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Todos estos viajes a Europa | Le Lien Urantien — Número 84 — Dieciembre 2018 | Estudien el Libro de Urantia. ¿Para qué hacer? |
Georges Michelson-Dupont
En un momento dado todos pueden sentarse y reflexionar sobre el sentido de la vida. Para qué ? ¿Para quién? ¿amar? ¿sufrimiento? ¿muerte? A este cuestionamiento legítimo, las religiones institucionales y las filosofías humanas no pueden dar una respuesta satisfactoria porque sólo puede provenir de quien planeó el universo, es decir, la Primera Fuente-Centro. A Ella le corresponde iluminarnos porque, encerrados como estamos en nuestra tautología terrenal y material, sólo podemos escapar con la ayuda y el apoyo del Creador. Éste es el tema de las revelaciones de época de las que forma parte El Libro de Urantia. Un estudio cuidadoso de esta revelación debería llevarnos a una mejor comprensión de nuestra vida, nuestro futuro, nuestra relación con esta Fuente y nuestro lugar en el universo. Para ello, los autores recibieron el mandato de ampliar nuestro marco conceptual, relajar nuestra conciencia cósmica para mejorar nuestra percepción espiritual porque Dios es espíritu.
Desde la primera página (página 21) los autores responden a nuestras preguntas: el destino de nuestra carrera ascendente, desde el comienzo de nuestra vida en este desafortunado planeta hasta el Paraíso y más allá se resume así en esta frase: “_Sé perfecto en tu esfera como Dios es perfecto en el suyo.
«La personalidad es un nivel de realidad deificada, y se extiende desde el nivel humano e intermedio de mayor activación mental de la adoración y la sabiduría, y asciende a través de los niveles morontiales y espirituales hasta alcanzar el estado definitivo de la personalidad. Ésta es la ascensión evolutiva de la personalidad de los mortales y de otras criaturas similares, pero existen otras muchas clases de personalidades en el universo.» ([LU 0:5.1)
Dios Padre Universal es el rostro personal que la Deidad ofrece a nuestro entendimiento. La Deidad se caracteriza por la cualidad de unidad, actual (en el nivel existencial) como la Trinidad del Paraíso o potencial (en los niveles experienciales) como el Ser Supremo, así como otras deidades. Para nosotros, la cualidad de la unidad se entiende mejor como “divinidad”; se expresa en muchos niveles de perfección. Siendo Dios el nivel de la divinidad absoluta, entendemos que esta cualidad es verdad, belleza y bondad. Se traduce en el nivel de la personalidad como amor, misericordia y ministerio y en el nivel impersonal como justicia, poder y soberanía.
Nuestra individualidad es un compuesto de energía, mente y espíritu con la marca distintiva de una personalidad única, un regalo del Padre Universal, que tiene el poder de unificar estos componentes, es decir, de “deificarnos”.
Unificar nuestra individualidad significa alinear nuestras elecciones de personalidad con la voluntad del Padre Universal que es amor, misericordia y ministerio, pero también justicia, poder y soberanía. Jesús, a través de su propia vida, nos mostró el camino. Al releer la sección 7 del folleto 100 “el clímax de la vida religiosa”, que describe la personalidad humana perfectamente unificada de Jesús, tenemos un ejemplo de referencia.
