 12 Y se fueron diciendo: Todas las palabras que salen de su boca tienen una potencia fatal. 13 Y viendo José lo que había hecho Jesús, se enfureció, y le agarró de una oreja. 14 Y Jesús se enojó, y dijo a José: Bástete mirarme, mas no me toques. 15 Tú no sabes quién soy. Y si lo supieras, no me contrariarías. Porque, aunque estoy aquí contigo, he sido creado antes que tú.
1 Y un hombre llamado Zaqueo escuchaba lo que Jesús decía a José. 2 Y lleno de admiración por Jesús, dijo: Nunca he visto un niño que hablase así. 3 Y se acercó a José y le dijo: Tienes un hijo muy inteligente. Envíamelo, para que le enseñe las letras. 4 Y luego que las sepa, yo lo instruiré con esmero, para que no permanezca en la ignorancia. 5 Y José contestó: Nadie puede enseñarle, sino Dios. ¿Crees que este niño es como los demás? 6 Y oyendo Jesús lo que Zaqueo hablaba a José, le dijo: Maestro, todas las palabras que salen de mi boca son verdaderas. 7 Y yo he sido el Señor antes que todos los hombres, y la gloria de los siglos me ha sido dada. Mas nada se os ha dado a vosotros. 8 Porque yo soy antes que los siglos, y sé cuál será el número de los años de tu vida, y que serás desterrado. 9 Y tú debes comprender lo que ha dicho mi padre, porque cuantas palabras salen de mi boca son verdaderas. 10 Y oyendo los judíos lo que decía Jesús, se maravillaban. 11 Y decían: Estamos escuchando de este niño discursos que no hemos oído nunca, y que no oiremos jamás de nadie. 12 Ni aun de los príncipes de los sacerdotes, ni de los doctores de la Ley, ni de los fariseos. 13 Y Jesús les contestó: ¿De qué os maravilláis? 14 Miráis como increíble lo que os he dicho, y he aquí que os he dicho la verdad. 15 Porque yo sé cuándo habéis nacido vosotros y vuestros padres, y os puedo decir cómo fue hecho el mundo, y conozco a quien me ha enviado a vosotros. 16 Y los judíos estaban tan asombrados que no acertaban a responder. 17 Y el niño, recogiéndose en sí mismo, se gozó, y dijo: Os he hablado en parábola, porque sé que sois débiles e ignorantes. 18 Y el maestro dijo a José: Tráemelo, para que le enseñe las letras. 19 Y José llevó a Jesús a la casa del maestro, donde había otros niños instruyéndose. 20 Y el maestro, hablándole con dulzura, se puso a enseñarle las letras. 21 Mas él escribió el primer versículo, que va desde A a T, y se puso a instruirlo. 22 Y el maestro pegó al niño en la cabeza, y el niño le dijo: Conviene que yo te instruya a ti, y no tú a mi. 23 Porque yo conozco las letras que quieres enseñarme, y sé que nada puede salir de ti, más que palabras, y no sabiduría. 24 Y comenzando el versículo, recitó desde A hasta F muy rápidamente. Y mirando al maestro dijo: Tú no sabes explicar lo que es A ni lo que es B. ¿Cómo quieres enseñar las otras letras? 25 Hipócrita, dime qué es A, y te diré que es B. Y queriendo aquel doctor explicar la A, no pudo dar ninguna respuesta. 26 Y Jesús dijo a Zaqueo. Escucha, doctor, y comprende la primera letra. 27 Nota que tiene dos trazos que se unen, se separan y engruesan, y que son el símbolo de la permanencia, de la dispersión y de la variedad. 28 Y viendo Zaqueo explicar así la primera letra, se asombró de que un niño tuviera ciencia tan profunda, y exclamó: ¡Malhaya yo! 29 Porque he traído sobre mí una gran vergüenza por causa de este niño, y estoy lleno de estupefacción. 