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Primero algunas definiciones para ayudar a nuestra comprensión:
Con esos breves comentarios, continuemos:
Los Documentos nos informan que «la fuente de la realidad del universo es el Infinito». Las realidades primarias del infinito son:
Por lo tanto, todo lo que «es» en los universos finitos del tiempo consiste en «las repercusiones espacio-temporales del Patrón del Paraíso y la Mente Universal de Dios».
De origen secundario, la realidad finita tiene su mismo «ser» en el aspecto finito de la Deidad que conocemos como Dios, el Supremo.
La realidad del Supremo existe como:
En el nivel primario, todo lo que se convierte en ocasiones de realidad finita en los universos del tiempo tiene origen en «potencialidades» que residen en los Absolutos del Infinito. Estos potenciales son infinitos e inmutables.
La realidad finita de los universos es un proceso de cambio sin fin. Así, cuando los potenciales inmutables de los Absolutos se convierten en losde los mundos finitos, se convierten en un proceso de cambio transitorio provocado por la participación del Supremo. El Supremo es la fuente directa de todos losfinitos.
Los límites de la comprensión humana de la realidad finita se alcanzan en este concepto de que la realidad finita es un proceso de cambio: la actualización espacio-temporal de los potenciales que tienen su origen en los Absolutos del Infinito, se vuelven transitorios en el Supremo y toman forma en la conciencia como el «actuales» de la realidad finita.
Una característica de ser «humano» es nuestra capacidad de trascender las limitaciones finitas autóctonas del mundo animal. La capacidad para tal trascendencia se debe a las dotes derivadas directamente del Padre Universal: nuestras personalidades individuales y los fragmentos del espíritu que habitan en el Padre.
Además, tenemos dotaciones indirectas que se originan en el Espíritu de la Madre del Universo que nos llegan a través de los Espíritus Ayudantes de la Mente de la Sabiduría y la Adoración. Juntas, estas cualidades distinguen a la humanidad del reino animal.
La máxima progresión alcanzable por las criaturas humanas culmina con:
Habiendo alcanzado ese estado deseable, calificamos para convertirnos en «uno» con el Padre-Espíritu interior, y así avanzar desde nuestras limitaciones mortales hacia los potenciales de una existencia espiritual trascendente. A partir de ese momento, se puede esperar que nuestros conceptos de finita o trascendente, experimenten avances que están más allá de nuestra capacidad actual de comprensión. (ver LU 130:4.3)