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Luz y Vida — Núm. 19 — Presentación | Luz y Vida — Núm. 19 — Diciembre 2009 — Índice | ¿Se equivocó Dios? |
Contemplando el cielo estrellado me he preguntado muchas veces dónde estarían Jerusem y los mundos mansión, mundos en los que es posible que vivamos nuestras próximas vidas, y dónde Sálvington, donde nos encontraremos algún día con nuestro creador Miguel de Nebadon que hace dos milenios vivió en este planeta.
Me he preguntado también cuáles de esas estrellas que veía estaban en Satania o en nuestro universo local.
No he encontrado la respuesta a estas preguntas en el Libro de Urantia, pero sí información precisa sobre el tamaño de las unidades administrativas de la creación más cercanas a nosotros.
Este trabajo refleja mis ideas actuales al respecto y los cálculos que he hecho a partir de la información que he encontrado en el Libro de Urantia.
Se incluyen entre paréntesis y dentro del texto de este trabajo, los números de página y párrafo de las citas usadas, y en el anexo final se copian los textos de estas citas en el mismo orden en que aparecen en este trabajo.
El Libro de Urantia clasifica las esferas del espacio de la siguiente manera:
Por un lado, los soles son las esferas calientes que derraman luz y energía (LU 41:3.1). Son las estrellas que vemos en los cielos estrellados y se observan con los telescopios.
Por otro, las islas oscuras son esferas que no emiten luz ni energía. Su origen es diverso (LU 15:5.10-11): algunas son el resultado de acrecentamientos de energía en transmutación del espacio. Otras son acumulaciones de la materia que circula por el espacio. Estas esferas nunca han estado calientes.
Finalmente, otras son soles ya apagados.
Hay que hacer constar que las islas no son visibles normalmente como lo son los soles (no las vemos en los cielos estrellados ni se observan con los telescopios), y por lo tanto deben detectarse por los efectos gravitatorios que producen en otras esferas visibles.
Satania tiene más de siete mil sistemas planetarios (LU 41:2.2), pero sólo tiene unos dos mil soles (LU 41:3.1). Esto quiere decir que el centro de unos cinco mil sistemas es una isla oscura. Es de suponer que los planetas de estos sistemas con islas oscuras no son habitables.
Hay pues unos dos mil sistemas planetarios con planetas que tienen posibilidad de albergar vida. Sin embargo, Satania la compondrán finalmente mil planetas habitados, lo que significa que habrá más de mil sistemas (hay sistemas con más de un planeta habitado) que no tendrán planetas habitados.
El Libro de Urantia da una indicación clara sobre la densidad de soles en el espacio. No indica si esta densidad es igual en todo el superuniverso, o incluso en todos los superuniversos, pero parece claro que es aplicable a todo el universo local (el título del documento es Aspectos Físicos del Universo Local), y parece probable que pueda aplicarse al resto del disco de la Vía Láctea.
El párrafo en cuestión es el LU 41:3.2 y asegura que el espacio para albergar los soles es equivalente al que tendrían una docena de naranjas dentro de nuestro planeta si estuviera hueco.
De esta clara indicación se van a deducir de forma aproximada los volúmenes de Satania y Nebadon.
Partiremos para ello del dato del citado párrafo. El volumen de doce soles, si éstos tuvieran el tamaño de las naranjas, sería el de nuestro planeta, que es siendo RT el radio de la Tierra que es aproximadamente de 6.370 kilómetros. El volumen resulta por lo tanto de 1.082.696.932.000 kms cúbicos. El volumen que ocupan 12 soles de tamaño medio (1.600.000 kms de diámetro según el citado párrafo) será la proporción entre el volumen de un sol y el de una naranja. Si consideramos que una naranja tiene 8 cms de diámetro (0,00008 kms) , la relación de los cubos de ambos valores resulta ser 1.6000.0003 / 0,000083 = 8 E30. Aplicando esta relación al volumen de la Tierra resulta para el volumen que ocupan doce soles, una cifra de 8,661575 E42 kilómetros cúbicos o, lo que es lo mismo, 10.228,53 años luz cúbicos. Si suponemos que Satania no va a tener más soles (aunque tendrá más planetas habitados) el volumen que ocupan dos mil soles, y por lo tanto el volumen de Satania, sería de 10.228,53 / 12 * 2000 = 1.704.755 años luz cúbicos.
