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Padre Nuestro | Luz y Vida — Núm. 35 — Diciembre 2013 — Índice | Canalizaciones: error, verdad, ilusión o inocencia |
El Dr. S.W. Sadler, hijo del Dr. Sadler, principal participante en la recepción de los documentos que dieron origen a El Libro de Urantia, dice en su Estudio del Universo Maestro: «El Libro de Urantia no está escrito como un libro de texto, sino como una sinfonía. Los temas maravillosos de conceptos y movimientos de reveladora verdad aparecen y reaparecen como la larga historia revelada. Las partes de esta historia son muy melodiosas. La melodía se desarrolla con tal simplicidad encantadora que el lector se mantiene extasiado». Prefacio, párrafo 6
Estas hermosas e inspiradoras frases me llegaron a convencer de que cualquier parte, cualquier tema, cualquier página de El Libro de Urantia nos enseña algo de valor para nuestro crecimiento espiritual.
Y son tantos y tan hermosos los temas que no me decidía sobre cuál intentar escribir para mis hermanos lectores de El Libro de Urantia; finalmente me decidí por el apasionante tema de los Ajustadores del Pensamiento, que es uno de los más fascinantes escritos para mi gusto, que me llenaron de alegría, al saber que lo que yo tanto he buscado fuera de mí lo he tenido siempre muy dentro de mí mismo, residiendo en mi mente y trabajando en mi corazón.
Me refiero a los fragmentos del Padre Universal, la chispa divina que llega a las mentes normales de todos los individuos alrededor de los seis años de edad, cuando el ser humano toma su primera decisión moral.
Según El Libro de Urantia, el hombre está constituido de la siguiente manera:
Así como nosotros somos padres humanos, del mismo modo el Ajustador es el padre divino de nuestro verdadero yo, nuestro yo más elevado y en avance, nuestro mejor yo morontial (me refiero al alma).
La sustancia de esta nueva realidad (el alma) no es material ni espiritual —es morontial. Ésta es el alma inmortal naciente destinada a sobrevivir la muerte mortal y a comenzar la ascensión al Paraíso, desde los mundos de estancia. Constituye la personalidad invariable, el don que el Padre Universal confiere a las anteriores partes constitutivas del hombre como un todo.
Esta personalidad del hombre mortal no es ni cuerpo, ni mente ni espíritu; tampoco es el alma. La personalidad es la única realidad invariable en una experiencia por otra parte constantemente cambiante de la criatura; y une todos los demás factores asociados de la individualidad.
Sobre la tercera parte constitutiva del hombre, el Monitor Misterioso o Ajustador del Pensamiento, quiero presentar a ustedes un pequeño resumen o interpretación de lo que se dice al respecto en El Libro de Urantia.
Por El Libro de Urantia ahora nos enteramos de que el Padre Universal reside personalmente en la Isla del Paraíso, su primera creación y el centro mismo de todo lo que existe; pero que también está presente en la mente de sus incontables hijos evolutivos del tiempo y del espacio como Monitor Misterioso o Ajustador del Pensamiento. De manera que el Padre Eterno está a la vez más lejos que nadie y más cerca que todos en la mente y en el corazón de sus criaturas experienciales.
Estos Ajustadores del Pensamiento son la realidad del amor del Padre que vive en la mente de los hombres; son así mismo el pasaporte, el boleto, para que el alma humana potencialmente eterna pueda emprender el camino desde los densos mundos materiales a los mundos de estancia, los verdaderos cielos que Jesús dijo que su Padre había preparado para aquellos de sus hijos que deseen sobrevivir.
Nosotros los urantianos, a pesar de haber sufrido dos grandes reveses, el uno con la rebelión de Lucifer, el soberano del sistema local nuestro; y la contumacia de Caligastia, nuestro Príncipe Planetario; y el otro con la falta de nuestros elevadores biológicos, Adán y Eva, hemos sido bendecidos en contraparte con dos dones celestiales: el uno el otorgamiento de la chispa divina o Ajustador del Pensamiento, para que resida en nuestras mentes mortales, y el otro el otorgamiento del Creador del Universo Local, nuestro Padre Miguel de Nebadon, en la forma física de Jesús de Nazaret.
