© 2012 Chris Ragetly
© 2012 Association Francophone des Lecteurs du Livre d'Urantia
Pensamos que la evolución física habrá alcanzado su pleno desarrollo al final de la quinta época de la era de luz y de vida. Observamos que los límites superiores del desarrollo espiritual, asociado a la mente humana en evolución, están determinados por el nivel de fusión con el Ajustador de los valores morontiales y de los significados cósmicos conjuntos. Pero en lo que se refiere a la sabiduría, aunque no lo sabemos realmente, suponemos que nunca podrá haber un límite a la evolución intelectual y a la adquisición de la sabiduría. En un mundo en la séptima etapa, la sabiduría puede agotar los potenciales materiales, empezar a captar la mota, e incluso saborear finalmente la grandiosidad absonita. (LU 55:6.5)
Todos los fenómenos pertenecientes a la creación reflejan unas actividades espirituales creadoras antecedentes. Jesús dijo, y es literalmente cierto, que «el Hijo sólo hace aquellas cosas que ve hacer a su Padre»{6}. En el tiempo, vosotros los mortales podréis empezar a revelar el Supremo a vuestros semejantes, y podréis acrecentar cada vez más esta revelación a medida que ascendáis hacia el Paraíso. En la eternidad, quizás se os permita hacer revelaciones crecientes de este Dios de las criaturas evolutivas en los niveles supremos —e incluso últimos— cuando seáis finalitarios del séptimo grado. (LU 56:8.4)
No es posible formular clasificaciones de conjunto y totalmente coherentes de las personalidades del gran universo porque todos los grupos no han sido revelados. Se precisarían numerosos documentos adicionales para abarcar la nueva revelación necesaria para clasificar sistemáticamente todos los grupos. Esta expansión conceptual difícilmente sería deseable, porque privaría a los mortales pensantes de los próximos mil años de ese estímulo a la especulación creativa que proporcionan estos conceptos parcialmente revelados. Es mejor que el hombre no reciba una revelación excesiva; eso ahoga la imaginación. (LU 30:0.2)
La realidad de la existencia de Dios
Todos conocemos el camino directo a seguir para encontrar al Padre Universal. No sois capaces de comprender muchas cosas acerca de la residencia divina debido a que está muy alejada de vosotros y a que el espacio intermedio es inmenso, pero aquellos que pueden comprender el significado de estas distancias enormes, conocen el emplazamiento y la residencia de Dios tan cierta y literalmente como vosotros conocéis el emplazamiento de Nueva York, Londres, Roma o Singapur, ciudades geográficamente situadas con precisión en Urantia. Si fuerais unos navegantes inteligentes, equipados con un barco, unos mapas y una brújula, podríais encontrar fácilmente estas ciudades. De la misma manera, si tuvierais el tiempo y los medios de paso, si estuvierais cualificados espiritualmente y contarais con la orientación necesaria, podríais ser guiados de universo en universo y de circuito en circuito, viajando siempre hacia el interior a través de los reinos estelares, hasta que al fin os encontraríais delante del resplandor central de la gloria espiritual del Padre Universal. Provistos de todo lo necesario para el viaje, es tan posible descubrir la presencia personal de Dios en el centro de todas las cosas como encontrar ciudades lejanas en vuestro propio planeta. El hecho de que no hayáis visitado esos lugares no refuta de ninguna manera su realidad o su existencia efectiva. El hecho de que tan pocas criaturas del universo hayan encontrado a Dios en el Paraíso no refuta de ninguna forma la realidad de su existencia ni la realidad de su persona espiritual en el centro de todas las cosas. (LU 11:1.3)
Un mortal puede cooperar con una personalidad espiritual
6. Ha servido, durante un período de crisis, en la experiencia de algún ser humano que era el complemento material de una personalidad espiritual encargada de realizar alguna proeza cósmica esencial para la economía espiritual del planeta. (LU 109:2.7)
En un futuro lejano, un urantiano podrá distinguir a los intermedios secundarios.
Las criaturas intermedias exaltadas y liberadas actúan como intérpretes para los guardianes seráficos y los finalitarios. Uno de los últimos actos de los Hijos Instructores Trinitarios durante su misión final consiste en liberar a los intermedios del reino y promoverlos (o restablecerlos) a un estado planetario avanzado, asignándolos a puestos de responsabilidad en la nueva administración de la esfera establecida. En el campo de la visión humana ya se han efectuado los cambios necesarios para permitir que los mortales reconozcan a estos primos hasta ahora invisibles del régimen adámico inicial. Esto llega a ser posible gracias a los descubrimientos finales de la ciencia física en unión con las funciones planetarias más extensas de los Controladores Físicos Maestros. (LU 55:4.8)
Existe un plan definido y predeterminado para el desarrollo intelectual y espiritual de cada ser humano.
Cuando los Ajustadores del Pensamiento habitan en la mente humana, traen consigo las carreras modelo, las vidas ideales que han sido determinadas y preordenadas por ellos mismos y por los Ajustadores Personalizados de Divinington, y certificadas por el Ajustador Personalizado de Urantia. Empiezan pues a trabajar con un plan definido y predeterminado para el desarrollo intelectual y espiritual de sus sujetos humanos, pero ningún ser humano está obligado a aceptar este plan. Todos sois sujetos predestinados, pero no está ordenado de antemano que tengáis que aceptar esta predestinación divina; tenéis plena libertad para rechazar cualquier parte o todo el programa de los Ajustadores del Pensamiento. Su misión es efectuar los cambios mentales y los ajustes espirituales que autoricéis de manera voluntaria e inteligente, a fin de conseguir más influencia sobre la orientación de vuestra personalidad; pero estos Monitores divinos no se aprovechan de vosotros en ninguna circunstancia ni influyen arbitrariamente de ninguna manera en vuestras elecciones y decisiones. Los Ajustadores respetan la soberanía de vuestra personalidad; siempre están subordinados a vuestra voluntad. (LU 110:2.1)
Chris Ragetly