Seth se convierte en líder de la tribu de personas más feliz y justa que jamás haya existido.
1 DESPUÉS de la muerte de Adán y Eva, Set separó a sus hijos y a los hijos de sus hijos de los hijos de Caín. Caín y su descendencia descendieron y habitaron al oeste, debajo del lugar donde había matado a su hermano Abel.
2 Pero Set y sus hijos habitaron al norte, en la montaña de la Cueva de los Tesoros, para estar cerca de su padre Adán.
3 Y Set el mayor, alto y bueno, de alma excelente y de mente fuerte, estaba a la cabeza de su pueblo; y los cuidó con inocencia, arrepentimiento y mansedumbre, y no permitió que ninguno de ellos descendiera con los hijos de Caín.
4 Pero a causa de su propia pureza, fueron llamados «Hijos de Dios», y estaban con Dios, en lugar de las huestes de ángeles que cayeron; porque continuaron alabando a Dios y cantándole salmos en su cueva, la Cueva de los Tesoros.
5 Entonces Set se paró ante el cuerpo de su padre Adán y de su madre Eva, y oró noche y día, y pidió misericordia para él y sus hijos; y que cuando tuviera alguna dificultad al tratar con un niño, le daría consejo.
6 Pero a Set y a sus hijos no les gustaban los trabajos terrenales, sino que se entregaban a las cosas celestiales; porque no tenían otro pensamiento que alabanzas, doxologías y salmos a Dios.
7 Por eso oían en todo momento las voces de los ángeles que alababan y glorificaban a Dios; desde dentro del huerto, o cuando eran enviados por Dios a hacer un recado, o cuando subían al cielo.
8 Porque Set y sus hijos, debido a su pureza, oyeron y vieron a aquellos ángeles. Por otra parte, el jardín no estaba muy por encima de ellos, sino sólo unos quince codos espirituales.
9 Ahora bien, un codo espiritual equivale a tres codos del hombre, en total cuarenta y cinco codos.
10 Set y sus hijos habitaban en el monte debajo del jardín; no sembraron ni cosecharon; no produjeron alimento para el cuerpo ni siquiera trigo; pero sólo ofrendas. Comieron de las frutas y de los árboles sabrosos que crecían en el monte donde habitaban.
11 Entonces Set ayunaba cada cuarenta días, al igual que sus hijos mayores. Porque la familia de Seth olía el olor de los árboles del jardín, cuando el viento soplaba en esa dirección.
12 Eran felices, inocentes, sin miedo repentino, no había celos, ni malas acciones, ni odio entre ellos. No había pasión animal; De ninguna boca de ellos salían malas palabras ni maldiciones; ni malos consejos ni fraude. Porque los hombres de aquella época nunca juraban, pero en circunstancias difíciles, cuando los hombres debían jurar, juraban por la sangre de Abel el justo.
13 Pero obligaban a sus hijos y a sus mujeres todos los días en la cueva a ayunar, orar y adorar al Dios Altísimo. Se bendijeron en el cuerpo de su padre Adán y se ungieron con él.
14 Y así hicieron hasta que se acercó el fin de Set.