© 2005 Jan Herca (licencia Creative Commons Attribution-ShareAlike 4.0)
Tres eran las principales fiestas judías en el calendario de la época de Jesús. Todas tenían lugar durante la estación seca, para facilitar las peregrinaciones a Jerusalén, lugar de anhelo especial donde celebrar estas festividades. A principios de la primavera empezaba el calendario religioso con la Pascua, entre marzo y abril. Siete domingos después se celebraba la fiesta de las Semanas (en griego Pentecostés), hacia mayo. Y cerrando la estación seca, entre septiembre y octubre, la fiesta del Perdón y de las Tiendas. [LU 123:3.5], [LU 134:9.1-3]
Esta última representaba el final de las festividades más significativas. Aquí terminaba el período oficial de descanso de los judíos, y empezaba otra vez la vuelta al trabajo y a la rutina. A partir de ese momento había que regresar a los campos para preparar la tierra para las nuevas siembras.
Muchos autores ven en estas tres fiestas antiguas reminiscencias de fiestas relacionadas con las cosechas: la Pascua con las cosechas tempranas, como el lino; las Semanas con las cosechas intermedias, como la cebada y el trigo; y el Perdón y las Tiendas con las cosechas tardías: la vendimia y los dátiles. Y es fácil pensar esto, pues era obligación de alguna de estas fiestas entregar ciertos diezmos de las cosechas obtenidas.
El día del Perdón, también llamado de la Expiación o Yom Kippur, es un día señalado del calendario judío. Las prescripciones sabáticas se llevaban este día a un extremo cumplimiento. Estaba terminantemente prohibido cualquier tipo de actividad, salvo contadísimas excepciones. El día debía estar dedicado al ayuno, a la reflexión y a la penitencia. Estaba prohibido comer, beber, lavarse, ponerse ungüentos, calzarse y hacer el amor. El propio sumo sacerdote vestía ese día de forma austera, con una sencilla túnica blanca en señal de pureza y sin ornamentos ni decoraciones en su vestimenta. Tampoco portaba el habitual pectoral, una enorme joya que colgaba a modo de collar con varias piedras preciosas engastadas en él.
El tema de la pureza ritual, que tantos quebraderos de cabeza causó a Jesús, era llevado a la exageración este día. El sumo sacerdote, para evitar contraer cualquier tipo de impureza (se podía contraer por miles de situaciones ridículas) se aislaba siete días antes en su casa, a solas en una sala, el despacho del sumo sacerdote. Cuando salía de allí era sólo para atender a los obligatorios sacrificios de la mañana y de la tarde, y lo hacía en medio de espectaculares medidas de seguridad.
El dato que se muestra en El esperado comienzo[1] sobre un hecho acaecido que impidió a un sumo sacerdote oficiar la fiesta está sacado de Jerusalén en tiempos de Jesús (ver Referencias). En el capítulo dedicado al sumo sacerdote, Joachim Jeremías comenta un pasaje del tratado rabínico Yomá. Al parecer, el sumo sacerdote Simeón ben Kamith, de tiempos de Jesús (17 - 18 d.C.), la víspera del día del Perdón, al caer la noche, recibió un salivazo de un jeque árabe (quizá por un discusión). La cuestión es que eso le hizo contraer impureza y no pudo oficiar al día siguiente, por lo que tuvo que ser sustituido a toda prisa. Esto me hace pensar en estos extraños casos de sustituciones (porque hubo más): ¿qué había, todo un banquillo de sumos sacerdotes de reserva? ¿Y todos ellos se recluían una semana antes? Es de suponer que sí…
Sin embargo, bromas aparte, Jesús no asistió a la fiesta del Perdón de ese año 17 - 18. Ocupaciones muy diferentes le mantuvieron alejado de Jerusalén por esa época, en la que vivió en Damasco. Quizá algún día tenga tiempo de narrarlo…
Lo que podemos apreciar claramente de todo esto es la extremada obsesión que existía en la época de Jesús entre los suyos con este tipo de prescripciones, que en ocasiones resultaban insufribles para el pueblo llano. De momento, sirvan estas breves notas a modo de ejemplo del ambiente religioso y cultural que le tocó vivir a Jesús.
«El esperado comienzo» es la parte XI de la novela «Jesús de Nazaret», una biografía sobre el Maestro basada en El Libro de Urantia que está en preparación por el autor. ↩︎