© 2023 Gaétan G. Charland
© 2023 Asociación Urantia de Quebec
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Gaétan G. Charland
presidente@urantiaqc.org
Queridos miembros y amigos de la asociación,
Recientemente viajé a la sede de la Fundación Urantia en Chicago para asistir a una reunión de la junta directiva. Debido a la pandemia, fue la primera vez en cuatro largos años que salí de Canadá. Todas las demás reuniones se llevaron a cabo virtualmente. Durante los últimos veintitrés años, este lugar se ha convertido en una segunda casa fuera de Quebec.
Mi visita tuvo un doble propósito: como fideicomisario asociado y como presidente de la Asociación Urantia de Quebec. Fue una oportunidad para compartir con mis colegas de la Fundación, que venían de todos los rincones del mundo, la perspectiva única de nuestra cultura urantiana. En cada reunión, mis colegas quedan impresionados por el dinamismo del pueblo quebequense. Y por mi parte, me permite mantenerme informado sobre las actividades urantianas patrocinadas por la Fundación Urantia en todo el mundo.
Me gustaría señalar que durante el año pasado, la Fundación ha vendido más de dieciocho mil trescientos libros, lo que representa un aumento del 2% respecto al año anterior. Sin embargo, las ventas de libros en francés en Quebec han caído hasta ahora un 51%, con sólo 107 ejemplares vendidos en las librerías. Cabe señalar que muchos libros en francés también se venden a través de Amazon, y es difícil definir cuántos de ellos están destinados a Quebec. Además, se descargan numerosos ejemplares digitales desde la web de la Fundación y nuestra web, superando ampliamente las ventas online y en librerías, con cerca de cuarenta y ocho mil ejemplares digitales.
Sin embargo, me gustaría llamar su atención sobre un punto imperativo: la Fundación Urantia necesita donaciones para cubrir su presupuesto anual. Actualmente, todos los libros se venden con pérdidas y la Fundación subvenciona estas compras. Esto no puede continuar sin consecuencias negativas que podrían obstaculizar su misión.
No siempre nos damos cuenta de las enormes sumas gastadas para financiar las traducciones y sus revisiones, que alcanzan cientos de miles de dólares por una sola traducción. Le animo a visitar el sitio web de la Fundación Urantia, donde encontrará amplia información sobre sus actividades, y a considerar hacer una donación para apoyar su misión de difundir el Libro de Urantia.
Pasando a otro tema, todos somos conscientes del conflicto que arrasa el Oriente Medio entre israelíes y palestinos en la Franja de Gaza. A menudo, cuando surgen enfrentamientos de este tipo, es difícil tomar partido o mostrar apoyo. Mi primera reacción ante este conflicto fue orar para que los líderes involucrados ejercieran sabiduría y bondad al manejar esta crisis. Todos queremos la paz y, en tales situaciones, a menudo resulta tentador adoptar una posición de culpar a una parte o a la otra.
Por eso te animo a leer el artículo escrito por John Pavlovitz, autor, pastor, activista y narrador, que publicamos en Reflectivité de este mes. Tomé la iniciativa de traducir su texto porque considero que ofrece una respuesta relevante a la situación actual en Oriente Medio, así como en todo el mundo, donde la guerra hace estragos. John Pavlovitz es un individuo extraordinario, valiente en su fe y comprometido con la promoción de la hermandad humana.
Tuve el privilegio de conocer su pensamiento y su enfoque dinámico para resolver los problemas de la vida hace unos años gracias a su boletín periódico y esto me inspira a involucrarme más en la misión del Libro de Urantia. Me gustaría ver más personas como John Pavlovitz en todo el mundo, e incluso aquí en Quebec, porque su ejemplo podría animarnos a hacer más en nuestras respectivas comunidades para dar a conocer las enseñanzas del Libro de Urantia. Si hablas inglés te invito a visitar su sitio web y suscribirte a su newsletter: https://johnpavlovitz.com.
En este momento, estoy considerando seriamente la posibilidad de reanudar las conferencias de asociación en persona. Creo que sería beneficioso encontrarnos cara a cara, abrazarnos afectuosamente y compartir una comida juntos.
Termino repitiendo las palabras de un amigo que conocí hace mucho tiempo: «¡Sé bueno!»
Amar es servir
¶ Referencias
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