© 2018 Laura Suominen-Raatikainen
© 2018 Asociación Urantia Internacional (IUA)
Una vez más, los lectores finlandeses de El libro de Urantia celebraron su conferencia anual de verano, organizada por la Asociación de Urantia de Finlandia del 9 al 10 de junio de 2018 en el Lautsiala Resort de Hauho. Nos reunimos más de 30 personas, el clima fue muy bueno y el resort era un hermoso lugar para celebrar la reunión. El fin de semana comenzó con música y canciones en vivo.
Hubo varias presentaciones. Ben, de más de 90 años, reflexionó sobre los últimos 100 años en Finlandia y enlazó su historia con El libro de Urantia. Terminó su presentación diciendo: «Podemos dirigirnos a la época de luz y vida siempre que queramos».
Hubo presentaciones sobre «La vida eterna en el universo» y «Creencia y creer», que se centraron en la relación personal con el Padre.
Hubo también una presentación personal, «La vida eterna comienza ya en nuestra forma mortal», en el que la conferenciante habló de su crecimiento personal con la ayuda de El libro de Urantia. Al fin y al cabo el libro es una excelente «guía de viajes» en nuestro camino hacia la vida eterna.
Entre presentaciones dimos paseos por la naturaleza y conversamos sobre las ideas que surgieron tras las presentaciones. Por la noche disfrutamos de animadas conversaciones mientras estábamos en la sauna e íbamos a nadar.
También tuvimos el placer de dar la bienvenida a Sebastián Nozzi entre nosotros. Sebastián es el recién nombrado coordinador continental de la Asociación Urantia Internacional. Su presentación se centró en el crecimiento de los grupos de estudio, la difusión persona a persona de las enseñanzas y el trabajo con otros equipos de lectores de toda Europa. Su mensaje fue excelente y estaba muy en línea con el artículo 2 de los Estatutos de la Asociación. Gracias de nuevo, Sebastián.
En general el fin de semana fue muy satisfactorio. Los participantes se fueron a casa una vez más con la sensación de haber ganado un conocimiento valioso de las enseñanzas de Urantia.
El mortal consciente de Dios está seguro de salvarse; no le teme a la vida; es honrado y consecuente. Sabe cómo soportar valientemente los sufrimientos inevitables; no se queja cuando se enfrenta con las penalidades ineludibles.
El verdadero creyente no se cansa de hacer el bien simplemente porque se sienta frustrado. Las dificultades estimulan el ardor de los amantes de la verdad, mientras que los obstáculos sólo sirven para desafiar los esfuerzos de los intrépidos constructores del reino. [LU 156:5.20-21]