© 2006 Jan Herca (licencia Creative Commons Attribution-ShareAlike 4.0)
El nombre de Queresa resulta muy confuso. Esta población aparece en diferentes fuentes bajo nombres muy diversos: en ocasiones aparece traducido como Jeresa, Gergesa, pero desde tiempos más recientes como Kursi o Chorsia. Estos últimos recuerdan más a la transcripción en inglés de Queresa, que es Kheresa.
Sea como fuere el origen de este emplazamiento hay que buscarlo en Mt 8:28-34 (LU 151:6.1). Aquí nos dice el evangelista: «Al llegar a la otra orilla, a la región de los gadarenos, salieron a su encuentro de entre los sepulcros dos endemoniados». Luego relata el conocido milagro de Jesús en el que expulsa a una legión de demonios y los introduce en una piara de cerdos, que se precipitan al lago.
Sin embargo, en los relatos paralelos de Mc 1:5-20 y Lc 8:26-39 se dice «gerasenos» en lugar de «gadarenos», abriendo la posibilidad de lugares a tres: Gadara, actual Hammat Gader, una población alejada unos pocos kilómetros al sureste del lago, sobre una elevación; Gerasa, la Jerash actual, situada en el interior de Jordania; y por último Kursi, un emplazamiento situado seis kilómetros al norte del kibbutz En Gev, en la orilla oriental del mar de Galilea.
El emplazamiento de Gadara y Gerasa parecen descartados si creemos el relato evangélico. Ambas poblaciones distan unos cuantos kilómetros del mar, Gerasa bastantes más. Por tanto, es imposible que la piara de cerdos se precipitara al mar por un precipicio. Sin embargo, el último emplazamiento, Kursi, cobró una redoblada validez cuando durante la construcción de una carretera en los años 70, aparecieron restos de un antiguo monasterio bizantino en la zona. Finalmente, todos los expertos han dado en aceptar que Kursi es la ubicación de la antigua población a la que se refieren los evangelios.
El emplazamiento está ubicado en la desembocadura de un arroyo en el mar de Galilea, denominado nahal Shamak. El valle se llama, por ello, valle de Shamak, y también es frecuente mentarlo como valle el-Kursi. Este valle abre una zona bastante llana entre las colinas escarpadas de la orilla oriental del lago, que caen de forma bastante abrupta en el mar. El descubrimiento de este emplazamiento se debió a un golpe de fortuna del experto en temas del mar de Galilea, Mendel Nun, mientras observaba las evoluciones de la construcción de la carretera. Este investigador pudo observar, además, durante la prolongada sequía de los años 80, los restos de un rompeolas y un embarcadero que evidenciaban la existencia de una población pesquera antigua.
Los restos de cien plomadas de las que servían en tiempos de Jesús para lastrar las redes y un tanque de almacenamiento de agua de unos 3 metros en cada lado, utilizado al parecer para mantener peces vivos (¿una piscifactoría tal vez?), así como restos clarísimos del período romano, no dejaban lugar a dudas de que estábamos frente a un emplazamiento de la época de Jesús.
Todo esto unido al descubrimiento de los restos bien conservados del monasterio bizantino, con mosaicos en los que se conmemora los milagros de Jesús de la curación del endemoniado y de la multiplicación de los panes y peces, parecen indicar que el lugar se consideró desde antiguo como el lugar del milagro del endemoniado.
Las historias de los peregrinos antiguos atestiguan la existencia de este monasterio. Fue construido en el siglo V. Junto a las instalaciones del monasterio se han encontrado unos baños, un tipo de edificio nada común en monasterios bizantinos, al menos en Israel. Los arqueólogos piensan que pudo formar parte de una posada para peregrinos, pero las especulaciones son diversas y poco concluyentes.
El monasterio fue atacado y destruido en la invasión persa del 614. Posteriormente (636), se permitió volver a los cristianos al lugar y seguir viviendo según sus costumbres. Finalmente fue destruido en un terremoto el 18 de enero de 749 y abandonado.
Las últimas campañas de excavaciones arqueológicas (2001-2003) se han centrado exclusivamente en el monasterio y sus dependencias aledañas. Sin embargo, de la antigua ciudad que aquí debió existir, apenas se ha excavado nada. Es otra de esas poblaciones del lago que han sido borradas con el paso del tiempo. Por tanto, ¿cómo podemos imaginarnos a esta antigua población?
En primer lugar, hay que decir que la llamo Queresa porque este es el nombre que utiliza El Libro de Urantia en su edición en español de 1993. El nombre usado en la edición de 2009 es Jeresa. Ambas son denominaciones equivalentes. Además, es un nombre que evita confundirla con Gadara o con Gerasa. El nombre inglés, además, Kheresa, se parece más incluso al nombre actual del emplazamiento, Kursi.