30 Y dijo a José: Yo te ruego, hermano, que te lo lleves, pues no puedo mirarlo a la cara, ni escuchar sus discursos asombrosos. 31 Porque este niño puede dominar el fuego y encadenar la mar, por haber nacido antes que los siglos. 32 Y yo no sé qué vientre lo ha engendrado niqué pecho lo ha nutrido. 33 He aquí que quedo abatido en espíritu, porque seré objeto de irrisión. Yo lo creía discípulo, y resulta ser maestro. 34 Y no puedo sobrellevar mi oprobio porque soy viejo, y, sin embargo, nada hallo que responderle. 35 Y quiero caer enfermo, y dejar este mundo, o, a lo menos, abandonar esta ciudad, donde todos han visto mi afrenta de ser confundido por un niño. 36 ¿Qué podré ya decir a los otros? ¿Qué discursos haré, si él me ha vencido ya en la primera letra? 37 Estoy estupefacto, ¡oh amigos!, y no hallo ni el principio ni el fin de la contestación que habría de darle. 38 Y ahora, hermano José, llévate al niño a casa, porque es un maestro, y un Señor, o un ángel. 39 Y volviéndose Jesús a los judíos que estaban con Zaqueo, les dijo: Que los que no creían, crean, y que los que no comprendían, comprendan, y que los sordos oigan y que los muertos resuciten. 40 Y cuando hubo callado el niño Jesús, todos los que habían sido heridos por su palabra, curaron.
1 Subiendo un día Jesús con unos niños a la azotea de una casa, se puso a jugar con ellos. 2 Y uno cayó al patio y murió. Y todos los niños huyeron, mas Jesús se quedó. 3 Y, habiendo llegado los padres del niño muerto, decían a Jesús: Tú eres quien lo has tirado. Y lo amenazaban. 4 Y Jesús, saliendo de la casa. se puso en pie ante el niño muerto, y le dijo en voz alta: Simón, Simón, levántate y di si yo te he hecho caer. 5 Y el niño se levantó, y dijo: No, Señor. Y viendo sus padres el gran milagro que había hecho Jesús, lo adoraron y glorificaron a Dios.
1 Y un niño partía madera, y se hirió un pie. 2 Y, sobreviniendo allí mucha gente, Jesús se acercó también al niño, y le tocó el pie, y curó. 3 Y díjole Jesús: Levántate, y parte tu leña, y acuérdate de mi. 4 Y la gente, al ver este milagro, adoró a Jesús, diciendo: Verdaderamente, creemos que es Dios.
1 Y tenía Jesús seis años. Y su madre lo envió a buscar agua. 2 Y como llegase Jesús a la fuente, había mucha multitud, y se rompió su cántaro. 3 Y en la ropa que vestía, recogió agua y la llevó a María, su madre. 4 Y viendo ella el milagro que había hecho Jesús, lo abrazó, y dijo: Señor, óyeme, y salva a mi hijo.
1 Y, al advenir la sementera, José fue a sembrar, y Jesús iba con él. 2 Y cuando empezó a sembrar José, Jesús tomó un puñado de trigo, y lo esparció por el suelo. 3 Y llegado el tiempo de la siega, José fue a recolectar. 4 Y Jesús recogió las espigas del trigo que había sembrado, e hizo cien haces de buen grano, y lo repartió a los pobres, a las viudas y a los huérfanos.
1 Y Jesús cumplió la edad de ocho años. 2 Y José era carpintero, y hacía carretas y yugos para los bueyes. 3 Y un rico dijo a José: Maestro, hazme un lecho grande y hermoso. 4 Y José estaba afligido, porque uno de los maderos que iba a emplear era más corto que el otro. 5 Mas le dijo Jesús: No te aflijas. Toma el madero de un lado, yo lo tomaré del otro, y tiremos. 6 Y, haciéndolo así, el madero adquirió la longitud precisa. Y Jesús dijo a José: Trabaja. He ahí el madero que necesitabas. 7 Y, al ver José lo que había hecho Jesús, lo abrazó, diciendo: Bendito sea Dios, que me ha dado tal hijo.
