Miguel le dice a Asenat que ella será la esposa de José.
1 Y entonces ella vino al divino capitán en jefe y se paró ante él, y el ángel del Señor le dijo: «Quita ahora el manto de tu cabeza, porque hoy eres una virgen pura, y tu cabeza es como de un joven.»
2 Y Asenat se lo quitó de la cabeza. Y nuevamente el ángel divino le dijo: «Ten ánimo, Asenath, virgen y pura, porque he aquí, el Señor Dios escuchó todas las palabras de tu confesión y de tu oración, y ha visto también la humillación y aflicción de la Siete días de tu abstinencia, porque de tus lágrimas se ha formado mucho barro delante de tu rostro sobre estas brasas.
3 Por lo tanto, ¡alégrate, Asenat, la virgen y pura, porque he aquí! tu nombre ha sido escrito en el libro de la vida y no será borrado para siempre;
4 pero a partir de este día serás renovado, remodelado y reavivado, y comerás el bendito pan de la vida, beberás una copa llena de inmortalidad y serás ungido con la bendita unción de la incorrupción.
5 ¡Ten ánimo, Asenat, virgen y pura, he aquí! Jehová Dios te ha dado hoy por esposa a José, y él mismo será tu esposo para siempre.
6 Y nunca más te llamarán Asenat, sino que tu nombre será Ciudad de Refugio, porque en ti muchas naciones buscarán refugio y se alojarán bajo tus alas, y muchas naciones encontrarán refugio por medio de ti, y sobre tus muros serán guardados seguros los que se adhieren al Dios Altísimo mediante la penitencia;
7 porque esa Penitencia es hija del Altísimo, y ella misma ruega cada hora al Dios Altísimo por ti y por todos los que se arrepienten, ya que él es padre de la Penitencia,
8 y ella misma es la consumación y la guardiana de todas las vírgenes, amándote en gran manera y suplicando al Altísimo por ti cada hora, y a todos los que se arrepientan les proporcionará un lugar de descanso en los cielos, y renovará a todos los que se hayan arrepentido. Y la Penitencia es sumamente hermosa, una virgen pura, gentil y apacible; y por eso el Dios Altísimo la ama, y todos los ángeles la reverencian, y yo la amo mucho, porque también ella es mi hermana, y como ella os ama vírgenes, yo también os amo.
9 ¡Y he aquí! por mi parte, iré a José y le hablaré todas estas palabras acerca de ti, y él vendrá a ti hoy y te verá y se regocijará por ti y te amará y será tu novio, y tú serás su novia amada para siempre.
10 Por tanto, escúchame, Asenat, y vístete el traje de bodas, el antiguo y primero traje que aún está guardado en tu cámara desde la antigüedad, y ponte también todos tus adornos escogidos, y adórnate como una buena novia y prepárate para recibirlo;
11 por lo ! él mismo vendrá a ti hoy y te verá y se regocijará».
12 Y cuando el ángel del Señor en forma de hombre terminó de hablar estas palabras a Asenat, ella se regocijó con gran alegría por todo lo que él había dicho.
13 y cayó rostro en tierra, se postró ante sus pies y le dijo: «Bendito sea el Señor tu Dios, que te envió para librarme de las tinieblas y sacarme de los cimientos del abismo mismo a la luz, y bendito sea tu nombre por los siglos. Entonces, si he hallado gracia, señor mío, ante tus ojos, y sé que harás todas las palabras que me has dicho para que se cumplan, que te hable tu sierva. Y el ángel le dijo: «Di».
14 Y ella dijo: «Te ruego, Señor, que te sientes un poco en esta cama, porque esta cama es pura e inmaculada, porque nunca otro hombre ni otra mujer se sentó en ella, y pondré delante de ti una mesa y pan, y comerás, y también te traeré vino añejo y bueno, cuyo olor llegará hasta el cielo, y lo beberás, y después te irás por tu camino». Y él le dijo: «Date prisa y tráelo pronto».