«Kursi» parece recordar al árabe «kursa», que significa silla, quizá porque el valle abre un hueco entre las colinas con esa forma. El griego choiros, que también podría tener relación con la población, significa «puercos», y se nos menciona que había una explotación ganadera de cerdos en la región.
Al lector poco entendido puede que no le resulte llamativo, pero el hecho de que los evangelios mencionen la cría de cerdos en esta región resulta bastante indicativo del tipo de población que pudo ser Queresa en tiempos de Jesús. El cerdo era uno de los animales prohibidos en la dieta por la legislación religiosa judía. Por tanto, sólo se engordaba cerdos en las ciudades gentiles, cuya población, griegos, sirios y romanos, tenían en aprecio la carne de estos animales.
Por tanto, Queresa, con bastante seguridad, fue una población principalmente gentil, que además estaba cerca de Hipos y de Gadara, dos poblaciones importantes que formaban parte de las capitales de la Decápolis, la liga de ciudades independientes y gentiles situada en el corazón del territorio judío. La influencia de estas ciudades próximas debía de ser obvia.
De todo esto tiendo a sacar la conclusión de que Queresa era una pequeña población gentil, de costumbres occidentales, con cierta mezcla judía y griega. Sin embargo, la veo no como una gran ciudad, sino más bien como una aldea de pescadores, al estilo de Cafarnaúm. La piedra con la que está construido el monasterio bizantino, de tipo basáltico oscuro, es idéntica a la utilizada en las casas de la antigua Cafarnaúm. Además, las granjas de cerdos no estarían, ni mucho menos, situadas junto a la ciudad, por causa de los olores. Más bien, de los evangelios deducimos que estaban situadas en lo alto de las colinas cercanas, lejos de los núcleos de población. Pero el hecho de que existieran estas granjas en las proximidades evidencian que había cierta permisividad gentil hacia este tipo de industria.
Un aspecto algo extraño del relato evangélico es la precisión con la que se cuenta el suceso de los cerdos. Se nos dice que «toda la piara se lanzó al lago por el precipicio y los cerdos murieron ahogados» (Mt 8:32). De forma similar se expresan los otros evangelistas. Sin embargo, ¿cómo fue esto posible? He estudiado la orografía de la costa oriental del mar de Galilea, y no encuentro ningún precipicio con las olas del lago rompiendo a sus pies. Las colinas del este son efectivamente bastante abruptas, pero caen y luego hay una franja de terreno llana. Además, la caída no es vertical. Hay un kilómetro desde la llanura superior hasta el borde del agua. ¿Cayeron rodando los cerdos todo un kilómetro? Lo veo totalmente improbable.
¿Tuvo antiguamente el mar de Galilea precipicios junto al agua? Según las evidencias geológicas facilitadas por arqueólogos como Mendel Nun, el nivel de las aguas en tiempos de Jesús estuvo unos metros por debajo del nivel actual, como así evidencian los restos de embarcaderos de aquella época. Según este investigador, además, no ha habido erosiones importantes de las colinas circundantes que justifiquen una eliminación de antiguos precipicios. No obstante, otros autores, como los arqueólogos que trabajan con Rami Arav en la excavación de et-Tell, aseguran que los cambios en la línea de la costa del mar de Galilea han sido muy notables y heterogéneos en distintas partes del litoral.
El Libro de Urantia incide todavía más en la idea de que hubo un precipicio que caía sobre las aguas:
Aunque la mayor parte de la cercana ribera oriental del lago subía en pendiente suave hasta las tierras altas que estaban detrás, en este lugar concreto había una ladera empinada donde, en algunos puntos, la costa descendía de golpe hasta el lago. LU 151:6.1
Mientras los porqueros se precipitaban hacia el pueblo para divulgar la noticia de que el lunático había sido domado, los perros cargaron contra una pequeña piara de unos treinta cerdos que habían quedado abandonados, y empujaron a la mayoría por encima de un precipicio hasta el mar. LU 151:6.6
Todo parece indicar que sin duda alguna las olas del lago rompían en algún punto de la costa contra un cortado de desnivel casi vertical. Aunque resulta sorprendente si contemplamos la orografía actual. Además, de ser así, el borde oriental tan sólo podría ser flanqueado subiendo por un zigzagueante camino hasta la cumbre, para luego descender en el otro lado del precipicio. Si de verdad existió este barranco, debió de cortar cualquier posible calzada que uniera la costa oriental.
Un tema sin respuesta que dejo abierto para futuras investigaciones, cuando lleguemos en el relato al punto relativo al milagro de Jesús.
Kursi Excavation Project, 2001 report, 2002 report