© 2020 Barry Culligan
© 2020 ANZURA, Asociación Urantia de Australia y Nueva Zelanda
En medio de la caótica cacofonía de la carne
se sienta el Silencioso,
el observador frío,
el hombre con el plan.
Todos y cada cosa pide atención a gritos;
los océanos de la emoción
son alborotados y tumultuosos,
pero el Uno
se sienta..... quieto,
como un lago en una mañana de niebla
susurrando silenciosamente en lo más profundo de tu ser
los recovecos internos de mi alma.
Señor, oro por el poder de calmar mis océanos.
Ayúdame a limpiar el templo
de Tu morada.
Mil comerciantes tumultuosos
claman constantemente,
Exigiendo que me ocupe de ellos.
Pero,... en medio del ruido,
el ajetreo y el bullicio,
entre los muertos y los chillidos,
Siento el silencio
de Uno que no exige nada
que no requiere nada,
guarda lo que daría gratuitamente.
A esto deseo prestar toda mi atención.
Señor! Envía los látigos de tu celo
y limpia el santuario!
déjame llenarme de una sola preocupación.
Escuchando tu voz,
recibiendo tus instrucciones.
Que todo lo demás quede en silencio.
Señor, da una mente que te conozca,
la Voluntad que te sirva y la
Bendita Quietud de tu Presencia.