© 1977 Ann Cole
© 1977 The Urantia Book Fellowship (anteriormente Urantia Brotherhood)
En la medida en que nuestra voluntad sea que la voluntad de Dios se haga en nuestra vida, que seamos enseñados, guiados y llenos de su espíritu, en esa medida seremos receptivos a la obra que él haría en nosotros. Cualquier pequeño impulso que uno pueda tener para aprender acerca de Dios y de Dios será nuestro comienzo. Preguntamos, aprendemos y, sobre la base de nuestro nuevo conocimiento, preguntamos desde una posición más informada y aprendemos más. A medida que avanzamos, nos volvemos más hábiles para preguntar y aprender, más fuertes en nuestra capacidad para vivir lo que estamos aprendiendo y nuestra curiosidad y ¡El sentido de la aventura se despierta cada vez más! Mientras así lo elijamos, el proceso se perpetúa a sí mismo.
Este aprendizaje no es una respuesta intelectual o emocional a la información leída o escuchada, sino una realización experiencial de la verdad, de la relación de causa y efecto en asuntos espirituales, del valor de las cualidades espirituales, de la realidad espiritual. Por ejemplo, uno aprende los efectos recíprocos y de largo alcance de la bondad de corazón cuando siente tal impulso, lo expresa y experimenta la transformación interna así como la respuesta externa de los demás. Incluso si nuestra capacidad para mostrar bondad es pobre, conocemos la bondad y la nobleza de haber sentido y tratado de expresar un impulso bondadoso. La implementación mejorará con la práctica, y la tendencia a la bondad se amplificará para que nuestro maestro divino pueda mostrarnos aspectos mayores y más sutiles de la bondad.
Este proceso involucra la mente, las emociones y la acción física bajo la dirección de la voluntad -el hombre completo- y mediante este proceso nos completamos a nosotros mismos, nuestra alma crece.
La voluntad de buscar y hacer continuamente la voluntad de Dios en niveles cada vez más elevados es nuestra parte en el proceso. Nuestro Padre celestial proporciona el resto, el mundo como si fuera con todas sus oportunidades para aprender, nuestro mayor laboratorio viviente y una conspiración de influencias espirituales para enseñarnos y ayudarnos. No sólo el Padre mismo, su amado hijo Jesús y su maravilloso Espíritu Santo, sino también innumerables y diversos ángeles talentosos están trabajando constantemente para apoyar nuestro progreso. Todo lo que se necesita ha sido provisto para una ascensión casi increíble desde criaturas débiles arrastradas de un lado a otro por tormentas físicas, mentales y emocionales hacia criaturas dirigidas solas mentalmente hacia el Paraíso mediante una voluntad inquebrantable y dedicada a la voluntad del Padre.
— Ann Cole