El volumen de Nebadon, que tiene o tendrá 10.000 sistemas, sería de 1,704755 E10 años luz cúbicos.
Para estimar la distancia media entre los soles es necesario suponer una determinada distribución de los mismos. Actualmente los soles están distribuidos de forma aparentemente aleatoria, pero para estimar la distancia media es necesario suponerlos distribuidos según una retícula regular que contenga el mismo número de soles para el volumen dado. El modelo es equivalente a la distribución de los átomos en una retícula cristalina.
Si suponemos asociada a cada sol una esfera virtual cuyo centro es el sol y cuyo diámetro es la distancia media entre los soles buscada, los estudios realizados al respecto indican que el problema es equivalente al del empaquetamiento de esferas iguales.
Estos estudios indican que el empaquetamiento máximo se produce con la distribución hexagonal compacta o la cúbica compacta centrada en las caras. El factor de empaquetamiento teórico que resulta de estas distribuciones es de aproximadamente 0,74 y se demuestra que es el máximo posible.
Si volvemos al caso de los doce soles que ocupan un volumen de 10.228,53 años luz cúbicos, y aplicamos a este volumen el factor de empaquetamiento (10.228,53 * 0,74 = 7.569,11) obtendremos el volumen de las doce esferas virtuales que rodean a los doce soles. El volumen de la esfera virtual de un solo sol será por lo tanto 7.569,11 / 12 = 630,76 años luz cúbicos, y el diámetro de dicha esfera será de 10,64 años luz, que es la distancia media entre los soles que estamos buscando.
La distribución hexagonal compacta o cúbica compacta pueden ser algo más que un artificio para el cálculo de la distancia entre los soles. Sabemos que cada unidad administrativa de los universos avanza hacia la perfección finita cuyo logro supone la entrada de esa unidad en las edades de luz y vida. Este logro implica tanto una perfección espiritual de todos las personalidades de esa unidad desde el punto de vista finito, como una perfección material de todas las esferas componentes y de sus interconexiones e interrelaciones (soles, planetas, circuitos, distribuciones, etc.). Podríamos suponer que en este estado de perfección finita los soles han sido llevados a una de las distribuciones anteriores, que los distribuyen de acuerdo con una retícula regular.
Calculados los volúmenes de Satania y Nebadon, estimar sus tamaños depende de la forma que adopten en el espacio.
Si suponemos que adoptan una forma cúbica, los lados serán aproximadamente de 120 y 2.575 años luz respectivamente.
Si suponemos que son esféricos, sus diámetros serán aproximadamente de 148 y 3.195 años luz respectivamente.
Pero ambas formas presentan ventajas e inconvenientes. Con cubos es posible ocupar el 100% del espacio disponible, con esferas un máximo del 74%. Las esferas minimizan la distancia media al centro de todos los puntos del volumen en cuestión, los cubos no. Hay diversos poliedros que son capaces de cubrir el 100% del espacio mediante apilamiento (entre ellos el cubo), pero da la coincidencia de que el dominio de una esfera en el empaquetamiento cúbico compacto (uno de los de máxima ocupación) es el dodecaedro rómbico, y el dodecaedro rómbico es uno de los poliedros con los que se puede ocupar el 100% del espacio. Este poliedro tiene una forma más «esférica» que el cubo y por lo tanto una distancia media al centro menor que el cubo.
Para llegar a un compromiso entre la ocupación total del espacio y la minimización de distancia, podemos por lo tanto imaginar que las unidades administrativas de la creación adoptan la forma del dodecaedro rómbico, dentro del cual los soles (a llegar a luz y vida) están distribuidos según una retícula que corresponde a la de una compactación cúbica centrada. En este caso, y partiendo de la fórmula del volumen de un dodecaedro rómbico (), se calcula que las aristas de Satania y Nebadon serían aproximadamente de 82 y 1.769 años luz respectivamente.
