© 1971 Fundación Urantia
En el centro del universo de universos está la Isla estacionaria del Paraíso, el centro geográfico de la infinidad y el lugar donde residen el Padre Universal, el Hijo Eterno y el Espíritu Infinito.
El Paraíso es la fuente absoluta y el punto focal eterno de toda la materia-energía del universo de universos. Esta Isla central es el cuerpo de realidad cósmica más vastamente organizado de todo el universo maestro. El Paraíso está inmóvil. Es elipsoide y esencialmente plano.
La inmensidad, belleza material y gloria espiritual del Paraíso están más allá de la comprensión de la mente finita del hombre. Puesto que estáis comenzando a vislumbrar la enormidad del universo material, debería ser evidente para vosotros que un universo material tan gigantesco debe tener una capital digna y adecuada, una sede conforme a la dignidad e infinitud del Gobernante universal de toda esta creación vasta y extensa de reinos materiales y seres vivos.
Después de todo, para los mortales lo más importante acerca del Paraíso eterno es el hecho de que esta morada perfecta del Padre Universal es el destino real y muy lejano del alma inmortal de los hijos mortales y materiales de Dios.
Girando alrededor del Paraíso en el sentido de las manecillas del reloj hay tres circuitos de siete mundos cada uno, las esferas sagradas del Padre, del Hijo y del Espíritu, mundos enormes de grandeza excelsa y gloria inimaginable.
El universo central de Havona gira alrededor del Paraíso y sus 21 satélites en el sentido de las manecillas del reloj. Tiene unas dimensiones enormes y una masa casi increíble y consta de mil millones de mundos perfectos de belleza inimaginable y grandeza espléndida. Estos mundos están dispuestos en siete circuitos concéntricos representados en azul en el dibujo. Los circuitos no están superpuestos; sus mundos se siguen unos a otros en procesión lineal en un vasto plano. Havona no es una creación del tiempo; es una existencia eterna. Cada mundo de Havona es diferente; no hay dos iguales.
En su ascensión al Paraíso, los mortales supervivientes pasarán por cada uno de estos mil millones de mundos. El asombro continuo, la maravilla sin fin, es la experiencia de los que atraviesan estas esferas gigantescas. No es hasta que visitéis el último de los mundos de Havona que la tónica de la aventura y el estímulo de la curiosidad desaparecerán de vuestra carrera. Y después la urgencia, el impulso hacia delante de la eternidad, reemplazará a su predecesor, la atracción hacia la aventura del tiempo.
Más allá de Havona giran dos circuitos elípticos de enormes cuerpos gravitatorios oscuros, pintados en gris en el dibujo. El circuito interior está dispuesto en forma tubular. El circuito exterior está dispuesto perpendicularmente y es 10.000 veces más alto que el circuito interior. Estos cuerpos gravitatorios ni reflejan ni absorben la luz; de ahí que cubran Havona por completo y lo oculten a los superuniversos cercanos. Igualan tan eficazmente las líneas de gravedad de Havona que hacen que el universo central sea una creación físicamente equilibrada y perfectamente estabilizada.
El gran universo es la creación organizada y habitada actualmente. Consta del universo central perfecto de Havona y de los siete superuniversos evolutivos que giran alrededor de él. Los superuniversos están inacabados; continuamente se están organizando nuevas nebulosas. Cuando esté acabado, cada superuniverso contendrá 100.000 universos locales, y cada uno contendrá unos 10.000.000 de planetas habitados.
Nuestro superuniverso, el séptimo, se llama Orvonton, tiene un diámetro aproximado de 500.000 años-luz y contiene más de diez billones de soles. Prácticamente todos los reinos visibles a simple vista pertenecen al superuniverso de Orvonton. El vasto sistema estelar de la Vía Láctea representa el núcleo central de Orvonton. Este gran agregado de soles, islas oscuras del espacio, estrellas dobles, cúmulos globulares, nubes estelares, nebulosas espirales y de otros tipos, junto con miríadas de planetas individuales, forman un agrupamiento en forma de reloj, de círculo alargado, de cerca de una séptima parte de los universos evolutivos habitados. Cuando el ángulo de observación es propicio, si se mira a través del cuerpo principal de este reino de máxima densidad, se mira en dirección al Paraíso.
Nuestro universo local, Nebadon, está situado cerca de los límites de Orvonton. Nuestro planeta, Urantia, pertenece al sistema de Satania, que está a su vez cerca del límite fronterizo de Nebadon. La ubicación de Urantia está indicada en el dibujo con un punto y la letra U.
Cristo Miguel, Jesús de Nazaret, es el soberano del universo local de Nebadon.
El universo maestro abarca toda la creación material. Incluye el universo central de Havona, los siete superuniversos y los cuatro niveles de espacio exterior deshabitados, que giran de manera alterna en sentido de las manecillas del reloj o en sentido contrario. La inmensidad de la extensa creación del Padre Universal está mucho más allá de lo que la imaginación finita puede comprender.
En el espacio exterior se están formando millones de nuevas galaxias. El primer nivel de espacio exterior está unos 500.000 años-luz más allá de la periferia del gran universo. Entre los siete superuniversos y el primer nivel de espacio exterior, y entre cada uno de los niveles de espacio, hay enormes zonas elípticas de actividades de espacio quiescente. Están libres de la neblina del polvo cósmico de estrellas.
El tamaño de los niveles de espacio exterior es enorme, de millones de años-luz de ancho. Los telescopios mejorados revelarán a la mirada maravillada de los astrónomos no menos de 375 millones de nuevas galaxias en el espacio exterior. Ya hay en el espacio exterior 70.000 agregados de materia, cada uno de los cuales es mayor que cualquiera de los siete superuniversos - y esto es sólo el comienzo de la evolución estelar de esas regiones. Podemos imaginar la inmensidad del espacio exterior, podemos percibir su extensión y sus majestuosas dimensiones, pero en cualquier caso sabemos poco más de esos reinos.
Se cree que los mortales supervivientes nacidos en los planetas del espacio (como Urantia) se capacitan en su ascenso al Paraíso para formar parte de la futura administración de estos niveles del espacio exterior.
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