Autor: Norm Du Val | Traductor: Jan Herca
Mucha gente se ha preguntado y ha especulado con el tamaño real de nuestro superuniverso, el Gran Universo, y el Universo Maestro, etc., especialmente desde que El Libro de Urantia y la ciencia no parecen estar en muy buen acuerdo. Así que, ¿cuánto de grande es Orvonton?, y ¿tenemos que cambiar El Libro de Urantia para que se ajuste a la ciencia de hoy, o peor, a la ciencia de ayer?
Mi interés surgió cuando leía un folleto llamado Guía del Libro de Urantia – De aquí a la eternidad en veinte minutos, publicado por la Invisible Fellowship. Una frase decía que «el diámetro de nuestro superuniverso tiene aproximadamente 500 millones de años luz». No creí que esto fuera correcto, y no pude encontrar en ninguna parte en El Libro de Urantia dónde se ofrecía el dato. Como una cuestión zanjada, El Libro de Urantia parece decir que el diámetro de Orvonton es de 500.000 años luz, mil veces menos de lo que esta publicación del Invisible Fellowship mencionaba.
Decidí echar un vistazo en el tema tanto en El Libro de Urantia como en algunas publicaciones científicas de astronomía, y después de discutirlo con varias personas y de recibir varios mensajes por Internet, creo estar preparado para responder a la candente cuestión.
El Libro de Urantia dice que Orvonton tendrá un billón de planetas habitables (LU 15:2.8). También dice que la galaxia Vía Láctea es el núcleo de Orvonton (LU 15:3.1). Nunca pensé que «núcleo» en este caso significara que nuestra galaxia era una pequeña parte, digamos que una milésima parte de Orvonton, sino que más bien era el cuerpo principal, suponiendo quizás entre el 70, 80 o incluso 90% del superuniverso. Concedernos pensar, según nuestra moderna visión del universo astronómico, con supercúmulos de miles de galaxias, que sólo nuestra galaxia y otras seis más como ella comprenden los «siete superuniversos» que circundan otra entidad galáctica, Havona, casi parecería extraño. El Gran Universo sería entonces bastante pequeño en el conjunto de todas las cosas. ¿Podría ser el Gran Universo tan pequeño? ¿Qué sentido tendría llamarlo «Gran»?
Desde que conocemos que hay sólo 100.000 millones de estrellas en la Vía Láctea (la ciencia así nos lo dice), sería prácticamente imposible para la Vía Láctea tener más de una pequeña fracción del billón de planetas habitables establecido para Orvonton. Cada estrella en la galaxia podría tener una media de 10 planetas habitables. Pero esto sería altamente improbable. En el mejor caso, podríamos esperar tener un planeta habitable por cada dos estrellas. Este ratio se deriva de LU 41:3.1 donde El Libro de Urantia dice que Satania tiene 2.000 soles llameantes y tendrá en un futuro 1.000 planetas habitados. Si este fuera el caso, llegamos a una cifra de 50.000 millones de planetas habitados en toda la Galaxia Vía Láctea, como máximo, lo cual es tan sólo la veinteava parte del número necesario para alcanzar un billón. Para resolver el problema tenemos que acaparar mucho más espacio e incluir otras grandes galaxias como la Vía Láctea de modo que alcancemos las necesarias estrellas para tener un billón de planetas. Además, algunos dicen que muchas o casi todas las estrellas de las supuestas 100.000 millones que habría en la Vía Láctea no son candidatas viables para tener familias planetarias idóneas para la vida. Según un cálculo, el 98% de las estrellas deberían ser eliminadas por ser «demasiado pequeñas o demasiado frías» para soportar sistemas planetarios y vida. Eso nos dejaría sólo 2.000 millones de estrellas disponibles y produciría cerca de 1.000 millones de planetas. Este número es la milésima parte de la cantidad necesaria para Orvonton según El Libro de Urantia, así que tendríamos que tomar aproximadamente 1.000 Vías Lácteas más para obtener los números correctos.
