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José Luis Navarro nació en Vitoria en 1977 y actualmente reside en un pueblo de Huesca situado a medio camino de Huesca capital y Zaragoza. Es delineante de profesión y diseña muebles para el comercio. Está casado y tiene un hijo de 8 años. Actualmente es secretario de la junta directiva de la Asociación Urantia de España.
Empecé a leer los Caballos de Troya con once años porque me los iba pasando mi padre. Él fue un gran buscador de la verdad, su biblioteca así lo demuestra con títulos como La Rebelión de Lucifer, Mirando a la lejanía del universo, Vida después de la vida, etc… Alrededor del año 2000, al terminar de leer uno de los Caballos de J.J.Benitez, quise buscar más y empecé a hacer búsquedas en internet. En un foro alguien contestó con una frase muy escueta: «Caballo de Troya es un plagio de El Libro de Urantia». Tras ese descubrimiento encontré la página de la Fundación Urantia y El Libro de Urantia estaba allí mismo para leerlo. Lo estudié durante años, porque lo hice con mucha calma. Aun sigo en ello…
Los primeros días lo ojee a saltos. Estaba asombrado de la cantidad de información que tenía y también un poco asustado, porque era evidente que no entendía muchas de las cosas allí expuestas. Nunca me había pasado antes, así que eso aún me motivo más a leerlo.
Cuando leí sobre Adán y Eva algo hizo clic en mi cerebro y me di cuenta de que probablemente estaba leyendo algo muy importante. Ese capítulo hizo que encajaran muchas piezas. Después de leerlo, compré El Libro de Urantia en papel y empecé a leerlo desde el Prólogo.
Ahora es el centro de mi vida de una manera u otra, porque en mis decisiones siempre trato de elegir el camino que represente algo bueno para mi futuro espiritual o el de los demás.
Ahora tengo una fe inquebrantable en el plan del Padre. Tengo más confianza y una ambición muy grande de ser cada día mejor. Tengo la convicción de estar recorriendo el camino correcto, aunque evidentemente no siempre acierto en la dirección correcta en cada encrucijada de mi vida.
Ha habido momentos de dudas con respecto a cómo es tratado el tema de las razas, pero ahora ya he llegado a un discernimiento mejor con respecto a ese tema. Está claro que el Padre quiere lo mejor para nosotros y desde luego lo mejor no es nuestra debilidad frente a virus, bacterias y demás enfermedades. Ahora entiendo que El Libro de Urantia habla de mejoras genéticas y lo hizo antes de que estuviese de moda entre los científicos.
La cuarta parte, una vez leídas las anteriores, te da una perspectiva de quién era realmente Jesús. El verlo desde esa perspectiva mucho mayor hace que aun sea más sorprendente lo que hizo. No obstante, la tercera parte también me gusta mucho, porque da mucha información sobre cómo somos y por qué somos así.
Lo veo sencillo de decir y muy difícil de llevar a cabo. Sobre todo por la dificultad de asegurar cuál es su voluntad. Creo que mucho antes es necesario mejorar la comunicación con Él a través del Ajustador, pues si no es complejo discernir si estás acertando o no. La verdad es que es más fácil saber si acertaste en el pasado que saberlo a ciencia cierta en el presente. Si miras hacia atrás puedes observar los frutos de tus decisiones pasadas y ahí es más fácil ver si estabas o no haciendo su voluntad.
He tenido momentos en mi vida en los que he sentido al Ajustador con bastante claridad, momentos en los que he percibido ideas y conceptos que no eran míos. Sobre todo porque en ocasiones me han llevado a tomar decisiones que no me agradaban, pero que sentía que eran lo correcto. No obstante, siempre pongo en duda si lo que he percibido era el Ajustador o yo mismo. El libro advierte y con razón que es preferible creer que solo son nuestros pensamientos.
Lo intento a diario y sin duda me está haciendo mejor persona, a pesar de mi terquedad. Lo siento mucho, querido Ajustador, lo intento, pero a veces soy muy animal.
No considero que sea ningún misterio, simplemente hay que estar en un momento concreto de tu vida y tener una actitud muy abierta para poder leer el libro y ser tocado por sus palabras. Al más mínimo roce con nuestros principios, creencias o dogmas cristalizados, surgen todo tipo de conflictos internos que hacen huir a la mayoría.
Es el regalo más hermoso que se haya hecho al ser humano. Solo hace falta que vaya siendo aceptado por la mayoría de las personas del planeta para que una explosión de verdad, belleza y bondad lo inunde todo y caminemos, esta vez juntos, hacia ese futuro inapelable, innegociable e imposible de evitar que es llamado Luz y Vida.