© 1994 Ken Glasziou
© 1994 The Brotherhood of Man Library
A menudo, cuando me enfrento a tener que hacer algo que preferiría relegar a la canasta de «demasiado difícil», mi estómago reacciona con «náuseas» reales en lugar de simbólicas. Esto ocurrió cuando Ann Bendall me entregó unas 300 páginas de literatura sobre simbolismo y religión. El simbolismo no estaba en mi lista de pasatiempos favoritos. Sin embargo, era consciente de que El Libro de Urantia tenía algunas cosas importantes que decir, a favor y en contra del simbolismo:
A pesar de los inconvenientes y las desventajas, cada nueva revelación de la verdad ha dado nacimiento a un nuevo culto, e incluso la nueva exposición de la religión de Jesús debe desarrollar un simbolismo nuevo y apropiado. El hombre moderno debe encontrar un simbolismo adecuado para sus nuevos ideales, ideas y lealtades en expansión. Este símbolo realzado debe surgir de la vida religiosa, de la experiencia espiritual. Este simbolismo superior de una civilización más elevada debe estar basado en el concepto de la Paternidad de Dios y estar cargado del poderoso ideal de la fraternidad de los hombres. LU 87:7.6
Ten en cuenta el uso cuádruple del imperativo «debe». El Libro de Urantia usa esta palabra 756 veces. Una muestra aleatoria de unas cincuenta indicó que nunca se usa en broma. Así que parece que, tarde o temprano, los lectores debemos hacer algo para desarrollar un simbolismo significativo. Jesús mismo proporcionó un comienzo con su inauguración de la cena del recuerdo.
Cuando la cena del recuerdo es compartida por aquellos que creen en el Hijo y conocen a Dios, su simbolismo no necesita estar asociado a ninguna de las falsas interpretaciones pueriles del hombre sobre el significado de la presencia divina, porque en todas esas ocasiones, el Maestro está realmente presente. La cena del recuerdo es el encuentro simbólico del creyente con Miguel. Cuando os volvéis así conscientes del espíritu, el Hijo está realmente presente, y su espíritu fraterniza con el fragmento interior de su Padre. LU 179:5.6
Aún no he experimentado ninguna cena de recuerdo en alguna reunión de lectores de El Libro de Urantia a la que he asistido, ya sea en Australia o en el extranjero. Quizás eso se deba a que todos los presentes tenían mentes con «una mayor iluminación espiritual» LU 91:5.7, y no necesitaban simbolismos pueriles. Sin embargo, se nos dice que «aquellos que son conscientes de Dios sin necesidad de simbolismos no deben negarle el ministerio de gracia de los símbolos a aquellos que encuentran difícil adorar a la Deidad y venerar la verdad, la belleza y la bondad sin formas ni ritos.». LU 91:5.7
Personalmente, no tengo ningún problema en reverenciar la verdad, la belleza y la bondad, pero sí tengo problemas para adorar a la Primera Fuente y Centro. ¡Realmente no sé qué hacer! Hay dos razones, una es mi incapacidad para comprender o visualizar un ser supremo e infinito, y la segunda es que no sé cómo debo adorar a tal ser. Sin embargo, el libro me dice que, a todos los efectos, un Hijo Creador es Dios para su universo, y no tengo ningún problema en adorar a Jesús-Miguel. Aparentemente tengo una necesidad intrínseca de algún tipo de imagen mental como foco de adoración. ¿Alguna vez te has preguntado acerca de la forma de adoración en el Paraíso que escapa al control de los Conductores de Adoración? LU 27:7.3 ¿Qué dicen, hacen o sienten realmente esos adoradores?
Comencé a comprender algunas de mis propias insuficiencias cuando leí acerca de la diferencia entre las formas de símbolos «discursivas» y «presentativas». Sobre las primeras, me han dicho que, cuando razonamos, nuestras mentes organizan palabras-símbolos en una secuencia lógica apropiada al pensamiento «discursivo». Las relaciones de estos símbolos del razonamiento discursivo están establecidas por las reglas de la sintaxis lógica. ¡Las matemáticas se componen de símbolos discursivos y la ciencia tiene poco uso para cualquier cosa que no sean símbolos discursivos! Habiendo pasado una gran parte de mi vida trabajando en el campo de la ciencia con una pizca de matemáticas, supongo que mi mente se apaga automáticamente cuando me enfrento a la forma de simbolismo «presentativo». Este mecanismo automático probablemente nos infecta a la mayoría de los que nos hemos criado en esta era de ciencia y tecnología.
Ahora bien, el campo realmente rico para el estudio psicológico es con el otro tipo de símbolo, el expresivo o de presentación. No voy a llegar a ninguna parte exponiendo este tipo si no hablo de los descubrimientos de los psicólogos de la «Gestalt» cuya experimentación reveló que la percepción nos llega, no en fragmentos para ser unidos por alguna operación lógica de la mente, sino toda en una en un todo coherente, modelado y estructurado. Por ejemplo, el bebé que ve el rostro de su madre no ve una colección de partes —una boca de cierta forma, ojos de cierto color colocados de cierta manera, una nariz de cierta forma, etc.— no, el bebé ve y reconoce el rostro como un todo único, como una imagen proyectada en la pantalla de la conciencia. ¡Y el bebé reconoce que la mamá desaliñada que se levanta de la cama por la mañana y la que ha sufrido una metamorfosis en el salón de belleza son la misma!
