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Para muchos de nosotros, la búsqueda de la verdad ha sido un asunto de toda la vida; un viaje que nos ha llevado a muchos lugares y a veces a través de muchas pruebas y momentos inolvidables. «Todas las preguntas más difíciles de la vida encontraron respuesta cuando descubrí El libro de Urantia». Este es el testimonio de un buen número de lectores que han descubierto la quinta revelación de época, y en mi caso, más o menos fue así, pero también hizo que buscara conocer más de esta vasta creación.
Aunque la búsqueda de la verdad es una búsqueda interminable, el viaje se vuelve estimulante cuando descubrimos amigos y compañeros buscadores de la verdad que comparten la misma luz y energía y parecen estar conectados por un propósito universal. Delae Sowu es una de esas buscadoras de la verdad a la que describo como «amiga de todos».
Los lectores de El libro de Urantia en Ghana celebraron una conferencia en 2017, y entre los asistentes había lectores de los que no conocíamos ni habíamos oído hablar desde que empezamos nuestro grupo de estudio. Lo sorprendente es que descubrimos que bastantes de ellos tenían el gran libro azul desde hacía 20 años o más y que lo habían estado leyendo junto con otros textos religiosos. La visión de reunir a muchos lectores de El libro de Urantia bajo un mismo techo y compartir públicamente las percepciones de esta asombrosa revelación fue una escena encantadora y gozosa para muchos de los que asistieron ese día.
Lo que perduró más allá de esa reunión fue el espíritu de amistad que cultivamos. Entre estos nuevos buscadores de la verdad se encontraba Delae, una lectora veterana a la que conocí por primera vez en la conferencia de 2017. Mi primera impresión fue que era una mujer llena de coraje y amor, curiosa sobre la vida y el más allá. Difundía el amor y la luz del universo con sonrisas y un comportamiento alegre a todo aquel con el que se cruzaba.
Durante los muchos años que hemos organizado grupos de estudio en Ghana, pensé que las reuniones periódicas y los debates bien coordinados mantendrían al grupo en marcha. Aunque conseguimos mantenernos activos y crecer en número, me di cuenta de que lo que realmente nos mantenía en funcionamiento era el vínculo amistoso que habíamos desarrollado con los amigos que hicimos en este viaje. No creo que hubiéramos durado tanto de no ser por las maravillosas almas que adornaban nuestras reuniones con su buen humor y su personalidad acogedora.
Me uní al grupo para estudiar El libro de Urantia y en poco tiempo me hice muy amigo de Delae, que me llamaba al trabajo y compartía experiencias de su juventud y su vida laboral. Traía plantones a las reuniones y nos daba uno a cada uno para que empezáramos nuestros propios jardines. También traía platos sabrosos de los que yo nunca había oído hablar y que eran increíbles. Los saboreé todos.
En esta parte del mundo, no siempre es fácil conseguir lectores que participen en reuniones o actos importantes, aparte de las reuniones habituales de los grupos de estudio. Como organizador, era difícil encontrar presentadores u oradores para conferencias y urantiatones. Sin embargo, Delae siempre respondía a la llamada para compartir sus puntos de vista sobre la revelación. Era una amiga con la que podía contar cuando todo lo demás fallaba.
Como anfitrión de grupo de estudio, a veces quería cancelar las reuniones debido a actividades personales apremiantes, pero pensar en los amigos que ansiaban compartir nuestro tiempo juntos me bastaba para sacrificar todos los asuntos con tal de venir a reunirme y conectar con los miembros para hablar del libro. Sé que hay lectores que no se perderían nuestras reuniones mensuales por nada del mundo, así que yo respondo del mismo modo.
Mi viaje compartiendo El libro de Urantia ha sido agraciado con amistades que se desarrollaron más allá de compartir el objetivo común de adquirir iluminación espiritual. Inspirado por el Maestro, intento hacer amigos allí donde la vida me lleva, y me esfuerzo por interesarme por las vidas de los que se cruzan en mi camino. De hecho, la gente escucha cuando muestras interés por su vida, aunque solo sea de la forma más sencilla.
Desperté a esta realidad cuando, en la mañana del 7 de enero de 2023, recibí una llamada de la madre de Delae que me dijo: «tu amiga ha fallecido. Siento darte esta noticia». Esto realmente me impactó, no podía creer que había partido la misma amiga de la que había leído un post en la página de nuestro grupo de estudio apenas unas horas antes. Durante días reflexioné sobre las llamadas que había tenido con mi amiga lectora y pensé en las numerosas conversaciones que habíamos tenido sobre temas del libro. El vacío que sentí al recibir esta noticia me hizo darme cuenta de que la oportunidad de conocer a un amigo lector no se limita al estudio de un libro, sino que realmente es un amigo que recorre ese camino conmigo; un amigo que me anima a compartir la luz con muchos; un amigo que me acompaña en el servicio de sembrar las semillas de la iluminación y el despertar en Urantia.
Sin duda echaremos de menos su presencia en nuestras reuniones y urantiatones, pero nos regocijaremos al saber que ahora ha adoptado una nueva forma y se embarca en una asombrosa aventura en las mansiones del Padre Universal, ya que, mientras residía en el planeta Tierra, anhelaba tanto ver la nueva vida que le esperaba en los reinos superiores.
Hasta que nos encontremos en las nuevas orillas de servicio en el universo… buen viaje, mi amiga y querida hermana, Delae Sowu.