1 Y viendo José el poder de Jesús, y que crecía, pensó enviarlo a un maestro que le enseñase las letras, y lo llevó a un doctor. 2 Y este doctor dijo a José: ¿Qué letras quieres que aprenda tu hijo? 3 Y José le contestó: Enséñale primero las letras extranjeras y luego las hebreas. Porque estaba informado de que aquel doctor era muy sabio. 4 Y cuando el doctor escribió el primer versículo, que es A y B, se lo explicó a Jesús varias horas. 5 Mas Jesús callaba y nada respondía. 6 Y dijo luego al doctor: Si eres verdaderamente un maestro, y sabes las letras, dime la potencia de la letra A, y yo te diré la potencia de la letra B. 7 Mas el maestro, colérico, le pegó en la cabeza. Y Jesús, irritado, lo maldijo, y el maestro cayó al suelo, y murió. 8 Y Jesús volvió a su casa, mas José prohibió a María que lo dejase pasar el umbral.
1 Mas, transcurridos pocos días, vino un doctor, amigo de José. 2 Y dijo: Llévame el niño, y yo le enseñaré las letra tratándolo con mucha dulzura. 3 Y José contestó: Si puedes conseguirlo, instrúyelo. 4 Y recibiendo el doctor a Jesús, lo llevó con alegría. 5 Y llegado Jesús a la morada del doctor, encontró un libro en un rincón, y tomándolo, lo abrió. 6 Mas no leía lo que estaba escrito en él, sino que abría la boca y hablaba por inspiración del Espíritu Santo, y enseñaba la Ley. 7 Y todos los asistentes lo escuchaban atentos, y el maestro lo oía con placer, y le pidió que enseñase con más extensión. 8 Y mucha gente se reunió para escuchar los discursos que salían de su boca. 9 Mas José, sabiendo esto, se espantó. Y el maestro le dijo: Hermano, yo he recibido a tu hijo para instruiro. 10 Empero, he aquí que él está lleno de sabiduría. Llévalo a tu casa con gozo, porque la sabiduría que tiene es un don del Señor. 11 Y oyendo Jesús hablar así al maestro, se regocijó y dijo: Tú ahora, maestro, has dicho la verdad. 12 Y por ti, el que es muerto, debe resucitar. Y José lo llevó a casa.
1 José envió a Jacobo a recoger paja, y Jesús iba con él. 2 Y mientras Jacobo recogía la paja, una víbora lo mordió, y cayó al suelo como muerto. 3 Y viendo esto Jesús, sopló sobre la herida, y Jacoboquedó curado, y la víbora murió.
1 Y habiendo muerto el hijo de un vecino, su madre se entregó a un gran dolor 2 Y sabiéndolo Jesús, llegóse al cadáver del niño, y se inclinó sobre él, y sopló sobre su pecho. 3 Y le dijo: Niño, yo te ordeno no morir, sino vivir. 4 Y el niño resucitó. Y Jesús dijo a la madre: Toma a tu hijo, y dale de mamar, y acuérdate de mí. 5 Y viendo este milagro, decía la gente: En verdad, este niño es del cielo. 6 Porque ha librado varias vidas de la muerte, y cura a todos los que esperan en él. 7 Y los escribas y los fariseos se llegaron a María, y le preguntaron: ¿Eres tú la madre de este niño? Y ella dijo: En verdad que lo soy. 8 Y ellos le dijeron: Dichosa eres tú entre todas las mujeres. 9 Porque Dios ha bendecido el fruto de tu vientre, pues que te ha dado un hijo tan glorioso y dotado de una sabiduría como nunca hemos visto ni oído. 10 Y Jesús se levantó, y seguía a su madre. Y María conservaba en su corazón todos los milagros que había hecho entre el pueblo, curando a muchos que habían enfermado. 11 Y Jesús crecía en talla y en sapiencia, y todos los que lo veían, glorificaban a Dios, el Padre Todopoderoso, que bendito sea por los siglos de los siglos. Amén.