Es interesante también conocer el diámetro de la esfera circunscrita a un dodecaedro rómbico a que para Satania y Nebadon serían aproximadamente de 189 y 4.085 años luz respectivamente.
Suponiendo que Jerusem es el centro de una esfera, un dodecaedro rómbico y un cubo, obtenemos unas distancias máximas de 74, 95 y 85 años luz respectivamente y unas distancias medias de estimadas 56, 57 y 59 años luz respectivamente.
En cuanto a Nebadon las distancias máximas serían de 1.600, 2.040 y 1.820, y las medias de 1.200, 1.220 y 1.270 años luz respectivamente. Se comprueba que la distancia media de un dodecaedro es algo superior a la de la esfera (la menor posible) pero claramente inferior a la del cubo. El dodecaedro parece pues un poliedro mejor desde el punto de vista de la economía del transporte y de las comunicaciones, que el cubo, siendo ambos capaces de cubrir el 100% del espacio disponible. Sin embargo, las distancias máximas son superiores en el dodecaedro, lo que indica que la extensión de las zonas más alejadas es mayor en el cubo que en el dodecaedro.
Según LU 39:3.9, los serafines de transporte que llevan seres hacia y desde las sedes de las constelaciones alcanzan velocidades que prácticamente triplican la de la luz. Es de suponer que el resto de serafines de transporte viajan también a esas velocidades. Por lo tanto, los tiempos para llegar enserafinados desde el punto más alejado del sistema a la capital, Jerusem, serán para las tres posibles formas analizadas de aproximadamente 25, 32 y 28 años respectivamente; y los tiempos medios de aproximadamente 19, 19 y 20 años luz respectivamente.
Igualmente, los tiempos para llegar enserafinados desde el punto más alejado del universo local a la capital, Sálvington, serán aproximadamente de 533, 680 y 607 años respectivamente, y los tiempos medios de aproximadamente de 400, 407 y 423 años respectivamente.
Es difícil saber con precisión cuáles son las dimensiones de la Vía Láctea. Sí es sabido que se compone de tres elementos: el disco, el bulbo y el halo. El bulbo es el núcleo central con forma aproximadamente elíptica que se extiende unos 8.000 años luz alrededor del centro galáctico y con un espesor de unos 30.000 años luz. El disco es la zona más plana que rodea al bulbo y que está formado, según se cree, por brazos espirales. Nuestra galaxia tiene también un halo que la rodea, una especie de envoltura gigantesca con forma de esfera aplanada, compuesta al parecer por algunas estrellas, nubes de gas y materia oscura.
Hay sin duda planetas habitables en el disco; en el bulbo, se supone que hay un agujero negro, así que es difícil saber si tiene condiciones favorables a la existencia de planetas habitables. A mí me parece seguro que en el halo hay planetas habitables.
En LU 15:3.1 se dice que la Vía Láctea representa el núcleo central de Orvonton. Por lo tanto está claro que además de la Vía Láctea, Orvonton tiene otras galaxias y estrellas. No creo que se deba entender por «central» que la Vía Láctea está en el centro de Orvonton (posición central que es incompatible con las distancias indicadas en el párrafo LU 32:2.11), y «central» significa también «esencial», «principal» o «fundamental». Tal y como sugiere LU 32:2.11, yo creo que la Vía Láctea ocupa un extremo de Orvonton (la Vía Láctea tiene 100.000 años luz de diámetro y Orvonton 500.000 años luz de un extremo a otro; desde Jerusem al centro físico de Orvonton hay 200.000 años luz; Satania está en la periferia de Nebadon y Nebadon está cerca del borde de Orvonton).