Otro problema que hace estos asuntos incluso peor es que mientras que está ampliamente admitido que la Vía Láctea tiene 100.000 millones de estrellas, El Libro de Urantia dice que Orvonton tiene 10 billones de estrellas, por lo que la Vía Láctea tendría sólo una centésima de Orvonton. Y considera que cuando tienes que acaparar en el espacio 50 millones o 500 millones de años luz para adquirir docenas o un millar de galaxias más como para formar un billón de planetas y 10 billones de estrellas bajo estos postulados, estamos diciendo que El Libro de Urantia está equivocado cuando da un radio de 250.000 años luz para Orvonton. Esto no es nada nuevo. Muchos creyentes del libro automáticamente dan el beneficio de la duda a la ciencia actual. A mí me gusta ir con El Libro de Urantia primero, y dejar que la ciencia siga su camino a su debido tiempo. El Libro de Urantia es el que es, no cambiará con el tiempo, pero estoy seguro de que la ciencia sí.
Llegados a este punto parecería que nada excepto un milagro podría reconciliar este problema entre la ciencia y El Libro de Urantia, pero después de investigar la materia, y armados con una «nueva ciencia», estoy más seguro que nunca de que el pequeño modelo de Orvonton es el correcto. Confíe y continúe leyendo.
Empecemos con algunas cuestiones básicas y relacionadas.
Hace tiempo que la Vía Láctea se consideró que tenía unos 80.000 años luz de diámetro. Más recientemente la cifra de 100.000 años luz ha venido usándose. Pero nuevos estudios han mostrado que la Vía Láctea tiene un extenso y masivo halo de estrellas a su alrededor y ahora la cifra de 300.000 años luz está empezando a mencionarse como un tamaño más apropiado para nuestra galaxia. Además, hay un número de galaxias enanas que parecen estar en órbita alrededor de la Vía Láctea. Si se consideran parte de la Vía Láctea, el tamaño de la galaxia está muy próximo a los 500.000 años luz de diámetro. Esta cifra es interesantemente la misma que la que El Libro de Urantia usa como tamaño de Orvonton. El Libro de Urantia dice:
«Desde el sistema más alejado de mundos habitados hasta el centro del superuniverso hay un poco menos de doscientos cincuenta mil años luz». LU 32:2.11
Si 250.000 ly es el radio, entonces 500.000 ly deberá ser el diámetro.
Esta es una importante cuestión. Muchas fuentes antiguas dan la cifra que sigue hoy siendo ampliamente citada de 100.000 millones de estrellas, pero esta cifra está lamentablemente desfasada. En LU 15:6.10 de El Libro de Urantia dice:
«El superuniverso de Orvonton está iluminado y calentado por más de diez billones de soles resplandecientes. Estos soles son las estrellas que se pueden observar desde vuestro sistema astronómico. Más de dos billones están demasiado lejanos y son demasiado pequeños como para ser nunca vistos desde Urantia». LU 15:6.10
¡Guau, diez billones de soles! ¿Así que cómo vamos a pasar de 100.000 millones a diez billones? La respuesta es… gradualmente.
Démonos cuenta también de que algo muy importante en el párrafo anterior de El Libro de Urantia. De los diez billones de soles llameantes, dice que dos billones son demasiado pequeños incluso para ser vistos desde Urantia. Incluso aunque estos soles sean demasiado pequeños, El Libro de Urantia está dando como válidos a los pequeños soles como soles llameantes. También, en la época de 1935, cuando el libro decía que «estos soles son las estrellas que se pueden observar desde vuestro sistema astronómico», se refería a que estas estrellas eran parte de la galaxia Vía Láctea. La Vía Láctea era el sistema astronómico observable para todos los propósitos prácticos en 1935. En otras palabras, El Libro de Urantia está diciendo que hay 10 billones de soles dentro y alrededor de la proximidad de la Vía Láctea.
De todas las estrellas en nuestra galaxia, ¿cuántas tendríamos que descartar como demasiado pequeñas o demasiado frías para soportar la vida, para que alcancemos un ratio exacto de «estrellas por planeta habitado»?
La respuesta es relativamente pocas, quizás un 10% o menos. Se ha dicho por algunos que tendríamos que eliminar el 98% de las estrellas en consideración porque son estrellas enanas y son demasiado pequeñas o demasiado frías para soportar la vida en sus mundos asociados. Esto no es correcto. Lo que normalmente se refiere con esta cifra del 98% es una clase de estrella que se suele conocer como «enana roja». Son estrellas reales y no deben confundirse con otros tipos de estrellas enanas. Es cierto que la astronomía dice que la mayoría de las estrellas de nuestra galaxia son «enanas rojas», pero la astronomía no dice que sean demasiado pequeñas o frías como para soportar sistemas planetarios o vida. Estas estrellas son estrellas de clase espectral M. Y como se indica arriba, El Libro de Urantia las incluye como estrellas llameantes.
