La muerte de Adán.
1 Cuando Adán terminó su mandamiento a Set, sus miembros se aflojaron, sus manos y pies perdieron todo poder, su boca se quedó muda y su lengua dejó de hablar. Cerró los ojos y abandonó el fantasma.
2 Pero cuando sus hijos vieron que estaba muerto, se arrojaron sobre él, hombres y mujeres, viejos y jóvenes, llorando.
3 La muerte de Adán tuvo lugar al cabo de novecientos treinta años de vida en la tierra; el día quince de Barmudeh, después del cómputo de un impacto del sol, a la hora novena.
4 Era viernes, el mismo día en que fue creado y en el que descansó; y la hora en que murió, fue la misma en que salió del jardín.
5 Entonces Set lo vendó bien y lo embalsamó con abundantes especias aromáticas de árboles sagrados y de la Montaña Sagrada; y será puesto su cuerpo en el lado oriental del interior de la cueva, el lado del incienso; y puso delante de él un candelero que seguía encendido.
6 Entonces sus hijos estuvieron ante él llorando y lamentándose por él toda la noche hasta el amanecer.
7 Entonces Set, Enós, su hijo mayor, y Cainán, hijo de Enós, salieron y tomaron buenas ofrendas para presentarlas al Señor, y llegaron al altar sobre el cual Adán ofrecía ofrendas a Dios, cuando las ofrecía.
8 Pero Eva les dijo: «Esperen hasta que primero le hayamos pedido a Dios que acepte nuestra ofrenda y que guarde junto a Él el alma de Adán, su siervo, y la lleve a descansar».
9 Y todos se levantaron y oraron.