Para nosotros, los ascendentes, la divinidad no es innata, es una aventura de conquista, un desenlace en el tiempo y en el espacio, se mide por el grado de perfección a medida que avanzamos. Éste es el significado del mandato divino: “sed perfectos”. Tenga en cuenta que es la fusión con nuestro Ajustador del Pensamiento lo que “fija” para siempre la cualidad de divinidad que hasta entonces era sólo provisional. (LU 112:7.1)
Nuestra vida es parte de una secuencia creativa de edades sucesivas, iniciada por la Trinidad, sustentada por sus diversas personalizaciones y programada en las diferentes edades del universo. Hago hincapié en el término «creativo» porque la Deidad, al igual que nosotros mismos, participamos en la actualización de los potenciales, constituyendo así la creatividad en el nivel de lo finito, es nuestra contribución a la segunda era del universo. Pero, para entender nuestro destino, debemos empezar por el principio:
«Incluso en el estudio de la evolución biológica del hombre en Urantia, el enfoque exclusivamente histórico de su situación actual y de sus problemas corrientes presenta graves objeciones. La verdadera perspectiva de cualquier problema sobre la realidad —humano o divino, terrestre o cósmico— sólo se puede obtener mediante el estudio y la correlación completos e imparciales de tres fases de la realidad universal: el origen, la historia y el destino. La comprensión adecuada de estas tres realidades experienciales proporciona la base para apreciar sabiamente el estado actual.» (LU 19:1.6)
Al abordar el origen y sus desarrollos, debemos tener en un rincón de nuestra conciencia que el punto de vista del tiempo difiere considerablemente del punto de vista de la eternidad. Nuestra mente finita no puede comprender completamente las realidades eternas. Al abordar los orígenes intemporales, siempre quedará una paradoja: la de lo absoluto frente a lo temporal. Los autores, siendo ellos mismos subabsolutos, no ocultan su vergüenza al intentar explicar fenómenos que tienen lugar en la eternidad; por eso utilizan expresiones como “creación de la eternidad” o “eternidad pasada”. Es por eso que adoptaremos el término «secuencias» para explicar los acontecimientos que tienen lugar en la eternidad, como sugiere el Divino Consejero:
«Hablamos del «primer» pensamiento de Dios y aludimos a un imposible origen del Hijo Eterno en el tiempo con el objeto de lograr acceder a los canales de pensamiento del intelecto humano. Estas deformaciones de lenguaje representan nuestros mejores esfuerzos por llegar a un compromiso que permita ponernos en contacto con la mente de las criaturas mortales atadas al tiempo. En sentido secuencial, el Padre Universal no ha podido tener nunca un primer pensamiento, ni el Hijo Eterno un principio. Pero me han ordenado describir las realidades de la eternidad a la mente de los mortales limitada por el tiempo con estos símbolos de pensamiento, y designar las relaciones de la eternidad mediante estos conceptos temporales de secuencia.» (LU 6:0.2)
##EL ORIGEN.
Maduración del Infinito-Infinititud del YO SOY
Como se señaló anteriormente, es difícil presentar eventos de la eternidad en una esfera espacio-temporal, sin embargo, los autores desarrollan una conceptualización cronológica del origen de toda realidad y las diferentes etapas de su maduración desde su estado estático hasta la aparición de absolutos potenciales; y actual, personal y no personal, y sus interasociaciones en Trinidad, triunidades y triodidades para llegar al amanecer de la creación.
Para ello, los autores [un Consejero Divino en la Introducción y un folleto de Melquisedec de Nebadón 105 & 106] introducen un postulado, el de YO SOY Infinito — Infinito solitario en la eternidad para presentar *** el origen* **de REALIDAD. Como veremos, se trata sólo de una construcción intelectual racional pero muy útil para comprender la maduración de todas las realidades que posteriormente se actualizarán.
Para nosotros, viviendo en el espacio-tiempo, aceptar este postulado nos lleva a reconocer que:
Para una mejor comprensión de la cronología debemos anticiparnos al resto de esta presentación introduciendo tres observaciones.
Primera observación: Al admitir como punto de origen que este solitario YO SOY tiene voluntad propia, reconocemos de facto que tiene una meta, un diseño en sí mismo. (Ver secuencia 1 más adelante) Esta importante observación condiciona la secuencia de eventos. En efecto, el YO SOY enfrenta un problema en la ejecución de su diseño: es solitario, llena el Infinito. Como resultado, sólo puede apelar a sí mismo y encontrar dentro de sí todos los recursos para llevar a cabo su plan. Ésta es la razón por la que tendrá que “distribuirse”, establecer en sí mismo fases que lo interioricen.
