Una virgen se levanta y proclama (v. 5).
1 De nuevo la gracia corrió y abandonó la corrupción, y descendió en él para destruirla;
2 Y destruyó la perdición de delante de sí y devastó todo su orden;
3 Y se paró en lo alto de una cumbre y pronunció su voz desde un extremo de la tierra hasta el otro:
4 Y atraía hacia él a todos los que le obedecían; y no apareció ninguna persona mala.
5 Pero allí estaba una virgen perfecta que pregonaba y llamaba y decía:
6 ¡Oh hijos de los hombres, volved, y hijas de los hombres, venid!
7 Y abandonad los caminos de esa corrupción y acercaos a mí, y yo entraré en vosotros y os sacaré de la perdición,
8 y os haremos sabios en los caminos de la verdad, para que no seáis destruidos ni perezcáis.
9 Oídme y sed redimidos. Por la gracia de Dios os lo digo: y por mi medio seréis redimidos y benditos.
10 Yo soy tu juez; y los que me han vestido no serán dañados: sino que poseerán el mundo nuevo que es incorrupto:
11 Mis elegidos caminan en mí, y mis caminos daré a conocer a los que me buscan, y les haré confiar en mi nombre. Aleluya.