La menor de las estrellas de la clase M son como poco 100 veces más masivas que Júpiter, el mayor planeta de nuestro sistema solar, y la mayor parte están entre 200 y 600 veces tan grandes como es Júpiter, lo cual significa que tienen entre un 20 y un 60% de la masa del Sol, y que queman con unas temperaturas superficiales de cerca de 3.500 grados Kelvin. Tienen suficiente cantidad de gravedad, calor y luz para mantener y sostener sistemas planetarios y vida planetaria. A Carl Sagan le encantaban también. Hablando acerca de las estrellas en la galaxia, decía esto en su libro Cosmos:
«Muy pocas de estas estrellas son del tipo de gran masa y corta vida que despilfarran sus reservas de combustible nuclear. La gran mayoría tienen vidas de miles de millones de años o más durante los cuales brillan de modo estable proporcionando una fuente de energía adecuada para el origen y evolución de la vida de planetas cercanos»[1].
La «gran mayoría» a la que Carl Sagan se refiere son las estrellas de la clase M, las cuales de hecho constituyen el grueso de las estrellas de la galaxia. El Libro de Urantia parece llamar a todas las estrellas normales «estrellas llameantes o brillantes» si el fuego nuclear se ha arrancado. Estrellas de la clase espectral M son de hechos estrellas llameantes, que desprenden fuego mediante la fusión nuclear igual a como hace nuestro Sol. Son simplemente menos masivas. La Enciclopedia Británica dice
«Las estrellas más comunes y aquellas que contribuyen más a la densidad de la masa estelar son las estrellas enanas M, […]».
Las estrellas de clase M son estrellas de la secuencia principal, auténticas estrellas, llameantes y resplandecientes.
En El Libro de Urantia se dice: «De los treinta soles más cercanos al vuestro, sólo tres son más brillantes» (LU 41:3.1). De los veintisiete que no son tan brillantes como nuestro Sol, la mayoría probablemente son estrellas de clase M. No podemos eliminar estas estrellas de la ecuación y no hay razón lógica para hacerlo. Podemos eliminar las enanas blancas, las enanas negras, las estrellas de neutrones, los pulsars, las gigantes rojas, estrellas demasiado cercanas al núcleo galáctico, estrellas envueltas en nebulosas de polvo, y quizás algunas otras, pero todas estas representan un pequeño porcentaje del total.
Digamos por tanto que el 90% de todas las estrellas en la galaxia son buenas candidatas para tener sistemas planetarios en lugar del 2% propuesto por algunos. Eso es 90.000 millones de estrellas, si la cifra habitual de 100.000 millones de estrellas en la Vía Láctea es aceptable. Si Satania tiene 2.000 soles llameantes según el libro (las estrellas M probablemente sumarían 1.900 de ellas), y tenemos 1.000 planetas habitados, podemos usar este ratio como una suposición para el resto de los sistemas locales de nuestra galaxia. (Por otra parte, más que dos a uno, el ratio a gran escala debe ser de diez estrellas por planeta habitable si Orvonton tiene diez billones de estrellas y está destinado a tener un billón de planetas habitados). La Vía Láctea entonces podría tener fácilmente 45.000 millones de planetas habitados, pero todavía demasiado poco para el número necesario para evitar tener que recurrir al supercúmulo de Virgo para obtener suficientes galaxias y estrellas con un billón de planetas habitables como dice el libro. De alguna manera necesitamos un truco mágico aquí, un milagro, o alguna «información» científica «nueva» o de lo contrario el valor de 250.000 años luz del diámetro de Orvonton del libro será erróneo.
¿Cuál es la diferencia entre los términos «estrellas» que la ciencia usa, y «estrellas llameantes, soles llameantes y soles brillantes», etc., que utiliza El Libro de Urantia?
No hay diferencia, todas son lo mismo.
¿Tendrían la mayor parte de los mundos habitados temperatura, presión de aire y condiciones de gravedad cercanas a las de la Tierra, y sería el tipo de vida similar al nuestro?