Segunda observación: “_UN ARQUETIPO puede proyectarse bajo un aspecto material, espiritual o mental, o como una combinación de estas energías. Puede impregnar personalidades, identidades, entidades o materia no viva. Pero un arquetipo es un arquetipo y sigue siendo un arquetipo. Sólo se multiplican las copias”. (LU 0:6.10)
Veamos un poco más de cerca estas relaciones:
«2. La Fuente-Centro Segunda. La Segunda Persona de la Deidad, el Hijo Eterno y Original; las realidades personales absolutas del YO SOY y la base para la realización y la revelación del «YO SOY personalidad». Ninguna personalidad puede esperar alcanzar al Padre Universal si no es a través de su Hijo Eterno; la personalidad tampoco puede alcanzar los niveles de existencia espirituales sin la acción y la ayuda de este arquetipo absoluto de todas las personalidades. En la Fuente-Centro Segunda el espíritu es incalificado mientras que la personalidad es absoluta.» ([LU 105:3.3)
1. Relaciones de unidad son la relación primordial con uno mismo.
«4. La Fuente-Centro Tercera. La Tercera Persona de la Deidad, el Actor Conjunto; el integrador infinito de las energías cósmicas del Paraíso con las energías espirituales del Hijo Eterno; el coordinador perfecto de los móviles de la voluntad y de los mecanismos de la fuerza; el unificador de toda la realidad actual o en vías de actualizarse. El Espíritu Infinito revela la misericordia del Hijo Eterno mediante el servicio de sus múltiples hijos, y actúa al mismo tiempo como manipulador infinito, tejiendo para siempre el arquetipo del Paraíso en las energías del espacio. Este mismo Actor Conjunto, este Dios de Acción, es la expresión perfecta de los planes y de los propósitos ilimitados del Padre y del Hijo, actuando a la vez como fuente de la mente y donador del intelecto a las criaturas de un extenso cosmos.» (LU 105:3.5)
La relación de unidad primordial sienta las bases de todo tipo de relaciones internas. En el hombre, las relaciones de unidad tienen lugar en la vida interior, entre uno mismo y su alterego divino, donde se determina el destino y se asegura la supervivencia al elegir hacer la voluntad del Padre Universal.
2. Relaciones de dualidad, eternizan los fundamentos de la realidad.
«4. La Fuente-Centro Tercera. La Tercera Persona de la Deidad, el Actor Conjunto; el integrador infinito de las energías cósmicas del Paraíso con las energías espirituales del Hijo Eterno; el coordinador perfecto de los móviles de la voluntad y de los mecanismos de la fuerza; el unificador de toda la realidad actual o en vías de actualizarse. El Espíritu Infinito revela la misericordia del Hijo Eterno mediante el servicio de sus múltiples hijos, y actúa al mismo tiempo como manipulador infinito, tejiendo para siempre el arquetipo del Paraíso en las energías del espacio. Este mismo Actor Conjunto, este Dios de Acción, es la expresión perfecta de los planes y de los propósitos ilimitados del Padre y del Hijo, actuando a la vez como fuente de la mente y donador del intelecto a las criaturas de un extenso cosmos.» (LU 105:3.5)
La relación de dualidad sienta las bases de todo tipo de relaciones interpersonales, paternas, fraternales y filiales. El modus operandi es Amor, Misericordia y Servicio Desinteresado. En el hombre, las relaciones de dualidad son la base de la creatividad, producen los frutos del Espíritu y aseguran el crecimiento espiritual. Éste es el tipo de relaciones fraternales en las que se expresan el amor, la misericordia y el servicio desinteresado.
3. Relaciones triunitarias. Exteriorizan la realización del infinito como una función universal.
«5. El Absoluto de la Deidad. Las posibilidades causativas potencialmente personales de la realidad universal, la totalidad de todo el potencial de la Deidad. El Absoluto de la Deidad es el que atenúa deliberadamente las realidades incalificadas, absolutas y no divinas. El Absoluto de la Deidad es el que atenúa lo absoluto y hace absoluto lo restringido —es el iniciador del destino.» ([LU 105:3.6)
La relación de trinidad sienta las bases para todo tipo de relaciones de grupo o sistema. El modus operandi es Justicia, Poder y Soberanía. En los seres humanos, las relaciones triunitarias son la base del trabajo en equipo y de las relaciones sociales. Dominar estas tres cualidades es una parte integral de nuestro programa de crecimiento espiritual.
Tercer comentario: El hecho de que YO SOY tenga voluntad propia y un propósito en sí mismo: (voluntad propia y Deidad con propósito propio = Deidad que se desea a sí misma y tiene su propósito en sí mismo [LU 0:1.5]) implica que la finalidad (destino) determina el desarrollo de la historia; en otras palabras, que las cosas y las no cosas, que las causas y efectos que durarán para siempre, luego se exteriorizarán y finalmente se actualizarán en respuesta al diseño de YO SOY están determinados desde el origen, y que todos estos eventos tienen como objetivo la unidad de la diversidad y la diversidad de la unidad.