Por eso se puede decir que, así como todo mortal que ha visto al Hijo Creador ha visto realmente al Padre Universal, el que contiene un Ajustador Divino contiene al Padre del Paraíso.
Uno de los grandes objetivos del hombre y su Ajustador es llegar a fusionarse, a ser una sola personalidad, una sola identidad, cuyo destino es el Cuerpo de la Finalidad en el Paraíso.
Es el Ajustador el que crea dentro del hombre ese deseo insaciable y ese incesante anhelo de ser como Dios, de alcanzar el Paraíso, y allí, ante la persona actual de la Deidad, adorar la fuente infinita del don divino.
El Ajustador es la posibilidad del hombre para lograr la eternidad; y el hombre es la posibilidad del Ajustador para lograr personalidad.
Los Monitores Misteriosos no son asistentes del pensamiento; son ajustadores del pensamiento. Trabajan con la mente material con el propósito de construir, mediante ajuste y espiritualización, una nueva mente para el alma en los mundos morontiales.
El Ajustador es la marca de la divinidad, la presencia de Dios. La «imagen de Dios» no se refiere a la semejanza física ni a las limitaciones estrechas de las dotes de la criatura material, sino más bien al don de la presencia espiritual del Padre Universal en el excelso regalo de los Ajustadores del Pensamiento a las humildes criaturas de los universos.
Los Ajustadores del Pensamiento poseen un sinnúmero de cualidades; como analizarlas una por una nos llevaría mucho tiempo, me permito solamente nombrarlas:
Entonces, ¿podemos realmente comprender el verdadero significado de que un Ajustador resida en nosotros? ¿Podemos realmente imaginar qué significa tener un fragmento absoluto de la Deidad absoluta e infinita, el Padre Universal, que reside en nosotros y se fusiona con nuestra naturaleza mortal finita? Cuando el hombre mortal se fusiona con un fragmento real de la Causa existencial del cosmos total, no se puede colocar límite alguno sobre el destino de tal asociación sin precedentes e inimaginable. (LU 107:4.7)
Permítanme ahora registrar textualmente las palabras que un Ajustador del Pensamiento le hizo llegar al sujeto de su residencia:
«Durante la realización y ruptura de un contacto entre la mente mortal de un reservista del destino y los supervisores planetarios, a veces el Ajustador residente está situado de tal manera que se hace posible trasmitir un mensaje al socio mortal. No hace mucho, en Urantia, un Ajustador autoactuante trasmitió tal mensaje a su asociado humano, un miembro del cuerpo de reserva del destino. Este mensaje comenzaba con estas palabras: «Ahora, sin injuria ni peligro para el sujeto de mi devoción solícita y sin intento de desalentar ni castigar, para mí, registrad mi súplica». A continuación se oyó una admonición bellamente conmovedora y emotiva. Entre otras cosas, el Ajustador imploró, «que me otorgue más fielmente su cooperación sincera, que tolere más alegremente las tareas de mi emplazamiento, que lleve a cabo más fielmente el programa de mi arreglo, que pase más pacientemente las pruebas de mi selección, que camine más persistente y alegremente por el camino de mi elección, que reciba más humildemente crédito para que se acumule como resultado de mis esfuerzos incesantes. Trasmitid esta mi súplica al hombre en quien resido. En él vierto la devoción suprema y el afecto de un espíritu divino».» (LU 110:7.10)
Estas últimas palabras son razón más que suficiente para que todos los seres humanos, especialmente los lectores de El Libro de Urantia, tratemos todos los días de comulgar con nuestro Ajustador del Pensamiento, meditar en Él, sentirlo en nuestra mente y en nuestro corazón, y pedirle que dirija nuestros pensamientos y actividades diarias hacia la meta que Él se ha fijado, para que Él cumpla con su cometido, el de llevarnos por la senda que conduce al Paraíso.
Y finalmente, recordemos que los frutos de la unión espiritual con el Ajustador del Pensamiento son la verdad, la belleza y la bondad, traducidos en el mundo finito en paz, amor, servicio y confraternidad
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