© 2020 Anna Azevedo
© 2020 Fundación Urantia
De Anna Azevedo, Salvador (Brasil)
Tengo el gran placer de compartir algunas de mis experiencias en la Escuela de El libro de Urantia (UBIS). Conocí El libro de Urantia a través de un amigo, y fue el regalo de toda una vida.
Como algunos nuevos lectores, encontré el libro denso y difícil de entender. Por suerte, mi amigo organizó un grupo de estudio, y una vez más el destino me sonrió porque este grupo de estudio estaba dirigido por uno de mis profesores, Geraldo Queiroz. A partir de ese momento mis ojos se abrieron a un mundo que no conocía y a un viaje de ascensión que ni siquiera imaginaba que existiera.
Cuando Geraldo se tomó un año sabático para ir a Chicago (Illinois), el grupo se dispersó y estuve sin estudiar el libro durante mucho tiempo, que me pareció una eternidad. Pero luego Geraldo regresó y nos habló de la UBIS. Nos dijo que la Fundación Urantia estaba interesada en ofrecer un curso en lengua portuguesa y que él sería el facilitador.
Estaba encantada con esta noticia y participé en todos los cursos de portugués que la UBIS ofreció. El primer curso fue «Conocer al Jesús humano y al Jesús divino». ¡Ese estudio cambió todo el concepto que tenía sobre la vida de Miguel de Nebadón aquí en Urantia!
Gracias a mis estudios en la UBIS me hice una lectora más asidua y activa en el movimiento Urantia aquí en Brasil. Actualmente formo parte del grupo de profesores-facilitadores de la rama portuguesa, un hermoso y vanguardista proyecto que creo que atraerá a más lectores y buscadores de la verdad brasileños.
Gracias a los cursos de la UBIS he construido vínculos de amistad que durarán toda la vida y el agradecimiento a mi profesor-facilitador, Geraldo Queiroz, será eterno. También me gusta escribir poesía de adoración y me siento feliz de poder compartir con ustedes uno de mis poemas:
Urantia
Señor, Señor,
Mi camino no es nada si no estás a mi lado.
Señor, Señor,
Eleva mi alma,
Mi ser,
Mi actitud y mis gestos
Pues cuando no tenga nada que presentarte
Mi personalidad lo será todo en Tu unidad.
Señor, Señor,
Este camino está lleno de curvas y percances.
Haz que mis ojos no se aparten de Tu rostro
Y que mi lengua reciba aprendizaje eterno de Tus enseñanzas.
Señor, Señor,
Quizá tropiece en las piedras, pero nunca en mis palabras.
Señor, Señor,
¡Soy Tu creación, haz que al final de este viaje
Regrese a Ti!