© 2023 Dominique Ronfet
© 2023 Association Francophone des Lecteurs du Livre d'Urantia
Dominique Ronfet
¿Quién puede decirlo?
si el movimiento es vida,
La paz sólo puede venir de adaptarse a su corriente.
¿Crees que tu mano puede contener el viento?
Sabes analizar su movimiento,
pero ¿aprendes a vivir con tu respiración?
Te gustaría creer,
Pensando en el mundo como un objeto,
Ser capaz de identificarlo, retenerlo, definirlo
Pero tu vista es cerrada, limitada,
¿Cómo podría evitarlo?
No se puede estar dentro y fuera al mismo tiempo,
Necesitas estar con ello.
Pero tienes que lidiar con ello,
Y servir dos veces:
El Maestro desde dentro,
y el del exterior.
El Maestro de fuera os pedirá el “diezmo del tiempo”:
Tu trabajo en movimiento,
tu voz que resuena en el aire vibrante
y lleva tu mensaje efímero.
Y el de dentro te guiará, dejándote
en la tierra las semillas del “diezmo de la eternidad”,
Sabes que tienes que seguirlos en silencio y recogerlos,
para luego devolvérselo,
porque sólo él puede hacerlas germinar.
— “¡Pero quiero decir la verdad!”,
exclama nuestro jovencísimo caballero
— “También podrías hablar contra el viento”,
respondió irónicamente el Maestro desde dentro, con inmensa risa.
— “Ven, habla y no le escuches”
dijo el Maestro desde afuera.
Y así es como, desde hace siglos, nuestro
la historia se desarrolla, como una vieja
casete desgranando su historia en tiempo futuro.
Afortunadamente ha llegado el momento (siempre llega el momento),
Encuentra tu conexión,
Y sintonizar nuestras disonancias con la sintonía interior
¡Uf!
La historia termina bien, un futuro parece estar tomando forma,
¡así que seamos felices!
Y bailemos a la sombra del Gran Secreto, Bajo el Sol del Hermoso Camino, sembrado de semillas multicolores.
Moralidad:
¿Por qué hacerlo mucho?
Lo cual muy bien podemos lograr a la ligera.
Es imposible determinar con precisión, y de manera simultánea, la posición exacta y la velocidad de un objeto en movimiento; cualquier intento por medir una de ellas implica inevitablemente una modificación de la otra. El hombre mortal se enfrenta con el mismo tipo de paradoja cuando emprende el análisis químico del protoplasma. El químico puede dilucidar la composición química del protoplasma muerto, pero no puede percibir la organización física ni el comportamiento dinámico del protoplasma vivo. El científico se acercará siempre cada vez más a los secretos de la vida, pero nunca los descubrirá por la sencilla razón de que debe matar al protoplasma para poder analizarlo. El protoplasma muerto pesa lo mismo que el protoplasma vivo, pero no es el mismo. (LU 65:6.1)
El gran problema de la vida consiste en ajustar las tendencias ancestrales de la vida a las exigencias de los impulsos espirituales iniciados por la presencia divina del Monitor de Misterio. Aunque en las carreras del universo y del superuniverso ningún hombre puede servir a dos señores a la vez, en la vida que ahora vivís en Urantia cada hombre debe servir forzosamente a dos señores. Debe volverse experto en el arte de practicar un compromiso humano continuo y temporal, concediendo al mismo tiempo su lealtad espiritual a un solo señor{2}; esta es la razón por la que tantas personas titubean y fracasan, se cansan y sucumben ante la tensión de la lucha evolutiva. (LU 109:5.4)
La verdad divina es una realidad viviente que es percibida por el espíritu. La verdad sólo existe en los niveles espirituales superiores de la comprensión de la divinidad y de la conciencia de la comunión con Dios. Podéis conocer la verdad, y podéis vivir la verdad; podéis experimentar el crecimiento de la verdad en el alma, y gozar de la libertad que su luz aporta a la mente, pero no podéis aprisionar la verdad en unas fórmulas, códigos, credos o modelos intelectuales de conducta humana. Cuando intentáis formular humanamente la verdad divina, ésta muere rápidamente. Incluso en el mejor de los casos, el salvamento póstumo de la verdad aprisionada sólo puede terminar en la realización de una forma particular de sabiduría intelectual glorificada. La verdad estática es una verdad muerta, y sólo la verdad muerta puede ser formulada en una teoría. La verdad viviente es dinámica y sólo puede gozar de una existencia experiencial en la mente humana. (LU 180:5.2)