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Vivo en una ciudad pequeña de la provincia de La Coruña llamada Narón y que está pegada a Ferrol, ciudad en la que nací. Aunque nací en Ferrol, me crie en Las Palmas de Gran Canaria y en San Fernando (Cádiz). Cuando volví a Ferrol con 17 años me sentí tremendamente desgraciada porque mis amigos de la juventud quedaron en San Fernando. Tengo pareja y un hijo de 13 años.
Llegué a El Libro de Urantia porque durante años busqué libros e información alternativa a la que recibí de mi formación académica y religiosa de catequesis. Después de unos años estudiando Derecho abandoné la carrera por una profunda crisis existencial, tuve una experiencia cercana a la muerte y además hacía tiempo que Derecho no era lo que yo en principio pensé que sería. Lo dejé en cuarto y me fui a una Diplomatura que tenía muchas cosas en común con Historia que era lo que realmente me habría gustado iniciar en la universidad. Acabé la diplomatura y me puse a trabajar y me casé. Durante todos estos años caía algún libro o encontraba información siempre pseudoacadémica que encontraba por vías no oficiales, que me iba abriendo la mente y haciendo que me interesara por conocer aquello que no te cuentan ni en el colegio ni en la catequesis. Aunque sabes en tu interior que hay algo más o la intuición, no lo sé. Leí libros de J.J. Benítez, además de conocer los Caballos hubo un libro que me marcó mucho: La rebelión de Lucifer. También compré libros sobre los evangelios apócrifos, los cristianos gnósticos, los cátaros, los caballeros templarios, María Magdalena y Jesús y el Santo Grial… Todas las leyendas que podía haber alrededor del cristianismo me interesaban, siempre fui una amante de la mitología (griega, romana, nórdica, celta, egipcia) y de la Historia antigua. Desde pequeña he creído mucho en Jesús como mi amigo, mi hermano, mi maestro y mi creador que está cerquita de mi pero muchas veces callado… sin hablar, con el que no he hablado muchas veces por vergüenza, y también con el que me he enfadado muchas veces por su silencio… o tal vez sea mi cabezonería y tontería. Al fin, a los cinco años de ser madre, sobre el 2014 descubrí El Libro de Urantia en internet, en Facebook y en YouTube, además de ser asidua a la página web de JJ Benítez. No me compré el libro hasta unos meses después.
En ese momento estaba en un mal momento personal y sentí al leerlo que era la respuesta a lo que siempre busqué y lloré. Compré la edición latinoamericana en Amazon, y aún no sabía nada de la asociación española de lectores del libro. Empecé a leer los epígrafes que me llamaban la atención, no leí en orden sino lo que quería, enorme libro y tanta información al alcance… aún no lo he leído entero. Encontré el libro porque lo busqué, imagino, y porque lo necesitaba como agua de mayo.
No he necesitado ninguna prueba de que El Libro de Urantia es lo que dice ser, soy una persona que se fía de su intuición desde hace mucho y también creo que me enseñaron desde pequeña sobre qué es la fe: creer sin ver ni tocar y sin necesidad de pruebas. Aunque evidentemente yo me alejé de la Iglesia católica porque no creo en muchos de sus dogmas, y no me sentía a gusto con su historia en muchos de sus puntos… y como muchos no te explicaban correctamente las lecturas y las diferencias entre Antiguo Testamento y Nuevo, empecé a buscar fuera de ella las respuestas que no encontraba. Sentía falta de fe en lo que me contaban desde la Biblia o la Iglesia (Antiguo Testamento), sin embargo al leer El Libro de Urantia no tuve ningún problema en creer en lo que dice el libro. Ciertamente no tiene mucho sentido creer en un ser seráfico o un ángel, en un Mensajero Solitario que no veo ni conozco ni toco, y sin embargo no creer en lo que me dicen en catequesis o la Biblia, que se supone la hicieron personas. Me costó tanto encontrar El Libro de Urantia que me cuesta creer que nadie hable de él en ningún sitio. Soy archivera y estudié Biblioteconomía y Documentación, y nunca había oído hablar de El Libro de Urantia hasta que vi vídeos en YouTube y me introduje en las reuniones de Jeannie Vázquez en Facebook.