No. Una buena lectura del documento 49, Los mundos habitados, disiparía rápidamente cualquier noción de que los mundos habitados son similares o que los habitantes son similares de un mundo a otro, excepto de que todos son bípedos inteligentes. Como El Libro de Urantia indica para los no-respiradores, muchos no tienen aire o presión de aire en absoluto. Viven en un vacío. Del mismo modo para la temperatura, en mundos sin aire las temperaturas de la superficie podrían ser muy extremas, altas y bajas. El libro dice:
[…] En los mundos donde no se respira, las razas avanzadas deben hacer muchas cosas para protegerse de los daños meteóricos, construyendo instalaciones eléctricas que se encargan de consumir o de desviar los meteoros. Se enfrentan a grandes peligros cuando se aventuran más allá de estas zonas protegidas. Estos mundos también están sometidos a unas tormentas eléctricas desastrosas de una naturaleza desconocida en Urantia. Durante esos períodos de enormes fluctuaciones energéticas, los habitantes deben refugiarse en sus estructuras especiales de aislamiento protector.
La vida en los mundos de los no respiradores es radicalmente diferente a la que existe en Urantia. Los no respiradores no ingieren comida ni beben agua como lo hacen las razas de Urantia. Las reacciones del sistema nervioso, el mecanismo regulador de la temperatura y el metabolismo de estos pueblos especializados son radicalmente diferentes a estas mismas funciones en los mortales de Urantia. Aparte de la reproducción, casi todos los actos de la vida difieren, e incluso los métodos de procreación son un poco diferentes. LU 49:3.3-4
En un universo infinito, mientras que habría muchos mundos más o menos como el nuestro, parece que las condiciones en muchos otros planetas habitados no se parecerían a nada de lo que tenemos en la Tierra, de acuerdo con El Libro de Urantia. El libro lista los diferentes tipos de vida que necesitan ser creados en respuesta a las diferentes condiciones planetarias (LU 49:2). Ya que todos los cuerpos espaciales tienen gravedad, ésta parece ser la única condición que sería similar en otros mundos, e incluso El Libro de Urantia dice:
Algunos de los mundos más grandes están poblados por seres que sólo tienen una altura de unos setenta y cinco centímetros. La estatura de los mortales varía entre ésta última, pasando por las alturas medias en los planetas de tamaño medio, hasta alrededor de los tres metros en las esferas habitadas más pequeñas. LU 49:2.20
Estos seres son de setenta y cinco centímetros en un lado y de dos metros y medio en el otro debido a las fuerzas de la gravedad, ambas mucho más fuertes o débiles de las que tenemos en la Tierra.
El libro dice:
«Hay grandes diferencias entre los mortales de los distintos mundos, incluso entre aquellos que pertenecen a los mismos tipos intelectuales y físicos, pero todos los mortales con dignidad volitiva son animales erguidos, bípedos». LU 49:4.1
Nuestra estrella tiene al menos un mundo habitado, y casi seguramente tiene dos. Hablando de un mundo de los no-respiradores, El Libro de Urantia nos dice:
«Estaríais más que interesados en la conducta planetaria de este tipo de mortales, porque una raza de seres de esta clase vive en una esfera muy cercana a Urantia». LU 49:3.6
Es muy improbable que «muy cercana» signifique Alfa Centauro, a 4,5 años luz de nosotros. Debe significar nuestro sistema solar. No hay muchos «mundos» en nuestro sistema solar que puedan cualificarse, pero dos vienen a la mente que son suficientemente grandes, tienen superficies sólidas, y no tienen aire. Nuestra Luna, y la luna de Júpiter Ganímedes son los lugares más probables. Ío es un infierno sulfúrico, Europa es un mundo acuático recubierto de hielo. La superficie de Calisto es también helada. La luna de Saturno, Titania, y la de Neptuno, Tritón, tienen atmósferas y están demasiado lejos de los rayos cálidos del Sol. Júpiter está mucho más cerca al Sol e incluso proporciona su propio calor.
Podemos probablemente eliminar nuestra Luna. Está cerca, la hemos estudiado por el telescopio durante décadas, y hemos estado allí. Sería muy duro para nosotros no haber notado actividad de vida inteligente si ha estado allí. Eso nos deja Ganímedes. Ganímedes puede no ser del tamaño de la Tierra, pero el libro no dice que un mundo habitado tenga que ser grande, sólo que si es del tamaño de Urantia es casi ideal. Nos dice:
[…] En diversos sistemas físicos de Satania, los planetas que giran alrededor del sol central son demasiado grandes como para ser habitados, pues su gran masa produce una gravedad opresiva. Muchas de estas enormes esferas tienen satélites, a veces media docena o más, y estas lunas tienen a menudo un tamaño muy similar al de Urantia, por lo que son casi ideales para ser habitadas. LU 49:0.4
¿Y qué hay de las regiones hacia la protuberancia central galáctica, sería posible la vida allí?
