INTRODUCCIÓN: R. Ismael asciende al cielo para contemplar la visión del Merkaba y es confiado a Metatrón
Y ENOC CAMINÓ CON DIOS: Y NO FUE ; PORQUE DIOS SE LO LLEVÓ (Gen. v.4)
1 Rabí Ismael dijo: Cuando subí a lo alto para contemplar la visión del Merkaba y entré en las seis salas, una dentro de la otra:
2 tan pronto como llegué a la puerta del séptimo Salón me quedé quieto en oración ante el Santo, bendito sea, y, levantando mis ojos en lo alto (es decir, hacia la Divina Majestad), dije:
3 «Señor del universo, te ruego que el mérito de Aarón, el hijo de Amram, el amante de la paz y el buscador de la paz, que recibió la corona del sacerdocio de tu gloria en el monte del Sinaí, sea válido por mí en esta hora, para que Qafsiel, el príncipe, y los ángeles con él no tengan poder sobre mí ni me arrojen del cielo».
4 Inmediatamente el Santo, bendito sea, envió a mí Metatrón, su Siervo ('Ebed), el ángel, el Príncipe de la Presencia, y él, extendiendo sus alas, con gran alegría vino a mi encuentro para salvarme de su mano.
5 Y me tomó de la mano a la vista de ellos, diciéndome: «Entra en paz ante el alto y exaltado Rey y contempla la imagen del Merkaba».
6 Luego entré al séptimo Salón, y él me llevó al campamento(s) de Shekina y me colocó ante el Santo, bendito sea Él, para contemplar el Merkaba.
7 Tan pronto como los príncipes de Merkaba y los serafines llameantes me vieron, fijaron sus ojos en mí. Al instante me invadió un temblor y un estremecimiento y caí al suelo y quedé paralizado por la imagen radiante de sus ojos y el aspecto espléndido de sus rostros; hasta que el Santo, bendito sea, los reprendió, diciendo:
8 «¡Mis siervos, mis Serafines, mis Querubines y mis Ofannimos! ¡Cúbrete los ojos delante de Ismael, hijo mío, amigo mío, amado mío y gloria mía, para que no tiemble ni se estremezca!
9 Inmediatamente vino Metatrón, el Príncipe de la Presencia, y restauró mi espíritu y me puso sobre mis pies.
10 Después de ese (momento) no hubo en mí fuerzas suficientes para decir un cántico ante el Trono de Gloria del Rey glorioso, el más poderoso de todos los reyes, el más excelso de todos los príncipes, hasta después de que pasó la hora.
11 Después de una hora (había pasado), el Santo, bendito sea, me abrió las puertas de Shekina, las puertas de la Paz, las puertas de la Sabiduría, las puertas de la Fuerza, las puertas del Poder, las puertas del Habla. (Dibbur)> las puertas de Song, las puertas de Qedushsha, las puertas de Chant.
12 E iluminó mis ojos y mi corazón con palabras de salmos, cánticos, alabanza, exaltación, acción de gracias, exaltación, glorificación, himno y panegírico. Y cuando abrí mi boca, pronunciando una canción ante el Santo, bendito sea Él, el Santo Chayyoth debajo y sobre el Trono de Gloria respondió y dijo: «santo» y «¡bendita sea la gloria de yhwh desde su lugar!» (es decir, cantó el Qedushsha).