© 2010 James Woodward
© 2010 Fundación Urantia
Parlamento de las Religiones del Mundo | Volumen 4, Número 1, Marzo 2010 — Índice | Encuentro en Ciudad de México |
De James Woodward, Illinois (EEUU)
Asistir al Parlamento de las Religiones del Mundo en Melbourne, a finales del año pasado, tuvo un impacto inesperado sobre mí en muchos aspectos. Fue mi primera aventura interreligosa, aunque ya había escuchado informes maravillosos e inspiradores de lectores de El libro de Urantia que asistieron a Parlamentos anteriores. Vivir en Chicago, la sede de la organización sin ánimo de lucro, me dio la oportunidad de asistir a eventos previos al Parlamento que me dieron un anticipo. Pero nada como la realidad de estar en el evento principal, que se celebra cada cinco años. Para más información, pueden visitar: www.parliamentofreligions.org
Conversar, estudiar, adorar y rezar durante una semana completa con miles de personas religiosas que creen en un Ser Supremo (o Esencia) fue una experiencia intensa y gozosa. Lo que más me impresionó fue la simpatía de los participantes y su sinceridad acerca de la armonía interreligiosa, su atención hacia las relaciones intrarreligiosas, el profundo compromiso del programa hacia los problemas de justicia social, mis experiencias sincrónicas personales y los beneficios de servir con otros lectores.
El componente interreligioso del Parlamento es un hecho. La organización es la proponente más activa de una misión espiritual mundial para fomentar una mayor comprensión y compasión entre todas las religiones. Pero me sorprendió el número de programas dedicado a asuntos intrarreligiosos. Entre otras cosas, hubo sesiones donde los musulmanes trataron sobre los problemas entre chiítas y sunnitas, los hindúes afrontaban los desafíos de sus numerosas sectas, y por supuesto los cristianos hablaban con otros cristianos sobre sus diferentes interpretaciones de la vida y las enseñanzas de Jesús. Encontré muy esperanzador el hecho y la apertura de estos diálogos. Y más aún, anima a ser optimista sobre la posibilidad (y, desde luego, la necesidad) de una acción progresiva hacia la mejora de las relaciones dentro de nuestra propia comunidad Urantia.
Aunque era consciente del tema de este Parlamento, «Marcar un mundo de diferencias: escucharse mutuamente, curar a la Tierra», no estaba preparado para la cantidad y la profundidad de los programas dedicados a problemas sociales y morales. El ejemplo más destacado de este tema, como era de esperar, era la difícil situación de los aborígenes australianos. Pero los pueblos aborígenes de todos los lugares estuvieron bien representados y se honraron sus creencias y ceremonias sagradas. Se hizo mucho hincapié en tratar cómo los ideales de la religión interactúan con las realidades menos-que-ideales de la vida laica. Los temas tratados incluyeron problemas ambientales y del clima, los derechos de las mujeres, el trato a los niños, y uno al que asistí titulado: «¿Ha triunfado la economía sobre la ética?» Este foro reunió a un grupo de prominentes banqueros y al famoso teólogo Hans Küng, para ahondar en la moralidad de nuestras instituciones financieras y en sus prácticas. No es lo que esperaba en una conferencia sobre religión, pero fue muy apropiada y esencial en esta época. Fue alentador ver a líderes religiosos de todas las creencias enfrentarse a los desafíos de una aproximación equilibrada a la vida, justo como hizo Jesús en su vida.
«Jesús… está aprendiendo a ajustar sus ideales de vida espiritual con las exigencias prácticas de la existencia terrestre.» El Libro de Urantia, LU 127:6.12
Parecía que todos los días del Parlamento me encontraba con alguien de Chicago, o descubría que la persona que acababa de conocer estaba familiarizada con El libro de Urantia. Esta divertida cadena de sincronicidades era casi surrealista, pero me mantuvo centrado en realidades más elevadas debido al toque espiritual que aportaba cada una. Quizá la mejor fue la última. En el aeropuerto, mantuve una conversación con la mujer que estaba detrás de mí en la línea de seguridad. Primero, ella era del mismo pueblo de California donde yo había vivido antes de trasladarme a Chicago, y tras compartir nuestras razones para asistir al Parlamento, ella dijo: «¡Oh, qué bueno! Justo empecé a leer El libro de Urantia con una amiga de vuelta a casa, y nos gusta, pero hay cosas que no entendemos. ¿Estarías dispuesto a responder a nuestras preguntas?» No hace falta decir que nos hemos hecho amigos. Ella ahora tiene a un tipo del Servicio a Lectores, y yo la estoy ayudando a crear un grupo de estudio en la misma zona donde yo acogí uno, ¡hace diez años! Ella es ministra de la Ciencia Religiosa, y descubrimos mucho interés acerca de El libro de Urantia entre los colegas del Nuevo Pensamiento que asistieron al Parlamento.
Una razón clave para mi viaje a las antípodas fue apoyar a Sheila Keene-Lund y su nuevo libro, Heaven is Not the Last Stop [El cielo no es la última parada], www.heavenisnotthelaststop.com El libro reconcilia el conocimiento humano con las revelaciones de El libro de Urantia y está encontrando una audiencia muy receptiva entre los lectores. Sin embargo, su objetivo es ese grupo extenso de personas religiosas progresistas que están buscando algo más allá de las creencias tradicionales, y Heaven is Not the Last Stop proporciona una exposición muy fácil de leer de los Documentos Urantia. Al haber trabajado con Sheila durante los últimos cuatro años en este proyecto, publicamos previamente el libro, a tiempo para presentarlo en el Parlamento y coincidir con su presentación-taller «Cultivar la inteligencia universal».
Toda esta euforia, la educación, la música y la ceremonia, el cálido compañerismo con diversas personas de otras creencias, estuvieron conmovedoramente subrayadas por la extraordinaria camaradería del equipo de El libro de Urantia que se reunió en Melbourne. Desde los miembros locales de la Asociación Urantia Internacional, que hicieron un trabajo soberbio de preparación con la logística y el stand, hasta los lectores de todo el mundo que vinieron para dar su apoyo, hubo un sentimiento generoso de propósito común. Una nota especial de agradecimiento debe ir para Gard Jameson, nuestro «fideicomisario interreligioso». Gard ha estado activo en este movimiento durante muchos años, abriendo amablemente ojos y oídos a las buenas nuevas de la Revelación. También fue el responsable de la iniciativa «intrarreligiosa» que generó la cooperación entre la Fundación Urantia, la AUI y la Fellowship – servidores dedicados a la voluntad del Padre, trabajando juntos en un proyecto de asistencia con sentido. Los lectores que tuvieron la suerte de asistir a este destacado evento, ya estuvieran afiliados o no a un grupo fraternal, pueden dar testimonio del progreso que se ha hecho cuando estamos resueltos mediante la fe en la unidad de propósito.
Parlamento de las Religiones del Mundo | Volumen 4, Número 1, Marzo 2010 — Índice | Encuentro en Ciudad de México |