Sí. Incluso en las densas regiones de la galaxia, excepto en los alrededores del núcleo, la vida podría ser posible. Si las estrellas estuvieran separadas sólo un año luz, habría gran cantidad de espacio. Satania no está en lo que podríamos considerar las regiones más densas, pero El Libro de Urantia nos da una idea de lo que podría ser cerca del núcleo galáctico. Nos dice:
El mundo habitado más antiguo de Satania, el mundo número uno, es Anova, uno de los cuarenta y cuatro satélites que giran alrededor de un enorme planeta oscuro, pero que está expuesto a la luz diferencial de tres soles vecinos. Anova se encuentra en un estado avanzado de civilización progresiva. LU 49:0.5
Este mundo, Anova, con cuarenta y cuatro compañeros, gira alrededor de un planeta mucho más grande, probablemente similar al sistema Júpiter – Ganímedes. Y más importante, hay tres soles en el cielo de Anova, aparentemente todos lo suficientemente cerca para contribuir a la luz y calor del planeta. ¿Cómo de lejos podrían estar estas estrellas de Anova y aun así ser beneficiosas? ¿Un décimo de año luz? ¿Una centésima de año luz? A una centésima de año luz, una estrella estaría a dieciséis veces la distancia entre el Sol y Plutón. Este sistema de estrella triple probablemente tiene más de un planeta habitado. Siendo un sistema muy viejo, podría ser incluso el sistema de Satania que tiene cuatro planetas habitados (LU 32:2.10). Por cierto, el sistema Centauro, nuestro vecino estelar es también una sistema de estrella triple y podría ser muy bien el hogar del sistema Anova.
¿Pero qué hay acerca de la cifra de 100.000 millones comúnmente usada como el número de estrellas en la Vía Láctea, es correcta?
No, no sólo no es correcta, está tan fuera de la ciencia como en un factor de 10 o 20 veces. Para empezar, he visto la cifra de 200.000 millones de estrellas para la Vía Láctea mencionada ya en 1975. En un libro titulado «Universo sorprendente», un libro de la National Geographic Society por Herbert Friedman, dice: «Nuestro Sol es sólo uno de los cerca de 200.000 millones de estrellas de la Vía Láctea».
Más tarde, en un intento de escalar el universo hacia abajo de modo que el Sol fuera del tamaño de la cabeza de un alfiler y nuestro sistema solar fuera una habitación, dice: «La Vía Láctea sería un disco… dotado de 200.000 millones de estrellas»[2].
En el libro Cosmos de Carl Sagan, de 1980, dice:
«Conocemos N*, el número de estrellas en la galaxia Vía Láctea, bastante bien, por recuentos cuidadosos de estrellas en regiones del cielo, pequeñas pero representativas. Es de unos cuantos centenares de miles de millones; algunas estimaciones recientes lo sitúan en 400.000 millones»[1:1].
En otras partes del libro usa la cifra actual de 400.000 millones. ¡400.000 millones de soles! Ahora sí que estamos empezando a entrar en números serios. Si podemos encontrar otro centenar de miles de millones no tendríamos que salirnos del área local para satisfacer los problemas de nuestros números.
Si el 90% de estos 400.000 millones de estrellas fueran viables y si la mitad de ellos tuvieran o pudieran tener vida inteligente, estamos hablando de cerca de 180.000 millones de planetas habitados. Esto es cerca del 20% de un billón y un 20% de la cantidad necesaria para describir un Orvonton mucho más pequeño con un billón de planetas habitables.
No es suficiente… todavía. Pero espere. Se hace más grande. ¡Mucho más grande!
En enero de 1995 la prestigiosa revista Sky & Telescope (la revista definitiva para todos los aficionados al espacio), en un artículo titulado «La Galaxia que llamamos hogar», dice:
«La masa total de nuestra galaxia es sorprendentemente grande, y se hace más grande a medida que la mides a larga distancia del centro galáctico. Para la parte de la galaxia más cercana al centro que lo que estamos nosotros, las velocidades de rotación de las nubes de gas implican una masa de cerca de 100.000 millones de soles. Pero hagamos las mediciones bastante más lejos, usando los movimientos de las estrellas en el halo o la interacción de toda la galaxia con Andrómeda y otros vecinos, y obtendremos más de un billón de soles»[3].
