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Ana María García Simón, natural de Estepona (Málaga), de profesión, auxiliar administrativa en una administración pública desde hace ahora 28 años. Madre de dos hijas de un primer matrimonio y desde hace muy poco lamentablemente viuda de mi segundo marido con el cual tuve la experiencia de compartir las enseñanzas de El Libro de Urantia. Soy la tesorera de la Asociación Urantia de España.
Siempre he sido una buscadora, siempre me he mantenido en comunicación con el Padre. Mi marido había leído el libro en profundidad, quería conocer mi impresión acerca de estos temas mientras nos conocíamos y me fue dejando pistas para ver hacia dónde me llevaría mi curiosidad. Finalmente, él descubrió que mi interés era más común entre nosotros y yo aún estoy descubriendo sus enseñanzas.
Hubo partes del libro que llegaron a impactarme y aún hoy me causa esa sensación. Aunque no me siento aún capacitada para transmitir lo que sé, cuando lo leo es un mapa, una guía, como si se consolidaran muchas teorías y conocimientos de mi interior.
Desde el principio la parte de las palabras del Jesús de Nazaret, «Miguel de Nebadon», fueron las que más impronta me dejaron. «En verdad te digo…». Muchas frases las utilizo en el lenguaje coloquial de mi vida cotidiana.
No concibo una toma de decisión en mi vida sin aplicar los conocimientos que he adquirido en estos años de El Libro de Urantia, haciendo sobre todo uso de la meditación, entendiendo que todo requiere una pormenorizada atención, análisis aún sabiendo que la decisión libre es mía y las consecuencias del Padre, sintiéndome aun así mucho más responsable a la hora de decidir.
El conocimiento que voy adquiriendo no entiendo que haya tenido un fin, es continuo, transformador y enriquecedor. La palabra fe, compuesta por dos letras, se queda pequeña para todo lo que realmente entiendo que en mi vida ha cambiado desde aquella primera vez que sentí curiosidad por esta palabra. Mi fe de hoy en día no tiene nada que ver con la de mis inicios. Mi fe me acompaña de la mano diariamente, es amiga y guía, aunque creo que hay mucho más por descubrir.
Aceptar no sería la palabra, hay muchos puntos que aún no entiendo, no puedo situarlos en mi espacio-tiempo real, porque entiendo que el paso hacia lo espiritual se sale de mi marco de conocimiento.
Ahora que llevo varios años de lectura continua, qué duda cabe que intentar entender el plan del Padre es un caminar que me invade de una gratificación espiritual enorme, efectivamente siempre con nuevas aportaciones que en lecturas anteriores pasaron totalmente desapercibidas.
Pues cada día que amanece volvemos a tener esa oportunidad de ofrecerle nuestro servicio y estar atento para que cada paso que se dé sea el que Él igualmente hubiese querido que decidiéramos, mientras que nosotros a la vez nos sintamos satisfechos de nuestras elecciones.
No, si así hubiera ocurrido alguna conexión entre nosotros, yo al menos no le he reconocido.
Siempre es lo que procuro hacer con todas las actuaciones de mi vida ¿Cuál ha sido el resultado? Muchas veces he sufrido represalias por la sociedad en la que vivo, pero no me he arrepentido a pesar de sufrir consecuencias porque todo hay que experimentarlo y vivirlo por y para el Padre.
Tiene algo especial, no entiendo que sea misterioso. El Libro de Urantia y su lectura en nuestra época es para gente con un nivel de conocimiento, estudios, combinado con la inquietud y curiosidad de la persona por algo que está en esta sociedad un poco descatalogado, como es hablar de un Dios Padre celestial. No es fácil de entender con una ligera lectura, por eso entiendo que en estos tiempos que corren de la necesidad de adquirir la información en 20 segundos no es compatible con el trabajo a invertir en su lectura.
Conozco varios lectores de El Libro de Urantia. Yo me considero una lectora de trabajo diario, a la que le cuesta mucho explicar lo que leo, con mis propias palabras, aunque en mi mente las piezas de este puzle van encajando, a veces consigo poner una única pieza después de muchas vueltas. Tengo muchas piezas revueltas y juntas en un lugar lejano porque aún no sé ni dónde podrán colocarse. Pero tengo la completa seguridad de que soy responsable que cada palabra que pudiera salir de mi boca con referencia a este libro debe ser belleza, bondad y verdad.