© 2015 Andrea Barnes
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La galería de fotos de la Fundación: preservar la historia | Volumen 9, Número 2, Junio 2015 — Índice | Mi búsqueda de respuestas |
De Andrea Barnes, California (Estados Unidos)
Tuve la gran suerte de descubrir El libro de Urantia cuando tenía diecinueve años, aunque me arrojó a una verdadera caída en picado durante muchos años. Mientras crecí fui una niña muy inquisitiva. Siempre quise saber lo que pasaba realmente. Las religiones me dejaron demasiadas preguntas que no parecían tener respuestas lógicas. Aún así, me impliqué en la iglesia y decidí que quizá era necesaria la fe para que yo «comprara» esa historia absurda sobre el sacrificio sangriento. Cuando tenía unos quince años, mi ministro fue detenido por apropiarse de fondos de la iglesia, y eso hizo que mi pequeño corazón se rompiera en mil pedazos.
Acusé a la iglesia y a todos los «creyentes». En mi mente, eran simplemente ovejas que necesitaban ser apaciguadas con fábulas placenteras. No estaba interesada en más iglesias, y la religión parecía una pérdida de tiempo. Supongo que todavía había una parte de mí que quería creer, pero si no tenía sentido, no me iba a implicar. Nunca soñé con encontrar algo que tuviera respuestas que pudiera «comprar».
Una noche, en un pub de Fort Collins (Colorado), me senté con un nuevo amigo y tratamos sobre religión y filosofía. Él dijo que había comenzado recientemente a leer un gran libro con muchas respuestas, así que procedí a plantear una pregunta tras otra hasta el amanecer. Me quedé sencillamente estupefacta con las respuestas que me dio. Eran claras, tenían mucho sentido y resonaban como ciertas en mi corazón. Él no tenía el libro consigo, pero sí lo vi la semana siguiente. Toda la semana soñé con ver el libro, tenerlo en las manos y obtener un ejemplar. Me sentí muy decepcionada cuando vi que era un libro azul con círculos pequeños. Había imaginado un gran libro de piel con inscripciones doradas y escritura en cursiva – algo con las florituras suficientes para reflejar lo que contenía.
Sin embargo, me sentí inmediatamente emocionada con lo que leí, y comencé a conducir noventa minutos cada semana para asistir a un grupo de estudio de Denver. Tenía muy altos ideales acerca de todo e intenté vivir de acuerdo con ellos. Lo que ahora comprendo es que era un renacuajo intentando ser una rana.
Me casé con el amigo que me habló del libro, nos mudamos a San Diego y tuve tres hijos. Pasé años dedicada a criar a nuestra familia, pero siempre sacaba tiempo todas las semanas para el grupo de estudio. Pero después de que mis hijos se fueran de casa, me ocupé con otras cosas y dejé de asistir a un grupo de estudio durante cinco años. Pero las verdades que he cosechado de El libro de Urantia fueron siempre parte de mí. Me sentía como si hubiera cometido muchos errores en mi vida y ya no fuera digna de ser parte del movimiento. Entonces, un día estaba escuchando en mi coche a un ministro que hablaba sobre ese mismo tema. Dijo que, si tenemos el deseo de servir, esa es la prueba de que somos dignos. Dijo que hay muy pocos trabajadores y que la cosecha es abundante. Le habló a mi alma y me conmoví mucho. Me desvié hacia la cuneta y lloré.
Decidí asistir al Urantia Family Festival de Montreal (Canadá) en 2010. A partir de ahí, fui con un grupo de electores a visitar a grupos de estudio, a hablar sobre el libro con todo el que conocía y a desarrollar nuevos métodos de asistencia. Al año siguiente fui elegida para el Consejo General de la Urantia Book Fellowship. Me siento muy honrada de ser parte de algo tan especial. Aunque puedo ver que no somos más que una institución humana, aún así somos personas religiosas entregadas a un propósito más alto.
Fui elegida para ser la presidenta del Comité de Asistencia de la Fellowship en 2012. Seguí lo que los presidentes anteriores habían hecho. Además, conseguí tener stands en varias exposiciones de libros para compartir El libro de Urantia con el público. A lo largo de los años hemos tenido la oportunidad de hablar del libro a miles de personas de manera personalizada. Averiguar en qué lugar está una persona de su viaje espiritual es lo primero que hay que hacer antes de contarle nada. Debemos darnos cuenta de que no estamos aquí para cambiar las creencias de nadie, sino únicamente para añadir algo a sus creencias – de manera delicada y sabia. ¿No es ese el método de Jesús? Hay un verdadero arte en compartir el libro, y se necesita tiempo para desarrollar ese arte.
A menudo no menciono el libro, sino que planteo preguntas a la gente y luego embellezco lo que considero que son sus pensamientos más altos. Esto es «compartir el evangelio». Simplemente amar a los demás es compartir el evangelio. No todo el mundo está interesado en este libro ni debería estarlo. Todos estamos en lugares diferentes de nuestro viaje. La clave es respetar y sentir afecto por cada persona.
En 2014, mi hijo mediano perdió su batalla con las drogas a la edad de veintiocho años. Aunque me preocupé constantemente por él, nunca se está preparado cuando sucede algo así. Sentí que mi vida se había acabado. La cantidad de pesar que sentí era inconcebible y pensé que podría perder la cabeza. No obstante, mediante la oración y los sentimientos de gratitud, conseguí estabilizarme y seguir en el camino, a pesar del dolor extremo.
Siempre que pido ayuda, la recibo. Siento que el Espíritu Madre del universo está conmigo en todo momento, buscando maneras de consolarme y de abrazarme. Visualizo literalmente su presencia, cuento con ella y a mi vez la amo. Mi fe escasa tuvo que alzarse hacia los niveles de verdadera confianza, y eso me hizo atravesar el dolor. Los reveladores nos dicen que «no hay crecimiento sin conflicto físico ni agitación espiritual». Intento recordarlo, ser agradecida y saber que algo bueno saldrá de todo ello. Sé que veré a mi hijo de nuevo con toda seguridad y que podré pasar tanto tiempo con él como quiera.
Sin El libro de Urantia, la muerte de mi hijo habría sido una carga que creo que no habría podido soportar. Las grabaciones del equipo de Symmetry of Soul (http://symmetryofsoul.org) me ayudaron enormemente. Escuché durante horas las secciones sobre la supervivencia de la personalidad, seguí con otras difusiones y mi conocimiento de la quinta revelación de época aumentó como nunca antes lo había hecho.
Estoy muy agradecida a la Revelación Urantia, a la revelación personal, a mi familia, a todos mis hermanos y hermanas y a todas las bendiciones que trae la vida en esta esfera.
Que la paz sea con ustedes.
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