Las maravillas de este tipo de percepción de patrones o «Gestalt» se ilustran con otros tipos de estímulos. Se reconoce una melodía aunque se transponga a otra clave: un conjunto completamente diferente de notas individuales. Un conejo vivo, un conejo de tela de peluche y un simple dibujo de contorno presentan tres conjuntos distintos de datos sensoriales, pero incluso un niño pequeño los empareja rápidamente. En uno de los artículos que leí, se mencionó a un pianista que, mientras socializaba con un grupo de amigos, se acercó a un piano y, tocando solo unos acordes, retrató a cada persona del grupo tan vívidamente que ¡ninguno de los presentes tuvo dificultad para saber qué personalidad se equiparaba con cada pieza musical! Esto llevó a la conclusión de que «el patrón esencial o Gestalt fue comunicado sin palabras u otras convenciones. Las mentes son de naturaleza metafórica […] El hecho de que los sentimientos no puedan ser comunicados por una proposición lógica comprobable no argumenta en contra de su existencia real. Son las palabras las que se quedan cortas, no la experiencia. Para compartir el significado de las experiencias profundas, debemos recurrir a la metáfora».
«Las mentes son de naturaleza metafórica», lo que parece significar que nuestras mentes almacenan recuerdos importantes en una forma simbólica fácilmente recordable. Quizás esta sea la clave de por qué El Libro de Urantia nos dice que debemos desarrollar un simbolismo nuevo y apropiado como ayuda para la comunicación de su mensaje revelador.
El uso práctico del simbolismo en los tiempos modernos se ha confundido por nuestra incapacidad para diferenciar entre símbolos discursivos y de presentación. Por ejemplo, el recién llegado a la Biblia, o el adolescente que busca romper los lazos con la autoridad paterna o religiosa, puede preguntar: «¿De verdad esperas que crea que una serpiente tentó a Eva con una manzana, que un toque de trompeta derrumbó las paredes de Jericó, que una ballena se tragó a Jonás y, tres días después, arrojó a un Jonás aún vivo a la playa, que una inundación aniquiló a todos los animales y personas vivos excepto a los que fueron llevados al arca con Noé? ¡Debes estar bromeando!»
Presentados como la palabra infalible de Dios, tales relatos invitan al escepticismo y la incredulidad. Pero si se presentan por lo que realmente son: los cuentos simbólicos, las leyendas y la mitología de una tribu del desierto en su búsqueda por conocer a Dios, entonces las mismas historias «presentativas» pueden adquirir una profundidad de significado que no es aparente cuando se las considera como «verdad discursiva» e histórica.
El Libro de Urantia tiene estas palabras para nosotros: «La única diferencia entre el hombre y el animal es que el hombre puede comunicarse con sus semejantes por medio de símbolos que designan e identifican con precisión los significados, los valores, las ideas e incluso los ideales». LU 160:2.1 «Es lamentable que tantos creyentes modernos en las normas morales y en los ideales espirituales no posean un simbolismo adecuado —un culto donde apoyarse mutuamente— nada a lo que puedan pertenecer». LU 87:7.3 «El culto es la estructura esquelética alrededor de la cual crece el cuerpo vivo y dinámico de la experiencia espiritual personal —la verdadera religión». LU 87:7.10 «En el pasado, la verdad ha crecido rápidamente y se ha extendido con libertad cuando el culto ha sido flexible, y el simbolismo expansible. Una verdad abundante y un culto adaptable han favorecido la rapidez del progreso social». LU 87:7.5
Nosotros, los del movimiento Urantia, puede que hayamos sido excesivamente tímidos en la forma en que abordamos la difusión del mensaje de la Quinta Revelación de Época, temerosos del poder del simbolismo y el ritual, temerosos de las etiquetas «culto» o «religión» o «iglesia», con miedo de cantar himnos de adoración, con miedo de usar la cruz como «el gran símbolo de la vida de donación de Jesús» LU 188:5.9, e incluso con miedo de realizar la cena del recuerdo, esa cita simbólica con Miguel, inaugurada por ¡Miguel mismo!
El reconocimiento por parte del movimiento Urantia de la expectativa de que debería surgir una nueva religión, basada en las enseñanzas de la Quinta Revelación de Época, se encuentra en la Declaración de Fideicomiso que crea la Fundación Urantia. El libro nos dice que una secta es la estructura esquelética alrededor de la cual crece la religión verdadera, y que los miembros de la secta necesitan simbolismo. La psicología moderna confirma esa tesis. El Libro de Urantia ofrece esta advertencia:
Pero la gran dificultad que existe para encontrar un simbolismo nuevo y satisfactorio reside en que los hombres modernos, como grupo, se adhieren a la actitud científica, evitan las supersticiones y aborrecen la ignorancia, mientras que como individuos, todos ansían el misterio y veneran lo desconocido. Ningún culto puede sobrevivir a menos que incorpore un misterio dominante y oculte una meta inaccesible digna de alcanzarse. Además, el nuevo simbolismo no sólo debe ser significativo para el grupo, sino que también debe tener sentido para el individuo. Las formas de cualquier simbolismo útil deben ser aquellas que el individuo pueda llevar a cabo por su propia iniciativa, y que también pueda disfrutar con sus semejantes. Si el nuevo culto pudiera ser dinámico en lugar de estático, podría efectuar una contribución realmente valiosa al progreso tanto temporal como espiritual de la humanidad. LU 87:7.9
Seguro que es hora de cambiar. Todos tenemos trabajo que hacer, pero cada uno de nosotros debe desarrollar su propia participación. Nuestros Ajustadores del Pensamiento y el Espíritu de la Verdad de Jesús están listos para ayudarnos.