Imagine esto, un billón de soles en la Vía Láctea. Esta «nueva información» me pilló un poco de sorpresa y puede provocarle lo mismo si no está familiarizado con ella. Al principio pensé que era un error, pero no lo es. En la Enciclopedia Británica, Macropedia, 1992, dice:
«La masa total de la Galaxia, que ha sido razonablemente bien establecida durante la década de los 60, se ha convertido en una cuestión de considerable incertidumbre… y todo lo que se puede decir es que la masa es quizás 5 o 10 veces más grande de lo que se pensó anteriormente. Es decir, la masa, incluyendo la materia oscura, debe rondar un billón de veces la masa de nuestro sol, con considerable inseguridad»[4].
¡Considerable inseguridad, encima!
Esta sección de la Británica cierra con estas palabras:
«Mientras tanto debe decirse que la astronomía no conoce mucho de lo que constituye el universo».
¡Y aún hay más!
Desconcertantemente, aquí hay otra nueva información científica que corrobora la anterior de la enciclopedia Grolier en CD-ROM (copiado directamente del CD). Dice:
«La masa total de la galaxia puede ser medida estudiando los movimientos de las estrellas individuales y las nubes de gas hidrógeno en diferentes partes de la galaxia y aplicando la mecánica celestial para calcular una masa total que tenga en cuenta los movimientos observados. La masa puede ser también determinada de los movimientos de las pequeñas galaxias satélites, especialmente de las galaxias elípticas enanas cercanas, y de los cúmulos globulares. Cálculos recientes por ambos métodos concuerdan en que la masa de la galaxia es posiblemente 1.000.000 a 2.000.000 de millones de veces la masa del Sol. Como la masa del Sol es la masa promedio para una estrella de la galaxia, el número total de estrellas debe ser también de este orden». LU 15:4.8
1.000.000 a 2.000.000 de millones de masas solares es uno a dos billones de masas solares. Aunque «masas solares» no significa necesariamente estrellas, de acuerdo con la enciclopedia el número total de estrellas en la Vía Láctea debe ser ¡del mismo orden! En lugar de intentar ajustar El Libro de Urantia para que coincida con la ciencia, simplemente hemos esperado pacientemente a que la ciencia cambie.
Hemos pasado de 100.000 millones de estrellas en la galaxia a posiblemente dos billones de estrellas. ¿No es maravillosa la ciencia?
Como podemos ver, el número de estrellas ha ido «aumentado regularmente» durante 20 años o más. Ahora tenemos una cifra plausible que es 20 veces mayor de lo que era en la época de los «100.000 millones de estrellas». ¿Pero ha cambiado el número real de estrellas? No. Sólo la ciencia ha cambiado. Una cosa que se puede decir de la ciencia, con el paso de los años, concerniente a las estimaciones del número de estrellas en la Vía Láctea, es que siempre ha errado en el lado conservador.
Usando todos estos nuevos datos, si ahora usamos la cifra de dos billones de estrellas en la Vía Láctea, y si el 90% de estas son buenas candidatas para las familias planetarias, y si la mitad de estas estrellas tienen planetas habitados, entonces tenemos 900.000 millones de planetas habitables en nuestra galaxia. Esto constituiría 9 sectores mayores o el 90% de la cantidad total de Orvonton.
Podemos asumir en este punto que las estimaciones van a continuar apareciendo hasta que se acerquen al número real de estrellas, en tanto que la ciencia haga su trabajo, y que más y mejores formas de medición de la masa de nuestra galaxia sean utilizadas, incluso hasta el punto de acercarse a los 10 billones de estrellas que establece El Libro de Urantia para Orvonton. Vuelva a comprobarlo dentro de 10 años. Incluso si el ratio de estrellas y planetas es 10 a uno (LU 15:6.10), estaremos en el campo correcto, y moviéndonos en la dirección de los números correctos. Esto se ajusta extremadamente bien con la idea de que la Vía Láctea es el núcleo de Orvonton. El Libro de Urantia dice:
[…] El inmenso sistema estelar de la Vía Láctea representa el núcleo central de Orvonton, que se encuentra mucho más allá de las fronteras de vuestro universo local. Este gran agregado de soles, islas oscuras del espacio, estrellas dobles, grupos globulares, nubes de estrellas, nebulosas espirales y otras, junto con miríadas de planetas individuales, forma una agrupación circular y alargada parecida a un reloj, que ocupa alrededor de una séptima parte de los universos evolutivos habitados. LU 15:3.1
La Vía Láctea no podría ser el núcleo de Orvonton si Orvonton incluyera el supercúmulo de Virgo como algunos sugieren. La Vía Láctea sería como un grano de arena perdido en un Orvonton tan grande.
