En la Conferencia Urantia de Canberra de 2019, facilité un taller titulado Espíritu en la sociedad: superar la resistencia, donde la intención era analizar algunas objeciones ateas comunes (en forma de preguntas) y ver qué se nos ocurrió en términos de qué El Libro de Urantia enseña sobre estos problemas y lo que potencialmente podríamos decir al enfrentar tales objeciones.
Los asistentes se dividieron en tres grupos y cada grupo intentó responder a una de las objeciones comunes, teniendo 30 minutos para hacerlo. Posteriormente, los líderes del grupo tuvieron la oportunidad de informar a todos. Ahora intentaré resumir las respuestas grupales producidas durante el taller:
Dios delega todo lo que puede en sus subordinados. La suposición es que un Dios hace, o debería hacer, todo. Dios nos delega la elección, y una de ellas es creer o no creer.
Cuando una oración parece no haber sido respondida, puede sobrevenir amargura. ¿Son razonables nuestras expectativas de Dios?
Somos los custodios del planeta, por lo que depende de nosotros mejorar las condiciones.
La fe (creer sin ver ni oír) es de gran valor.
Causa y efecto están en operación en el universo físico. La oración no suele alterar los procesos de causa y efecto en lo físico.
El Libro de Urantia nos enseña a orar por valores más que por cosas materiales. Las metas espirituales se pueden lograr independientemente de las circunstancias materiales.
La educación y la genética influyen en la capacidad de comunicarse con Dios y pueden influir en el interés por lo espiritual.
¿Una persona realmente se ha acercado a Dios? ¿Tiene una persona miedo de una relación transformadora de su vida con el Creador?