No ha cambiado mi fe en mucho o de forma radical a antes, simplemente entiendo mejor por qué el mundo es como es. El libro explica cosas que no te explican en ningún otro sitio, de forma que te lo cuentan de una forma menos infantil o fantasiosa. Y saber que hay seres superiores a mí, divinos o perfectos pero no dioses, y que hay otros planetas con vida y que se admita y explique sin complejos… ¡¡me encanta!! Porque es algo en lo que creí siempre. Porque el mundo lleva décadas queriendo demostrar la vida en otros planetas y sin embargo ya hay un libro que les habla de ello y en ningún sitio se menciona. Creo que no es casual que un libro como este en un planeta como este tenga tan poco éxito (en el sentido de bestseller o en un mundo globalizado y en la época de las ciencias de la información).
No hay nada que me cueste aceptar del libro, solo de entender.
Me impresionó cuando leí por primera vez la descripción del universo central, con qué precisión describe la posición de los planetas o esferas. Me puse a dibujarlo y no me cabía en la hoja…y el nombre de los Melquisedek, con sus escuelas de sabiduría, que me encantó desde el principio y su función, y de los Portadores de Vida y controladores que hace que crea menos en la teoría de Darwin. Me impresionó que tengamos un trozo de Dios Padre, el desconocido abuelo dentro de nosotros y que a partir de lo que ha imaginado Dios Padre ahí está ya a priori nuestro ser desarrollado en la eternidad y que si lo creemos podremos llegar a ese destino. Todo es creer e ir realizándolo a poquitos… y que nuestro antepasado sea el lémur y no el mono.
Hacer la voluntad del Padre es hacer aquello que él nos tiene predestinado o preimaginado. Es complicado ponerse a escuchar a ese trozo de Dios Padre, pero creo que si nos paramos un poco e intentamos escuchar pueden salir cosas muy interesantes. El problema es el ritmo acelerado, la información tóxica de este mundo y también los problemas que nos envuelven en el día a día. Además esa frase me recuerda al momento en el que Jesús en el monte del Olivo le dice al Padre que se haga su voluntad y no la suya… puede ser algo parecido.
No soy consciente de la presencia de mi Ajustador, pero sé que está ahí, y cuando estás triste o tienes problemas, aunque a veces me olvide de él, creo que puede llegarme su ayuda de alguna forma. Y desde que lo leí tan claramente en El Libro de Urantia es una seguridad que nunca antes sentí tan fácilmente, de que realmente somos especiales.
Desde pequeña sigo el mensaje de Jesús, es nuestro instinto animal y nuestra torpeza la que nos hace caer en errores y fallos una y otra vez a pesar de conocer el mensaje de Jesús. También sé ahora que la única forma de aprender es a través de la experiencia, que es la que hace que nuestra alma vaya creciendo con cada una de sus decisiones morales. Y a través de nuestra elección poner en práctica lo que nos enseña Jesús.
No creo que haya nada de misterioso en El Libro de Urantia y que exista para unas personas y para otras no. Simplemente que la persona que no está insatisfecha, o que le va todo espléndidamente o que no está abierta a experiencias espirituales… no creo en las casualidades y si nuestra única motivación es lo material, el prestigio o el qué dirán… no te atrae un libro como El Libro de Urantia. Si la gente no se lee la Biblia por qué se va a leer un libro como este que no tiene ningún aval, excepto una Fundación extranjera que nadie conoce y un grupo de gente que reunió unos textos que nadie sabe cómo llegaron a ellos y que todo el mundo que no quiere creer decide que esto es cosa de sectas…
Para mí, encontrar El Libro de Urantia me ha abierto un mundo de esperanza que no se encuentra en este mundo, pero que te ayuda a vivir aquí; que Jesús sea mi creador y no solo el Hijo de Dios y mi hermano es alucinante; que haya más de un universo y que sean siete es desternillante. Hay muchas cosas que voy leyendo y descubriendo que no sabía, pero que al leerlo dices «¡lo sabía!».
Durante el periodo de pandemia, hablé a través de Zoom con otros lectores y fue un «chute de energía». Y en la medida de mis posibilidades, seguiré abierta y con ganas de conocer cada vez más sobre el libro e intentaré que lo conozcan en mi entorno, aunque ya soy la friki y rara desde hace tiempo.