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Las preguntas | Luz y Vida — Núm. 25 — Junio 2011 — Índice | Presentación de El Libro de Urantia en la Feria del Libro de Sevilla |
Tras poner en común las respuestas a las preguntas de cada uno de los documentos, había un debate libre sobre los temas planteados en esas preguntas, así como sobre otros temas, tuvieran o no relación directa con ellas.
En el debate correspondiente al documento 92, y en referencia a la pregunta número 3 (¿en qué lugar debe quedar, o qué consideración merece nuestra propia conciencia?), se apuntó que en el documento 16 se alude también al tema de la conciencia. Más concretamente en la sección 9, «La realidad de la conciencia humana», donde, entre otras cosas, se dice lo siguiente:
La conciencia social desinteresada ha de ser, en el fondo, una conciencia religiosa; es decir, si es objetiva; de otra manera es una abstracción filosófica puramente subjetiva y, en consecuencia, desprovista de amor. Sólo un individuo que conoce a Dios puede amar a otra persona del mismo modo que se ama a sí mismo. LU 16:9.8
También debatimos alrededor de esta cuestión: ¿Influye la genética en la disposición espiritual? A partir de aquí comparamos la influencia que ejerce la genética y la que ejerce el medio. Finalmente llegamos a la conclusión de que la genética dispone, y depende de ella que tengamos más o menos esfuerzo en superar las limitaciones que impone. La parte evolutiva tiene un límite máximo, tanto en la parte física como en nuestra predisposición hacia la religión. En este sentido, el LU supone un salto cualitativo en la religión evolutiva actual.
También se volvió de nuevo a la comparación entre la religión evolutiva y la religión revelada. La religión evolutiva es una rampa, la religión revelada es un escalón. Ambas nos hacen crecer en nuestra comprensión y relación con el Creador, la primera paulatinamente y la segunda súbitamente.
Podemos decir que toda información espiritual se puede dividir en dos tipos:
El primer tipo hace referencia a la religión evolutiva y el segundo a la revelada.
Puesto que el conocimiento es la información verdadera y la sabiduría es el conocimiento que merece la pena, podemos decir:
El primer tipo de sabiduría espiritual alude al que se desarrolla en la religión evolutiva y tiene el tope evidente de las ideas erróneas acumuladas.
El segundo tipo de sabiduría espiritual alude al que se presenta en la religión revelada y sólo tiene el límite que impongan las capacidades humanas en ese momento, refiriéndonos no sólo a la capacidad espiritual sino también a la biológica.
¿Por qué se dice esto último? Pues porque la gran ventaja de la religión revelada es que no sólo tiene como objetivo ampliar el conocimiento ya existente, sino que efectúa además una criba valiosa. La religión revelada es capaz de separar la sabiduría que veníamos acumulando correctamente de las ideas erróneas que nos impedían seguir avanzando.
Cuando se terminaron de exponer las respuestas del documento 99, nos extendimos sobre la pregunta número 4 (¿Cuál piensas que debería de haber sido o bien debería de ser la actitud de los colectivos sociales o religiosos frente a los grupos sociales de desvalidos e infelices?) y la consideración social hacia los degenerados. Nuestras reflexiones se orientaron hacia estas preguntas:
¿Qué hacer? ¿Qué no hacer? ¿Qué se podría hacer? ¿Qué no se debería intentar?
Alguien expuso que «no se puede decirle a una persona el número de hijos que puede tener»». Y ése es quizá uno de los problemas graves que tiene nuestra sociedad, pues puede provocar a largo plazo lo que conocemos como «bombas de relojería».
En todos los aspectos de la vida existe una relación crucial que siempre debe ir balanceada, que es el equilibrio entre libertad y responsabilidad. Habrá personas conscientes de que portan un linaje biológico que provocará alguna enfermedad especialmente indeseable y con ello decidirán tener menos descendencia que la media (exhibición de responsabilidad), pero habrá también personas cuyo deterioro heredable afecte precisamente al plano intelectual y que por ello no puedan ser conscientes del daño que provocaría en sociedad una reproducción desmesurada del linaje que porta, y en esos casos, puesto que la responsabilidad es baja, la sociedad debería ajustar consecuentemente la libertad con la que contara para reproducirse.
Estamos hablando en cualquier caso de aspectos heredables. Se gestiona de manera diferente lo que es heredable y lo que no es heredable.
