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Gloria Andreu de los Santos nació en Sevilla y reside en Castilleja de la Cuesta (Sevilla). Ha trabajado como administrativa en la empresa privada y actualmente está jubilada. Es madre de dos hijos, chico y chica, de 36 y 34 años. Es lectora de El Libro de Urantia desde los años 80.
Llegué a El Libro de Urantia por la ufología, desde muy joven, con 13 o 14 años, recuerdo que siempre estaba mirando las estrellas y pensaba que en algo tan inmenso era imposible que solo hubiese vida en la Tierra, pero fue un poco más tarde, con 20 años, cuando tuve la suerte de conocer a mis amigos Antonio y Patri, que junto con otros compañeros pertenecían a un grupo de ufología del cual entré a formar parte. Fue una bonita etapa de mi vida, pues aprendí mucho y lo pasábamos muy bien haciendo trabajos de campo. Nunca vimos nada. Un poco más tarde empezamos a leer filosofía y cualquier otro libro que cayese en nuestras manos, y fue entonces cuando le hablaron a Antonio de un libro que decían que era una revelación, pero solo existía en inglés y lo habían traducido al francés. Por suerte Antonio conoce muy bien el francés y por medio de un amigo consiguió el libro en fotocopias y así empezamos a leerlo. Bueno, Antonio leía y nosotros escuchábamos. Nos reuníamos todos los jueves un grupo de seis o siete, a veces ocho personas, y así es como llego a mis manos El Libro de Urantia. Creo que lo encontré porque desde muy joven buscaba respuestas y estoy convencida de que quien busca de corazón siempre encuentra.
Mi primera impresión fue que algo en mi interior me decía que lo que estaba escuchando tenía que ser la verdad, porque sentí que por primera vez tenía respuestas a tantas lagunas que tenía en mi mente y que hasta ahora nada ni nadie supo contestar.
Como he dicho anteriormente, desde el primer momento de la lectura algo en mi interior me hacía sentir que lo que estaba escuchando era cierto por su lógica y su coherencia y porque daba respuestas a tantas preguntas que me hacía y de las que hasta entonces no encontré respuestas, y aunque parezca un bicho raro, nunca dudé de su veracidad. Lo digo porque algunos de mis compañeros al principio dudaban y ponían muchas cosas en cuarentena. Yo no dudé nunca y no puedo decir párrafo o frase, porque lo acepté desde el Prólogo.
Yo diría que la ha cambiado totalmente, aunque de un modo progresivo; lo he notado en que ya no juzgo a las personas o más bien prejuzgo. Nunca me atreví a juzgar a nadie, empatizo más e intento ponerme en su lugar y pienso en las circunstancias de esa persona. Creo que soy más sensible, me afectan mucho las injusticias, doy importancia a lo que realmente creo que la tiene. Aunque si tengo que elegir una cosa me quedo en que desde la primera vez que leímos sobre los mundos de estancia, mi miedo a la muerte desapareció.
Yo siempre he tenido fe, nunca he dudado de la existencia de algo superior, por eso creo que cuando encontré El Libro de Urantia no dudé de su veracidad, pues me confirmaba la existencia de la vida después de la muerte y de cómo era lo que hasta ese momento llamaba cielo, que es algo que siempre me pregunté, pero no podía imaginar.
Al principio me pareció duro cuando hablaba del planeta vecino, la forma de separar a las personas con algún tipo de discapacidad, pero visto con perspectiva estoy de acuerdo en que es bueno para la evolución del planeta evitar su procreación. Lo demás no me ha costado nada aceptarlo.
No podría elegir solo una cosa, pues son muchas las que me han impresionado; una de ellas es darme cuenta de la infinidad y la grandeza del Padre Universal, dentro de mi mente finita y relativa, claro. Otra es la perfección de la administración de los universos, de las construcciones, etc. También me impresionó cuando leí por primera vez las inevitabilidades, pero si tengo que quedarme con una es muy difícil, me impresionó cuando leímos los Ajustadores del Pensamiento, y no solo me impresionó, sino que me encantó, toda la cuarta parte, la vida de Jesús año por año.
Para mi hacer la voluntad del Padre es ser perfecto como Él es perfecto, y para conseguirlo nos ha regalado el maravilloso camino ascendente en el que evolucionamos con nuestras experiencias hasta conseguir parecernos a Él. Reconocer la paternidad de Dios y la fraternidad de todas sus criaturas.
Creo que me queda mucho por evolucionar para poder llegar a ser consciente de la presencia de mi Ajustador. Estoy convencida de que aquí muy pocas personas, por no decir ninguna, lo consiguen. Hasta que no lleguemos a los mundos de estancia, donde alcanzaremos el tercer nivel cósmico, no lo conseguiremos.
Para mí poner en práctica las enseñanzas del Maestro es querer al prójimo como a mí mismo, querer para los demás lo que quiero para mí, hacer el bien y ayudar en la medida de mis posibilidades a quien lo necesita, ser tolerante y no prejuzgar a nadie. El resultado es sentirme bien conmigo misma por hacer lo que debo hacer.
Para nada creo que sea misterioso; para mi es el libro más importante que existe, ha existido y existirá en el mundo, y quien no lo lee es que no está buscando la verdad, porque como dije anteriormente, al que busca de corazón, el Padre le da las respuestas.
Lo que puedo decir es que gracias a El Libro de Urantia me levanto todos los días con una alegría interior que no puedo explicar. Miro al mundo y a las personas de una manera diferente, doy importancia a lo que creo que realmente la tiene, vivo la vida sin miedos porque creo que nos ayudan cuando realmente lo necesitamos. Estoy convencida que la muerte es solo el primer paso para un mundo infinitamente mejor, y lo único que me da mucha pena es que solamente un pequeño grupo de personas conocemos esta maravilla que es El Libro de Urantia.