En adición a todos los datos sobre la masa de la Vía Láctea, la ciencia dice que hay también cerca de 150 o más cúmulos globulares de estrellas en el halo galáctico. Concerniente a los cúmulos globulares, El Libro de Urantia dice virtualmente lo mismo de Orvonton que lo que la ciencia ya conoce acerca de la Vía Láctea:
[…] Los cúmulos de estrellas de tipo globular predominan cerca de los márgenes exteriores de Orvonton. LU 15:4.8
Otras dos frases del libro también describen a la Vía Láctea como el «cuerpo principal» de Orvonton:
Prácticamente todos los reinos estelares visibles a simple vista desde Urantia pertenecen a la séptima sección del gran universo, al superuniverso de Orvonton. […] LU 15:3.1
Aunque el ojo humano sólo puede ver a simple vista dos o tres nebulosas más allá de las fronteras del superuniverso de Orvonton, vuestros telescopios revelan literalmente millones y millones de estos universos físicos en proceso de formación. […] LU 12:2.3
Idénticas afirmaciones pueden hacerse acerca de la galaxia Vía Láctea. Con la excepción de la galaxia Andrómeda y de las nubes estelares de Magallanes, todo lo que podemos ver en el cielo de la noche a simple vista está dentro de la galaxia Vía Láctea.
Y otra afirmación que apunta a la Vía Láctea como núcleo y mayor componente de Orvonton está en El Libro de Urantia en:
«Entre las mayores erupciones cósmicas de Orvonton, la más reciente fue la explosión extraordinaria de una estrella doble, cuya luz llegó a Urantia en el año 1572. Esta conflagración fue tan intensa que la explosión era claramente visible en pleno día». LU 41:3.5
Esta supernova fue por supuesto la observada por Tycho Brahe. Ha sido indicada con toda precisión como perteneciendo a un brazo espiral exterior de la Vía Láctea, a 15.000 años luz de distancia, no en alguna galaxia lejana como las del espacio exterior.
A la vista de todos estos datos completos, debería estar claro ahora que un área del espacio de cerca de 500.000 años luz de diámetro y centrado en la Vía Láctea es de hecho Orvonton.
El Libro de Urantia dice:
«Satania no es un sistema físico uniforme, una unidad u organización astronómica simple». LU 32:2.10
Pero si fuera un sistema físico uniforme, más específicamente, si fuera un cubo en el espacio, y asumiendo que tiene 2.000 estrellas, y una media de 4 años luz entre las estrellas en nuestra área de la galaxia, sería de cerca de 50 años luz en cada lado, englobando un volumen de cerca de 128.000 años luz cúbicos.
¿Cómo de lejos está la galaxia Andrómeda? ¿No dice El Libro de Urantia que la distancia es de cerca de un millón de años luz? (LU 15:4.7)
Es difícil estar seguro de cómo de lejos está. La ciencia parece pensar que está a 2,5 millones de años luz en este momento. Pero esto es lo que dice la Enciclopedia Británica sobre la medida de distancias a galaxias externas:
«Las determinaciones de la distancia a las galaxias más cercanas todavía permanece incierto en más de un 30%, y la escala de las distancias entre el grupo local de galaxias es incluso más inseguro, con una incertidumbre de por lo menos un factor de dos».
Contrariamente a la opinión popular, El Libro de Urantia no dice que la distancia de la galaxia Andrómeda sea de un millón de años luz. El Libro de Urantia dice que la luz de aquellas estrellas tardó casi un millón de años para llegar aquí. Quizás es todo lo mismo, pero quizás no.
¿Qué es el supercúmulo de Virgo[5], el Gran Muro (Great Wall), y otras superestructuras del universo a gran escala del espacio profundo que los astrónomos han descubierto?