Para saber qué parte de Orvonton es la Vía Láctea hay que estimar cuántos universos locales puede contener la galaxia en función de su volumen y del volumen de un universo local. Se ha estimado el volumen de un universo local con una aproximación, en mi opinión, considerable al haberse deducido de una indicación clara sobre la densidad de soles en el espacio. Estimar el volumen de la Vía Láctea es más complicado y la aproximación será bastante peor. Sólo a los efectos de plantear una aproximación grosera de qué parte de Orvonton es nuestra Vía Láctea, calcularé su volumen suponiendo que es un disco de 50.000 años luz de radio y 18.000 años luz de espesor medio, sin bulbo ni halo. En realidad es una aproximación muy grosera para calcular el número de universos aplicando la densidad de soles de esta zona de la Vía Láctea a todo el disco, sabiendo que esta densidad puede ser muy diferente en otras zonas del disco galáctico y en especial en el bulbo central o cerca del mismo, y sabiendo que es posible que los universos periféricos (¿como el nuestro?) ocupen zonas adyacentes pertenecientes al halo. El volumen resultante es de 141.371.669.400.000 años luz cúbicos mientras que el de un universo local es de 17.576.000.000 años luz cúbicos. La relación entre ambos es de 8.043. La Vía Láctea tendría por lo tanto unos ocho mil universos locales de los cien mil de un superuniverso, o sea, sería un 8 por ciento de Orvonton.
Con este cálculo aproximado aventuro la hipótesis de que la Vía Láctea es uno de los diez sectores mayores de Orvonton, concretamente el quinto, cuya capital es Umayor quinto (LU 15:14.7). Si añadimos el supuesto de que Orvonton es una enorme elipse con el mismo espesor medio que la Vía Láctea (18.000 años luz) y recordamos que el eje mayor de esta elipse es de 500.000 años luz (LU 32:2.11) calcularemos, sabiendo que el volumen total de Orvonton ha de ser 10 veces el de la Vía Láctea, que el eje menor tendrá 200.000 años luz.
La figura 1 representa a escala aproximada una elipse de 500.000 años luz de eje mayor y 200.000 de eje menor, en uno de cuyos extremos se ubica la Vía Láctea de 100.000 años luz de diámetro. La justificación de esta ubicación extrema de la Vía Láctea se ha apuntado antes. Se ha dibujado en verde la circunferencia de los puntos situados a 200.000 años luz del centro físico del superuniverso, y dentro de la Vía Láctea una circunferencia centrada de radio 30.000 años luz que es la distancia del Sol al centro de la misma. En esta circunferencia se han marcado en rojo los puntos que están a más de 200.000 años luz del centro físico de Orvonton. Nuestro sistema ha de estar en la zona correspondiente a uno de estos puntos marcados en rojo. La figura 2 representa el nivel espacial de los superuniversos tal y como lo define el párrafo LU 15:1.4. Esta distribución justifica la dirección hacia Havona indicada en la figura 1, y el párrafo 167:19 justifica la posición de nuestro sistema en la circunferencia de 30.000 años luz de radio.
Contemplando la figura 1 se podría deducir que el volumen de Orvonton que está fuera de la Vía Láctea está ocupado por agrupaciones y sistemas estelares más pequeños que la Vía Láctea, lo que justificaría que se considere a ésta el «núcleo centrab» del superuniverso al ser un sistema estelar muy grande comparado con los demás de Orvonton. De todas formas, estos otros sistemas más pequeños deben tener una distribución que permita, junto con la Vía Láctea, reconocer «inmediatamente los diez sectores mayores de la séptima galaxia» (LU 15:3.4).
El párrafo LU 41:3.2 es una indicación clara sobre la densidad de soles en el espacio de nuestro universo local —y probablemente de otros universos locales de la Vía Láctea— que junto con otros datos del Libro de Urantia, nos permite estimar el volumen de Satania y Nebadon.
Con algunos supuestos adicionales, se ha estimado la distancia media entre estrellas en esta zona de la creación, y el orden de magnitud de las distancias en Satania y Nebadon.
Asumiendo ciertos supuestos sobre las dimensiones de la Vía Láctea, y a los efectos de una primera aproximación grosera, se ha estimado que nuestra galaxia puede tener un 8% de los universos locales de Orvonton, y aunque esta cifra puede variar cuando se conozcan mejor las dimensiones de la Vía Láctea, se aventura la hipótesis de que la Vía Láctea es el quinto sector mayor de Orvonton. Con base en otras informaciones del LU, se ubica la Vía Láctea en un extremo del superuniverso y se posiciona nuestro planeta dentro de ambos sistemas estelares.
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