© 2023 Luis Costa
© 2023 Fundación Urantia
De Luis Costa, Lisboa (Portugal)
Cuando me pidieron que expresara en pocas palabras lo que El libro de Urantia significa para mí, me sentí abrumado de inmediato por la naturaleza desalentadora de la tarea. Este sentimiento surgió de la extensa cobertura que el libro hace de innumerables temas, de la constatación de mi limitada comprensión y de mis perspectivas en evolución, y del reto de transmitir las complejidades del alma a través de un lenguaje tosco que carece de mota, la esencia de la visión interior espiritual. Ojalá fuera poeta, lo que desgraciadamente no es el caso.
En términos sencillos, El libro de Urantia tiene un significado enorme para mí, sobrepasa la mera importancia y se aventura en el reino del significado que todo lo abarca. A pesar de haber nacido en un país profundamente católico, e incluso después de pasar más de una década en un ashram Advaita Vedanta donde llevé una vida monástica dedicada al servicio, las reuniones espirituales y la meditación, mientras me adhería a los votos de pobreza, castidad y obediencia, nunca me he alineado con ninguna religión tradicional específica, ya sea oriental, occidental, chamánica, de la Nueva Era, naturista, agnóstica o atea. Aprecio las diversas perspectivas, pero no me identifico, y menos aún me acojo, a ningún sistema de creencias.
Fue en medio de esta situación fragmentada cuando llegó la revelación Urantia como una ola de amor, sabiduría y claridad, para humedecer y unir los fragmentos dispersos de materia, pensamiento y valores que componían mi vida. La fuerza unificadora de El libro de Urantia formó un todo cohesivo que está lejos de estancarse, que fermenta y se expande continuamente en sincronía con el ritmo del Supremo.
En mi viaje a través de la autoconsciencia desde una edad temprana me di cuenta de que, con independencia de la fuente de mi despertar, llevaba dentro un sentido personal de la moralidad, una distinción entre lo correcto y lo incorrecto, o al menos entre lo mejor y lo peor. Inculcó en mí un anhelo de amor, un deseo de servir y una atracción inquebrantable por la belleza, la bondad y la verdad, incluso cuando el mundo exterior parecía obstaculizarlas o negarlas.
Ahora, equipado con una comprensión global y un vocabulario para estas profundas experiencias, que abarcan conceptos como el Ajustador del Pensamiento, la Trinidad, el viaje desde el nacimiento hasta el desarrollo del alma, la noción de supervivencia, la fusión y la plenitud que se encuentra en la adoración, así como la intrincada relación entre energía, mente y valores, y la seductora llamada del Supremo, me encuentro inmerso en un vasto tapiz de ideas interconectadas dentro de una cosmología en constante expansión.
Con este nuevo conocimiento, puedo danzar alegremente dentro de un universo que emana cuidado tierno y amoroso, y abrazar las ilimitadas expresiones de guía y apoyo divinos.
En esencia, El libro de Urantia es la almohada sobre la que descanso mi cansada cabeza por la noche, la brújula que me guía a lo largo del día y la fuente de una fe innegable en que el mundo, la vida y Dios no son solo lo que siempre he anhelado, sino infinitamente más de lo que jamás podría comprender.