© 2018 Georges Michelson-Dupont
© 2018 Association Francophone des Lecteurs du Livre d'Urantia
Georges Michelson-Dupont
Con Dios Padre, la filiación es la gran relación
A ti, Padre mío, te afirmo mi ambición de algún día llegar a ser experiencialmente perfecto a través de la técnica de asociación, integración y unificación de mi voluntad con la tuya.
A ti, mi Ajustador del Pensamiento, anhelo que tomes posesión de mi mente para convertirte en mi Controlador del Pensamiento e inspirar mi voluntad para realizar los siguientes ajustes necesarios:
“Que mi egoísmo se convierta en altruismo reconociendo con todo mi corazón que debo comportarme con rectitud hacia los demás, como enseñó Jesús en su tiempo.
“Que los juicios críticos de mi ánimo hacia mis hermanos se transformen en amistad y amor a través del reconocimiento de mis propios defectos.
“Que mi indiferencia ante el sufrimiento de los demás se transforme en empatía y servicio desinteresado a través del reconocimiento de mis deberes para con la fraternidad universal.
“Que mi inclinación egocéntrica se convierta en una actitud compasiva hacia el sufrimiento de los demás, brindándoles el apoyo adecuado e inteligente: el deseo de hacer el bien.
Con Dios Supremo, el éxito es el prerrequisito para alcanzar el estatus; uno debe hacer algo además de ser algo.
A ti, nuestra Madre Suprema, como hermandad de creyentes devotos, reafirmamos nuestra ambición de trabajar colectivamente para la difusión de la revelación en todo el mundo a través de la técnica de interasociación, integración y unificación de nuestras diversas experiencias y puntos de vista:
Buscar la mayor sabiduría posible en todas nuestras decisiones buscando la verdad más elevada en cada situación,
Construir confianza y lealtad en nuestra hermandad aceptándonos amablemente tal como somos y sin juzgar.
Trabajar juntos con compasión unos por otros, porque el trabajo en equipo es una de las lecciones más importantes que se pueden aprender en Urantia.
Aceptad todas las decisiones colectivas sin frustraros, no se trata de nosotros sino del bien de la revelación y crecimiento del Supremo.
Por último, quisiera saludar y honrar a nuestro hermano y amigo Jean Royer, que acaba de dejarnos temporalmente.
Dejemos pasar un minuto de silencio y recemos por él; para recordar los buenos momentos que pasamos juntos.
Padre Universal y Madre Suprema, te agradecemos tu apoyo.