Esta teleología [1] es el modus operandi subyacente que anima el diseño de YO SOY en los desarrollos posteriores de todas las realidades materiales, intelectuales, espirituales y/o personales cuya finalidad es la expresión de YO SOY, en todas sus formas y en todas las posibilidades. Es reconfortante saber que el universo en el que vivimos, nos movemos y tenemos nuestra existencia, no es un caos, está creado, controlado y sostenido por un YO SOY, Centro Primera Fuente. Es esencial comprender este aspecto de YO SOY porque, para cada uno de nosotros “Dios, como su Padre espiritual, es comprensible para usted y para todos los demás mortales, su concepto de culto experiencial del Padre Universal debe ser siempre menor que tu postulado filosófico de la infinidad de la Primera Fuente-Centro, el YO SOY.» [LU 105:1.6]
¿Cuál podría ser este objetivo?
El Divino Consejero nos da parte de la respuesta pero sería presuntuoso creer que ésta es la única razón.
«Parece ser que el Padre, allá por la eternidad, inauguró una política de profunda distribución de sí mismo. Hay algo inherente a la naturaleza desinteresada, amorosa y adorable del Padre Universal que le induce a reservarse solamente el ejercicio de aquellos poderes y de aquella autoridad que al parecer le resulta imposible delegar o conceder.»
Parece ser que el Padre, allá por la eternidad, inauguró una política de profunda distribución de sí mismo. Hay algo inherente a la naturaleza desinteresada, amorosa y adorable del Padre Universal que le induce a reservarse solamente el ejercicio de aquellos poderes y de aquella autoridad que al parecer le resulta imposible delegar o conceder. (LU 10:1.1)
Notemos también que el solitario y estático YO SOY tiene voluntad y por lo tanto debe ser amor absoluto, un amor que no puede compartir a menos que se diversifique para otorgarlo a su futura creación. Este es sin duda otro motivo que podemos esgrimir sin miedo a equivocarnos.
Entonces, veamos la cronología de estas diferentes secuencias.
SOY estático (Figura 1)
«Para la mente finita debe haber simplemente un principio, y aunque la realidad nunca ha tenido realmente un principio, sin embargo la realidad manifiesta ciertas relaciones de origen con la infinidad. La situación primordial en la eternidad, anterior a la realidad, se puede imaginar más o menos como sigue: En un momento hipotético e infinitamente lejano de la eternidad pasada, se podría concebir al YO SOY como cosa y no cosa, como causa y efecto, como volición y reacción. En ese momento hipotético de la eternidad no existe ninguna diferenciación en toda la infinidad. La infinidad está colmada por el Infinito; el Infinito envuelve a la infinidad. Es el momento estático hipotético de la eternidad; los actuales están todavía contenidos en sus potenciales, y los potenciales aún no han aparecido dentro de la infinidad del YO SOY. Pero incluso en esa situación hipotética, debemos suponer que existe la posibilidad de la voluntad autónoma.» (LU 105:1.5)
Representaremos el YO SOY como un círculo con un punto azul indicando que tiene voluntad propia.
¿Cuáles son estas cosas y no cosas, estas causas y efectos, esta volición y estas reacciones? ¿Estos potenciales y sus actuales a los que alude Melquisedec y que aún no están “eternalizados”? Estas son las personalizaciones futuras del YO SOY con sus naturalezas y sus atributos, los diferentes elementos de los cuatro niveles de realidad que serán necesarios para que el YO SOY alcance su propósito. Notemos simplemente que en esta hipotética etapa de «eternidad pasada» todo esto está en gestación, incluido en el plan, pero nada está todavía «eternalizado» excepto que el YO SOY ES.
Para comprender aún mejor las razones de esta metamorfosis del YO SOY, haré una analogía con las células madre en la primera etapa del feto humano. Al principio son un poco indiferenciados como el YO SOY, como él, tienen dentro de sí un plan, el código genético que, dependiendo de su maduración y de las necesidades crecientes del feto, se exteriorizará. en células del hígado, células oculares, células cardíacas, etc. Utilizo el verbo “exteriorizar” a propósito porque, como vimos anteriormente, exteriorizar significa llegar a existir en plena posesión de los propios medios para responder a una necesidad y cumplir una función. Las células del hígado no necesitan experimentar para funcionar, los Portadores de Vida se lo han proporcionado a través del código genético.