Son casi seguro manifestaciones de las «zonas del espacio exterior» mencionadas en El Libro de Urantia. Hablando desde un punto de vista de 1935, dice:
En un futuro poco lejano, los nuevos telescopios revelarán a la mirada asombrada de los astrónomos urantianos no menos de 375 millones de nuevas galaxias en las lejanas extensiones del espacio exterior. […] LU 12:2.3
[…]
Podéis visualizar el primer nivel del espacio exterior, donde incalculables universos están ahora en proceso de formación, como una enorme procesión de galaxias que giran alrededor del Paraíso, limitadas por arriba y por abajo por las zonas en reposo del espacio intermedio, y limitadas en los márgenes interior y exterior por las zonas de espacio relativamente tranquilas. LU 11:7.7
Más adelante, el libro dice (de nuevo, desde el punto de vista de 1935):
«Aunque el ojo humano sólo puede ver a simple vista dos o tres nebulosas más allá de las fronteras del superuniverso de Orvonton, vuestros telescopios revelan literalmente millones y millones de estos universos físicos en proceso de formación. La mayoría de los reinos estelares expuestos a la investigación visual de vuestros telescopios modernos se encuentran en Orvonton, pero con la técnica fotográfica, los telescopios más potentes penetran mucho más allá de las fronteras del gran universo, llegando hasta los dominios del espacio exterior donde innumerables universos están en proceso de organización. Y existen además otros millones de universos que están fuera del alcance de vuestros instrumentos actuales». LU 12:2.2
Si el supercúmulo de Virgo y otras entidades del espacio profundo que podemos ver ahora con nuestros telescopios fueran una parte de Orvonton o incluso del Gran Universo, el libro lo diría justo ahí.
¿Y qué hay del muy mencionado «Gran Atractor»[6], qué es y cómo estamos moviéndonos hacia él?
El Gran Atractor es también probablemente parte de las zonas del espacio exterior, y su movimiento le hace aparecer como si nos estuviéramos moviendo en su dirección cuando de hecho no lo estamos. El libro habla de esta situación:
«Pero la más importante de todas estas distorsiones se produce porque los inmensos universos del espacio exterior, situados en los reinos próximos a los dominios de los siete superuniversos, parecen girar en dirección contraria a la del gran universo. Es decir, esas miríadas de nebulosas, y los soles y las esferas que las acompañan, giran en la actualidad en el sentido de las agujas del reloj alrededor de la creación central. Los siete superuniversos giran alrededor del Paraíso en dirección opuesta a las agujas del reloj. Parece ser que el segundo universo exterior de galaxias, al igual que los siete superuniversos, gira en sentido opuesto a las agujas del reloj alrededor del Paraíso. Y los observadores astronómicos de Uversa creen haber detectado la prueba de movimientos rotatorios, en un tercer cinturón exterior de espacio muy lejano, que están empezando a manifestar la tendencia a orientarse en el sentido de las agujas del reloj». LU 12:4.15
«Los cuásars son los objetos más luminosos conocidos en el universo, algunos de ellos teniendo luminosidades de más de miles de veces más grande que toda la galaxia (nuestra Vía Láctea). Algunos cuásars son remarcadamente y erráticamente variables en su luz en un período de minutos. Sus diámetros deben por tanto ser menores que 100 minutos luz, o del tamaño del sistema solar. Por tanto cientos de miles de veces la luminosidad de una galaxia entera es emitida por un volumen 10 a 17 potencias más pequeño que toda la galaxia – un increíble derroche de energía» [7].
Esto es lo que El Libro de Urantia dice acerca de ellos:
A lo lejos en el espacio, a una enorme distancia de los siete superuniversos habitados, se están acumulando unos inmensos circuitos increíblemente formidables de fuerza y de energías en proceso de materialización. […] LU 12:1.14
Más allá de estas regiones están teniendo lugar unas actividades aún más grandes, pues los físicos de Uversa han detectado indicios iniciales de manifestaciones de fuerza a más de cincuenta millones de años-luz más allá de las zonas más exteriores de los fenómenos del primer nivel del espacio exterior. Estas actividades presagian sin duda la organización de las creaciones materiales del segundo nivel del espacio exterior del universo maestro. LU 12:1.15
Es interesante que la Enciclopedia Groiler diga «un increíble derroche de energía» y que El Libro de Urantia diga «inmensos circuitos increíblemente formidables de fuerza y de energías en proceso de materialización».
Finalmente, el libro dice:
«Podemos observar su inmensidad, discernir su extensión y percibir sus dimensiones majestuosas, pero aparte de esto, sobre estos reinos sabemos poco más que lo que conocen los astrónomos de Urantia». LU 12:2.5
Herbert Friedman, «Amazing Universe», National Geographic Society, 1975. ↩︎
Sky & Telescope, The Galaxy We Call Home, número de septiembre de 2004, artículo Redesigning the Milky Way, Waller, William H. ↩︎
Enciclopedia Británica, Macropedia, 1992. ↩︎
The New Grolier Electronic Encyclopedia (1985 CD-ROM). ↩︎