Cuando se habla de personas que portan linajes indeseables, hubo unanimidad al afirmar que a dicha persona hay que protegerla, pero al linaje hay que limitarlo. Precisamente por tratarse de algo indeseado.
Se habló de enfermedades o estados biológicos concretos. Ante cualquier característica que se exprese en el ser humano y que sea característica indeseable; ¿esa característica tiene relación con la herencia? Entonces habrá que tener cuidado de que el individuo no llegue a sentir ninguna culpa, y tener cuidado de acotar esa característica acotando la herencia.
Si no es así, la herencia se permite sin cota, y lo que se acota es el individuo, pues aquello de lo que se hable y que se sea indeseable será algo que el individuo ya haya elegido libremente.
¿Nuestros genes pueden cambiar con nuestra voluntad? El mapa genético de un individuo es un sustrato material, igual que nuestro cerebro es un sustrato material. Nosotros utilizamos una parte pequeña del potencial de nuestro cerebro, igual que utilizamos rutinariamente sólo una parte de nuestro potencial genético.
A través de nuestra voluntad — a través de decisiones a nivel profundo que tendrán repercusiones a todos los demás niveles-podemos expandir el potencial de nuestro cerebro o parecidamente podemos llegar a hacer intervenir más genes, otros que serán diferentes, pero eso no significa que seamos capaces de mejorar nuestros propios genes sólo con nuestra voluntad.
Si es la mente la que domina la materia, y el espíritu el que domina la mente, los diferentes caminos vitales que podamos elegir tendrán repercusiones a niveles inferiores, pero hasta cierto tope; el tope de lo que ya venga definido. El tope material es intrínseco al cuerpo que habitamos y el tope intelectual es intrínseco a su vez a la mente de la que igualmente disponemos.
Algo a tener en cuenta sería lo siguiente: si pudiéramos cambiar nuestros genes a voluntad, ¿qué necesidad habría de los Mejoradores Biológicos?
Es necesario incluir este debate para ser capaces de separar claramente ciertas enseñanzas Urantia con ciertas teorías esotéricas que están de moda y que no ayudan en la gestión de nuestra propia biología. Los problemas del espíritu hay que afrontarlos espiritualmente, los problemas del intelecto se tratan intelectualmente y los problemas materiales se solucionan con pertinentes acciones en el orden material.
También se consideró en este debate si debía haber líderes espirituales y, de ser así, qué es lo que deben hacer, a qué deben dedicarse. También se recalcó que El Libro de Urantia no es para cambiar la sociedad, sino para cambiar al individuo.
En el debate que surgió a partir del documento 100 (que, por cierto, tratamos ya en un Encuentro anterior, el que se celebró el año 2008), se profundizó un poco más en la primera pregunta, que planteaba cómo debía darse educación religiosa a los niños.
Se dijo que los padres pueden fomentar la experiencia religiosa de sus hijos inculcando valores, de palabra y especialmente con el ejemplo. En el hogar familiar es donde se debe aportar el mecanismo y un ambiente armonioso. Lo más importante es que el niño disponga de referencias que pueda trasladar a su propia vida.
¿Y en las escuelas? Creemos que algún día se enseñará Urantia en las escuelas. Pero, antes de que llegue ese día, habrá épocas de transición. Antes de Urantia, se enseñará espiritualidad básica -presencia de Dios mismo en nuestro interior, hecho de la hermandad del hombre como consecuencia inevitable de la paternidad de Dios, etcacompañada de psicología para que el niño aprenda a gestionar sus propias emociones de la manera más constructiva posible.
Y antes de que se enseñe «eso», habrá otro nivel de transición en el que habrá una asignatura tipo «historia de las religiones» con la que el joven pueda vislumbrar un cuadro de valores y teorías propugnado por las grandes religiones institucionalizadas del mundo y, con ello, el cuadro de valores en el que cree la humanidad del momento como bloque.
La simple comparación entre religiones ya sirve de crítica y desafío intelectual. Las referencias diversas se convierten así en herramientas con las que el niño o adolescente puede empezar a desarrollar su religión personal, que sabemos que es la que cuenta, y, por tanto, la que después da frutos sociales.