Así que sigamos secuenciando nuestro YO SOY.
RELACIONES DE LA UNIDAD
Primer paso (Figura 2)
«Al seguir la descripción cronológica de los orígenes de la realidad, debe existir un supuesto momento teórico en el que se produce la «primera» expresión volitiva y la «primera» reacción repercusiva dentro del YO SOY. En nuestro intento por describir la génesis y la generación de la realidad, esta etapa se puede concebir como aquella en la que El Uno Infinito se diferencia de La Infinitud, pero el postulado de esta relación doble debe siempre ampliarse hasta un concepto trino mediante el reconocimiento del continuum eterno de La Infinidad, del YO SOY.» (LU 105:2.2)
Estas operaciones tienen lugar dentro del solitario YO SOY que, sin dejar de ser UNO, se diferencia para lograr una concepción trina dentro de sí mismo. Es el primer nivel de diferenciación dentro de sí mismo. Es la separación entre lo que se convertirá en realidad personal y realidad no personal.
La volición propia implica un diseño del YO SOY que se manifiesta en la liberación de las cadenas del Infinito-Infinito a través de la diferenciación entre lo prepersonal y lo preimpersonal.
Segundo paso (Figura 3)
“La autometamorfosis del YO SOY culmina en las múltiples diferenciaciones de realidad deificada y realidad no deificada, de realidad potencial y actual, y de ciertas otras realidades que difícilmente pueden clasificarse de esta manera. Estas diferenciaciones del YO SOY teórico y monista están eternamente integradas por relaciones simultáneas que se establecen en el mismo YO SOY: la prerealidad prepotencial, preactual, prepersonal, monotética; esta prerealidad, aunque infinita, se revela como un absoluto en presencia del Primer Centro Fuente y como una personalidad en el amor ilimitado del Padre Universal.
Aquí, la realidad deificada es la precursora de todo lo que se convertirá en deidad en el nivel eterno (el Hijo Eterno y el Espíritu Infinito) y la realidad no deificada de toda energía eterna (el Paraíso). La realidad potencial es la precursora de los tres Absolutos de Potencialidad, y la realidad actual, de los tres Absolutos de Actualidad, quedando la realidad del YO SOY lo que SOY.
Texto de la figura 3:
Centro:
Alrededor:
El propósito del YO SOY incluye todo lo que es probable que exista para cumplir el destino. Por lo tanto, toda la realidad material, intelectual, espiritual y personal, así como todos los mecanismos que operan sobre, con y en estas realidades, existen como una pre-realidad dentro del YO SOY. Toman forma en sus diferenciaciones.
«El acto volitivo de las Deidades que componen la Trinidad del Paraíso es el que establece el destino; el destino está establecido en la inmensidad de los tres grandes potenciales, cuya absolutidad engloba las posibilidades de todo desarrollo futuro; el acto del Consumador del Destino del Universo es probablemente el que consuma el destino, y es probable que en este acto estén implicados el Supremo y el Último, que forman parte de la Trinidad Absoluta. Las criaturas que experimentan pueden comprender, al menos parcialmente, cualquier destino experiencial; pero un destino que roza los existenciales infinitos es difícilmente comprensible. El destino en la finalidad es una realización existencial-experiencial que parece implicar al Absoluto de la Deidad. Pero el Absoluto de la Deidad mantiene relaciones de eternidad con el Absoluto Incalificado debido al Absoluto Universal. Y estos tres Absolutos, que tienen la posibilidad de volverse experienciales, son realmente existenciales y mucho más, ya que no tienen límites, ni tiempo, ni espacio, ni confines, ni medidas —son verdaderamente infinitos.» ([LU 106:7.3)
Los mecanismos son el producto de una mente, de una mente creativa que actúa sobre los potenciales cósmicos y en ellos. Los mecanismos son las cristalizaciones fijas del pensamiento del Creador, y siempre funcionan de conformidad con el concepto volitivo que les dio origen. Pero la finalidad de cualquier mecanismo se encuentra en su origen, no en su función. (LU 118:9.5)
Todo esto es puramente hipotético y sigue siendo un intento de los autores de presentar a nuestra mente finita las operaciones de la eternidad.
