© 2021 Line St-Pierre
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Comité de Asistencia de la Fundación Urantia | Volumen 15, Número 1, Abril 2021 — Índice | Conozcan la nueva revisión de El libro de Urantia |
De Line St-Pierre, Quebec (Canadá)
Después de más de 15 meses sin poder reunirnos, ¿sería posible crear el ambiente adecuado en un retiro virtual?
Las cuatro (Katharina Becker, Doreen Heyne, Carolyn Prentice y yo) decidimos hacer algunos experimentos. En primer lugar, queríamos evaluar las posibles molestias o dificultades técnicas antes de reunir a un pequeño grupo en «la nube». En particular, queríamos asegurarnos de que podíamos ver a las participantes y dirigirnos a cada una de ellas en consecuencia. Esto no siempre es fácil en una pantalla pequeña.
Con un toque de esta nueva experiencia de retiro en Zoom, y más preparación y práctica por nuestra parte, nuestro plan estaba listo para ponerlo en práctica.
Invitamos a mujeres que ya habían participado en uno de nuestros retiros anteriores. Como ya sabían cómo funcionaban los retiros en persona, confiábamos en que serían capaces de adaptar su participación a la pequeña pantalla.
El sábado 12 de diciembre programamos una reunión de dos horas para romper el hielo. Disfrutamos de un aperitivo en nuestras casas e interactuamos de manera virtual con el grupo. Fue maravilloso volver a vernos y ponernos al día con las noticias y novedades.
El retiro comenzó al día siguiente. Antes de reagruparnos al mediodía en el primero de los tres círculos de confianza que íbamos a facilitar, pasamos un tiempo en oración y meditación, lo que marcó el tono de nuestro retiro de 4 horas y media.
Las 11 participantes se habían instalado en un lugar tranquilo en la comodidad de sus hogares, sin ninguna perturbación de dispositivos electrónicos. Experimentamos la intimidad de este grupo como si estuviéramos en una burbuja sagrada, promoviendo así la autenticidad de cada una en nuestra participación en esta unión de almas. Introdujimos esta pregunta para reflexionar sobre ella: El universo está destinado a ser una danza de cooperación y amor, luego ¿cómo podemos encontrar el valor para progresar y bailar en estos tiempos difíciles?
El formato utilizado en nuestros retiros se llama «experiencia de pecera»: las cuatro facilitadoras van primero para dar ejemplo. Las cuatro estábamos «en el centro» con las cámaras encendidas, y las participantes tenían apagadas las suyas. Tras un silencio de oración, empezamos a entablar un debate íntimo sobre la cuestión planteada anteriormente. Fijamos el espacio y permitimos que el resto del grupo fuera testigo en silencio del proceso que experimentamos las cuatro. Las participantes fueron invitadas a observar, sentir y absorber el discurso en privado. Más tarde invitamos a que cada mujer tomara asiento en la pecera, donde pudieron expresarse en ese entorno tan seguro e íntimo. Los corazones se abrieron y se llenaron del amor de nuestro Padre Celestial y de sus ayudantes espirituales.
Como escribió el sacerdote católico, autor y teólogo Henri Nouwen: «Escuchar es una forma de hospitalidad espiritual por la que invitas a los extraños a convertirse en amigos, a conocer más a fondo su interior, e incluso a atreverse a guardar silencio contigo».
Todas apreciamos el nivel de confianza, respeto y vulnerabilidad en nuestro compartir. Nuestras aportaciones individuales procedían del Espíritu, que no distingue si estamos juntos virtualmente o en persona. El Espíritu reconoce el estado del alma. En la tarde del domingo, todas nos sentimos elevadas y apoyadas en ese círculo sagrado.
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