En el debate correspondiente al documento 101, se amplió la pregunta correspondiente a la sección «Los límites de la revelación», en LU 101:4.1 de El Libro de Urantia. Uno de los asistentes planteó la pregunta: ¿Se puede admitir que haya datos en El Libro de Urantia que sean inexactos? Quizá la respuesta a esa pregunta sea otra pregunta que nos obligue a meditar y nos ayude a comprender la verdadera cuestión de fondo, que es la siguiente: ¿Cuenta la ciencia actual con cifras exactas?
La respuesta a la primera pregunta es afirmativa. Los Reveladores nos advierten claramente en la página que la cosmología del libro no ha sido inspirada. La respuesta a la segunda pregunta es negativa. Las cifras, las mediciones o teorías enteras se van afinando permanentemente con el paso del tiempo y con el uso de instrumentos más precisos.
¿Qué es «exacto»? Todo depende de nuestro nivel de exigencia en la respuesta, que marcará el margen de tolerancia. ¿La distancia de la tierra al sol son ocho minutos luz? Pues no, porque son ocho minutos y diecinueve segundos luz. Pero ¿son ocho minutos y diecinueve segundos luz? Pues tampoco, porque a lo mejor son ochos minutos, diecinueve segundos y cuatro décimas de segundo luz. ¿Esa cifra ya es exacta? Puede que nos valga a nosotros, pero a otros no, y también tendrán razón. En ciencia, la cuestión de las cifras es algo relativo.
Por ejemplo, se dice indirectamente en la Revelación que la distancia entre Andrómeda y nosotros es de un millón de años luz. Pero resulta que la cifra que la ciencia actual da es de 2,5 millones de años luz.
¿Por qué aparece la cifra que aparece en el libro? Pues porque era la cifra más «atinada» que existía entre los humanos en el momento de la Revelación. ¿Para qué la dieron? Se nos puede ocurrir que para contextualizar un documento sobre ciencia o para contextualizar el párrafo de una sección. ¿No hubiera sido mejor no darla? ¿Por qué no darla? A muchos les ha servido para hacerse una idea, así que la valoran. No vamos a trabajar con esa cifra y no hay muchas probabilidades reales de que la ciencia vaya a necesitar en algún momento aplicarla.
Habría que tener en cuenta si la distancia de 2,5 millones de años luz seguirá siendo la que la ciencia tome como válida dentro de otro siglo. El hecho de que haya ciencia en El Libro de Urantia, entre otras cosas, nos sirve para reconocer que, cuando la religión es honesta y la ciencia es honesta, pueden armonizar, y, de hecho, armonizan formando «la Gran Cohesión».
Los Reveladores no pretendían que nuestra fe en la veracidad del libro dependiera del cumplimiento de una sola predicción científica. No existen predicciones científicas categóricas en El Libro de Urantia. Recordemos el caso de la fisión nuclear y la fusión nuclear. Los Reveladores nos insinuaron que cuánto mejor nos hubiese ido si hubiésemos enfocado nuestros esfuerzos en la fusión en lugar de en la fisión, pero ¿verdad que no nos dan ninguna fórmula para recrear cómodamente la fusión nuclear? Podrían haberlo hecho, pero no lo hicieron. Su mandato era claro y lógico. No iban a entrometerse en nuestro propio avance científico, especialmente cuando estamos comparativamente mucho más carentes de parte espiritual que de parte científica. Este desequilibrio en la balanza representa de manera real una amenaza de futuro para nuestra propia civilización. Dicha amenaza desaparecerá cuando nuestras cotas sociales de ética y moral, como fundamento de la carga espiritual de la humanidad, esté nivelada con nuestra cota de ciencia y tecnología que hace tiempo ha sobrepasado nuestra capacidad de destruir varios mundos como éste de un plumazo.
¿Debe inquietarnos la consciencia de que El Libro de Urantia «tampoco» sea la Verdad Absoluta? Claro que no. En primer lugar, el libro advierte de que pocas verdades existen de manera absoluta hasta el momento de tu presencia final ante Dios. El libro te acerca a la Verdad en un salto cuantitativo sin precedentes, pero en realidad todas las religiones reveladas lo hacen y nos encontraremos todavía con muchas hasta llegar al Paraíso.
¿Qué pasa si leemos algo en el libro que nos pueda dar la sensación de no ser exacto? Hay que fijarse en si ese dato es actualizable por nuestra ciencia —por nosotros, el género humano «solito»— o no. Si es actualizable, démosle un margen de error. Si es actualizable y ya se ha actualizado, quedémonos con el nuevo… acompañándolo de la concesión de un nuevo margen de error. Ante cualquier dato actualizable siempre hay que conceder un margen de error.