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Relaciones de Dualidad — Eternalización de los Siete Absolutos del Infinito
Las siete relaciones primordiales dentro del YO SOY se eternizan bajo la forma de los Siete Absolutos de la Infinidad. Pero, aunque podemos describir los orígenes de la realidad y la diferenciación de la infinidad mediante una narración secuencial, de hecho los siete Absolutos son eternos de una manera incalificada y coordinada. La mente mortal quizás necesite concebir que han tenido un principio, pero este concepto debería estar siempre eclipsado por la comprensión de que los siete Absolutos no han tenido un principio; son eternos y, como tales, han existido siempre. Los siete Absolutos son la premisa de la realidad, y han sido descritos en estos documentos como sigue: (LU 105:3.1)
Esta tercera secuencia (figura 4) inaugura las relaciones de dualidad. Se establecen entre el YO SOY lo que el YO SOY original y sus 6 diferenciaciones formando así 7 metamorfosis. Estas relaciones los eternalizan fuera del YO SOY en la forma de los Siete Absolutos del Infinito. Estas relaciones duales permiten al YO SOY romper las cadenas de su absolutidad solitaria y así. , para poder asociarse posteriormente con cada uno de ellos en la secuencia 4 en forma de triunidad y triodidad.
Los Siete Absolutos de la Infinidad constituyen los comienzos de la realidad. Desde la perspectiva de la mente mortal, la Fuente-Centro Primera parecería ser anterior a todos los absolutos. Pero aunque este postulado sea útil, está invalidado por la coexistencia en la eternidad del Hijo, del Espíritu, de los tres Absolutos y de la Isla del Paraíso.
Es una verdad que los Absolutos son manifestaciones del YO SOY-Fuente-Centro Primera; es un hecho que estos Absolutos nunca han tenido un principio, sino que son los eternos coordinados de la Fuente-Centro Primera. Las relaciones entre los Absolutos en la eternidad no siempre se pueden presentar sin que ocasionen paradojas en el lenguaje del tiempo y en los modelos conceptuales del espacio. Pero independientemente de cualquier confusión relacionada con el origen de los Siete Absolutos de la Infinidad, es a la vez un hecho y una verdad que toda la realidad está basada en sus existencias en la eternidad y en sus relaciones en la infinidad. ([LU 105:3.9-10)
Los autores presentan los Siete Absolutos del Infinito bajo el título de Centro Fuente para lo actual y Absoluto para los potenciales.
Así, reunidos en este diagrama (Figura 4), los Siete Absolutos del Infinito juntos constituyen los comienzos de la realidad. Se observará que cada Absoluto tiene una naturaleza y unos atributos específicos, consecuencia lógica de la teleología del proyecto divino. El solitario y volitivo YO SOY madura en sí mismo los elementos específicos de la realidad que aparecen en la segunda secuencia y se eternizan en la tercera en la forma de los Absolutos, un poco como un arquitecto que planea construir un edificio hace un inventario en su responsable de todos los elementos humanos y materiales necesarios los materializa en papel antes de su finalización.
Así, los potenciales y los actuales, lo personal y lo no personal, las deidades y las no deidades están en su lugar pero aún no son funcionales. Sientan las bases para futuras relaciones trinas de funcionalidad.
El YO SOY es la infinidad incalificada bajo la forma de unidad. Las dualidades eternizan los fundamentos de la realidad. Las triunidades existencian la realización de la infinidad como una función universal. (LU 105:4.8)
Me parece necesario explicar la naturaleza y atributos de cada uno de los Absolutos y presentarlos en forma de una lista no exhaustiva recogida a lo largo de la lectura del libro para comprender plenamente el papel que desempeñarán en el trígono. asociaciones que se presentarán en la secuencia 4 que sigue.
A estas alturas de nuestro estudio, ¿nos damos cuenta de la suerte que tenemos de poder finalmente comprender la génesis de la realidad de nuestro universo y las leyes que lo gobiernan, para poder explicar lo que ocurrió antes de la aparición del tiempo y del espacio? , antes del punto cero que los astrónomos llaman el “Big Bang”.
El primer centro de fuentes.
Fuente-Centro Segundo.
