© 2018 Gaétan Charland
© 2018 Asociación Urantia Internacional (IUA)
Puesto que he estado involucrado durante muchos años en el desarrollo de los grupos de estudio tanto en el ámbito internacional como en el local dentro de la Asociación Urantia de Quebec, me doy cuenta de que a pesar de todos los esfuerzos de muchos lectores comprometidos el crecimiento de los grupos de estudio va muy lento.
Creo que hay varias causas para este lento crecimiento, algunas necesarias y otras no (incluso perjudiciales en algunos casos). Para que la misión de la revelación prospere en nuestro planeta debemos llevar a cabo todas las estrategias y consejos que los reveladores nos ofrecen, y debemos ser sabios y perceptivos para integrar satisfactoriamente las enseñanzas de El libro de Urantia en todo el mundo.
Debido quizá a que los grupos de estudio han sido parte integrante del paisaje desde los días del Foro en los inicios del movimiento Urantia, es fácil volverse complaciente en cuanto a crear, mantener, mejorar y participar en grupos de estudio. Pero en verdad esta no es la única causa de cansancio que muchos han desarrollado en relación con los grupos de estudio. Los reveladores nos advirtieron de alguna manera sobre nuestra capacidad o incapacidad de lidiar con una revelación asociada a la evolución humana cuando dijeron:
«(Ustedes) que han dedicado (sus) vidas al servicio del libro y la hermandad apenas logran darse cuenta de la importancia de (sus) acciones. Sin lugar a dudas, (ustedes) vivirán y morirán sin tomar consciencia cabal de que están siendo partícipes del nacimiento de una nueva era de la religión en este mundo.» El Mandato de Publicación
Y van más lejos en su deseo de guiarnos en la forma en que debemos continuar con la misión de divulgar la buena nueva cuando nos dicen:
«El futuro no se halla al alcance de (su) comprensión mortal. Pero (ustedes) harían bien en estudiar diligentemente el orden, el plan y los métodos de progresión tal como fueron decretados por Miguel en su vida terrenal cuando el Verbo se hizo carne. (Ustedes) se están tornando actores de un episodio subsiguiente en el que el Verbo se hace Libro. Grande es la diferencia en esta dispensación de la religión, pero muchas son las lecciones que se pueden aprender del estudio de la era precedente.» El Mandato de Publicación
¿Qué hizo Miguel/Jesús en su día que podamos aprender y aplicar hoy? Primero creó un grupo de doce apóstoles (estudiantes) a los que capacitó como educadores. De hecho Jesús simplemente creó un grupo de estudio en el que se invitaba a cada estudiante a aprender e integrar nuevas ideas y nuevos conceptos y a convertirse en instructores a su vez. Recordemos que estos apóstoles eran en su mayor parte gente corriente y tenían un nivel educativo normal muy similar al de la mayoría de nosotros.
Si estudiamos y aprendemos cómo organizó y enseñó Jesús a sus apóstoles y discípulos para que estuvieran bien preparados para llevar su mensaje al mundo y lo comparamos con lo que hacemos hoy en nuestros grupos de estudio, ¿podemos ver alguna semejanza? ¿Estamos ayudando a los estudiantes del libro a prepararse para la difusión de la quinta revelación de época? ¿Estamos dando espacio suficiente para conversar, responder preguntas y compartir experiencias diversas, o simplemente intentamos leer insistiendo en completar el documento sin permitir la flexibilidad de explorar entre nosotros los significados y valores profundos? Jesús no se limitó a dictar su mensaje y tampoco pidió a sus seguidores que memorizaran sus palabras, sino que después de una intensa sesión de enseñanza los envió para ayudar a otros a enseñar y practicar lo que él les había enseñado con el fin de que las lecciones pudieran integrarse profundamente en su corazón y su alma a través de una experiencia personal de primera mano.
¿Cómo podemos hacer que los grupos de estudio sean efectivos y atractivos si nuestros grupos son solo de naturaleza intelectual, si simplemente se han convertido en un tipo de monotonía de repetición de lectura hecha sin una profunda reflexión? Me he encontrado con algunos grupos cuyo único propósito es hacer una lectura completa del libro cada año. Si ese es el objetivo principal, ¿cuánto tiempo queda para la discusión y la exploración? ¿Qué esfuerzo hacen los anfitriones del grupo para hacer que su grupo sea interactivo, dinámico y atractivo? Estas preguntas merecen un examen sincero si realmente deseamos que nuestros grupos de estudio sean un lugar acogedor que proporcione el trabajo de campo necesario que cumpla con los criterios necesarios para llevar a cabo la misión de la revelación.
Debemos centrar nuestros esfuerzos en capacitar a los instructores (no a cualquier instructor, sino a aquellos que verdaderamente personifican las enseñanzas) y a los estudiantes que también integrarán las lecciones de Jesús en su corazón, mente y alma. No olvidemos que cuando enseñamos la verdad es Jesús quien está con nosotros, es a él a quien representamos, así que intentemos al menos estar a la altura de sus expectativas.
Que tengan un buen grupo de estudio.
Gaétan Charland
Presidente del comité de Grupos de Estudio
Asociación Urantia Internacional