Por tanto, si se es honesto, la posible inquietud que genere El Libro de Urantia al leer su parte de ciencia debería ser la misma que genera la visión de infinidad de datos que ofrece hoy día la ciencia actual. ¿Por qué? Porque continúan siendo actualizables.
Por último, cabe preguntarse honestamente: ¿Influye mucho en nuestra vida y en nuestra progresión personal que la distancia entre nosotros y Andrómeda sea de un millón de años luz o de dos coma cinco millones? ¿Somos capaces de imaginarnos realmente alguno de los dos números?
Contextualizando el dato en concreto que aparece en LU 15:4.7, se ve que la intención real de los Reveladores no es puntualizar la distancia exacta entre Andrómeda y nosotros, sino hacernos pensar que la luz que nos llega hasta nosotros ahora misma desvela sólo el estado de esa nebulosa que tenía hace un millón de años.
Por tanto: ¿El mensaje está mal, o se cumple el objetivo? ¿Tendrían que habernos dicho, para no errar ante los ojos de algunos, «de hace mucho tiempo»? ¿Nos hubiéramos hecho la misma idea?
Por último, se planteó una duda que muchos tenemos. Hay una terna de palabras que aparece constantemente en El Libro de Urantia que es la que forman las palabras Verdad-Belleza-Bondad. Son palabras que no representan dificultad especial de interpretación. Sin embargo hay otra terna recurrente que es la de Hechos - Significados - Valores. Se pidieron ejemplos representativos donde se pudiera visualizar dicha terna, si fuera posible «a la vez».
El primer ejemplo de terna que se aventuró fue: Hecho: un hombre besa a un niño. Significado: se trata de su padre. Valor: el amor. Necesitábamos ejemplos que tuvieran valor espiritual detrás.
Estamos familiarizados con los hechos. Puesto que hay hechos que no implican un valor detrás, se dedujo que los únicos buenos ejemplos en los que pudiera aparecer una terna serían aquellas acciones que fueran de tipo espiritual -la espiritualidad maneja valores-, y que el truco para poder distinguir claramente entre los significados y valores resultantes sería ver dónde encajarían esos elementos. Si los elementos detectados implican el nivel intelectual, se trataría de significados, y si los elementos trascendían el ámbito filosófico, hablaríamos de valores.
Algunos de los valores con los que el público asistente estaba de acuerdo eran los de amor, altruismo, fe, confianza, persistencia. Seguramente podríamos incluir la fidelidad, el ecologismo, la empatía, el interés. Quizá dentro de valores genéricos como el interés o el respeto podríamos hacer desglose y tomar cada distinción como un valor distinto; por ejemplo, el respeto a las opiniones de los demás, respeto al medio ambiente, etc.
Lo que no parecía tan claro listar eran los significados, pero hay que pensar en lo siguiente:
No podemos dejarnos hechizar por los limitados lenguajes humanos; hay infinidad de hechos cuyo significado o significados se tienen que elaborar empleando muchas palabras, pero eso no quiere decir que el significado sean varios o muchos, respectivamente.
Prácticamente cualquier hecho que realizamos tiene un significado puesto que tiene una intención detrás, pero cuando los Reveladores nos hablan de la terna, ya está implícito que se trata de Hechos y Significados que «merecen la pena». Nunca mejor dicho, que tienen un «Valor» detrás.
También se infirió que el mejor lugar donde se podían encontrar ejemplos de la terna era en las enseñanzas de Jesús. Jesús decía por ejemplo: «Dios es mi Padre». ¿Dónde tenemos el hecho? Se produjo en el momento de la creación de Miguel. El significado es el expresado por Jesús tal cual, el concepto de paternidad que perciben los oyentes. Los valores espirituales involucrados, por parte de Jesús, eran al menos la más profunda certeza -el valor de la Verdad-, y los valores involucrados por parte de los oyentes eran la Fe.
Recordando las parábolas de Jesús, rememorábamos cómo, al finalizar la parábola, los apóstoles se reunían para intentar descifrar el significado que encerraba, unos con más tino que otros. Detrás de toda parábola de Jesús había un gran significado, y en no pocas ocasiones más de uno. Significados que, aún perteneciendo al ámbito intelectual, apuntaban directamente al Reino del Espíritu.
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