La Fuente-Centro del Paraíso:
El Tercer Centro de Fuentes.
La Deidad Absoluta.
El Absoluto Incalificado.
El Absoluto Universal.
Hemos visto que el YO SOY es UNO e inclusivo. En el diagrama de la Figura 4 notamos que las asociaciones de los Siete Absolutos del Infinito se internalizan exteriorizándose, se han convertido en realidades distintas del YO SOY original. ¿Cómo, entonces, mantiene el YO SOY la unidad y cohesión del sistema? Estas asociaciones duales se basan en dos relaciones arquetípicas: amor para las relaciones personales y gravedad para las relaciones no personales. Por lo tanto, el YO SOY es la fuente de estos dos arquetipos de relación. El amor y la gravedad son partes integrales del diseño divino; son los cimientos de cualquier relación. la relación personal primordial de dualidad permite que el YO SOY exprese el Amor Universal convirtiéndose en el Padre del Hijo Eterno y la fuente de todas las personalidades. La relación primordial no personal de la dualidad también permite que el Primer Centro-Fuente controle todas las realidades no personales a través de la influencia de la gravedad del Paraíso, el arquetipo de toda realidad no personal.
Así vemos que si el diseño eterno requiere la producción de energía, la asociación funcional del Padre Universal (Arquetipo primordial de lo no personal) y el Espíritu Infinito (el manipulador universal) la movilizará en el potencial del Absoluto Incalificado y lo hará actual bajo la influencia del Paraíso. Utilizando la analogía con el arquitecto (el Padre Universal), la compra de los materiales de construcción se realizará con su acuerdo por el responsable de la obra (el Espíritu Infinito) al proveedor (el Absoluto Incalificado) y se volverán utilizables (el Paraíso). ) una vez en el sitio (el universo).
Una vez más, esta diversificación del YO SOY es consecuencia del diseño divino y responde exactamente a las necesidades que se manifestarán en el futuro. Sin este propósito nada de esto existiría. La Fuente del Primer Centro parecería cronológicamente anterior a los otros Absolutos pero en de hecho nunca tuvieron un comienzo.
Así termina la primera parte de nuestra exploración de las edades del universo maestro. Abordaremos en el próximo ENLACE, las consecuencias de la diversificación de este mismo YO SOY conduciendo a las relaciones trinas funcionales de los Absolutos en Trinidad, triunidades y triodidad; Son los cimientos del universo.
##Notas
Teleología: Este término se deriva de dos palabras griegas: telos (fin, meta, diseño) y logos (razón, explicación). La teleología es el estudio de las causas finales, de la finalidad, en la filosofía analítica. Forma una especificación de finalismo con la teleonomía. Esta doctrina pretende explicar los fenómenos mediante la intervención de una causa final. Ella considera que todo tiene un final. Concibe el mundo como un sistema de relaciones, de relaciones entre medios y fines.
La teleología natural, común en la filosofía clásica pero controvertida hoy en día, sostiene que las entidades naturales también tienen propósitos intrínsecos, independientemente del uso u opinión humanos. Por ejemplo, Aristóteles afirmó que el telos intrínseco de una bellota debe convertirse en un roble completamente desarrollado. En esto, la teleología se opone a la visión mecanicista de la explicación de los fenómenos, particularmente en las ciencias de la vida y la cibernética.
Hay que dar gracias a Sócrates y Aristóteles por haber formalizado la teleología en su filosofía. Sin embargo, las religiones primitivas y luego el monoteísmo llevan dentro de sí esta noción de diseño divino. El propio Melquisedec enseñó la idea de que el mundo surge del diseño divino: “Melquisedec, sin embargo, enseñó algunas de las verdades más elevadas, incluida la conducta y organización del universo local. Pero a su brillante discípulo Nordan el Quenita y a su grupo de diligentes estudiantes, les enseñó las verdades del superuniverso e incluso de Havona. » [LU 93:3.4]
De hecho, la génesis de la realidad descrita por los autores de El libro de Urantia es enteramente teleológica. El YO SOY Infinito-Infinito tiene voluntad propia, la de liberarse de las cadenas del absoluto, para ejecutar su diseño primordial que generará el ulterior desarrollo de la realidad en relación a la finalidad de su diseño: “Sé perfecto como YO Yo soy perfecto” ↩︎