Dios le cuenta a Enoc cómo desde las más bajas tinieblas desciende lo visible y lo invisible.
1 ORDENÉ desde lo más bajo que las cosas visibles descendieran de las invisibles, y Adoil descendió muy grande, y lo miré, ¡y he aquí! tenía un vientre de gran luz.
2 Y yo le dije: «Deshazte, Adoil, y deja que lo visible salga de ti».
3 Y él se deshizo y salió una gran luz. Y yo estaba en medio de la gran luz, y como nace luz de la luz, surgió una gran edad, y mostró toda la creación que había pensado crear.
4 Y vi que estaba bueno.
5 Y me puse un trono, me senté en él y dije a la luz: «Sube más alto y ponte muy por encima del trono, y sé el fundamento de las cosas más elevadas».
6 Y por encima de la luz no hay nada más, y entonces me incliné y miré desde mi trono.