© 2010 Carmelo Martínez, L. Coll, Antonio Moya, Santiago Rodríguez, Eduardo Altuzarra
© 2010 Asociación Urantia de España
Luz y Vida — Núm. 23 — Presentación | Luz y Vida — Núm. 23 — Diciembre 2010 — Índice | Lucero de la mañana (poema) |
Participantes:
Acabo de leer esta noticia en la versión digital de El Mundo: http://www.elmundo.es/elmundo/2010/09/02/ciencia/1283415274.html
Habrá que leer el libro que se anuncia para saber exactamente las razones de este cambio de opinión del gran físico moderno, pero lo que se insinúa en el artículo (hay que fiarse poco de los periodistas) es que el hecho de que haya otros planetas, incluso otros universos, sería incompatible con la idea de que la intención de Dios era crear al hombre (??). Me parece un geocentrismo poco propio de Hawking; ¿no se le ha ocurrido pensar que la intención de Dios era crear humanos en TODOS los planetas? Me sorprende este argumento, por eso sospecho que no está bien interpretado por el periodista.
Se dice también que Hawking piensa que pronto se llegará a completar la famosa teoría del todo, que aunará en un único cuerpo teórico las (supuestas) cuatro fuerzas básicas de la naturaleza, y que cuando se consiga esto, se explicarán todas las propiedades de la naturaleza y todas las interacciones cósmicas, haciendo así innecesaria la existencia de Dios como creador y fuente inicial de todo.
Ante esto caben dos comentarios:
No es la primera vez que la ciencia cree que ha llegado al final de su desarrollo, que tiene teorías para explicarlo todo. Pasó ya en el siglo XVIII, y resulta que los grandes avances de la ciencia moderna se han dado justo después. («… Cuanto más ciencia sabéis, menos seguros podéis estar» LU 102:1.3) («El conocimiento es una búsqueda eterna; siempre estáis aprendiendo, pero no tenéis nunca la posibilidad de llegar al conocimiento pleno de la verdad absoluta. Con el solo conocimiento no puede haber nunca certeza absoluta,…» LU 102:2.4)
La ciencia y la religión son dos disciplinas que tratan de áreas totalmente diferentes del pensamiento humano; y por supuesto no son incompatibles. («La ciencia trata de hechos; la religión se ocupa sólo de valores» LU 101:5.2) Es posible que la ciencia llegue a explicar algún día todos los hechos físicos, pero con ello no dirá nada (ni podrá decir nada) sobre el significado del universo y sobre los valores que hay detrás de esos hechos: el plan del Padre. Nunca se podrá demostrar, ni siquiera concluir o atisbar, que Dios no existe (o que existe) con razonamientos de la ciencia o de cualquier otra disciplina humana. Para esto sólo vale la fe, y la fe es personal e intransferible; es una «paradoja» que la fe sea la única demostración posible de la existencia de Dios y que tal demostración valga sólo para la persona que tiene fe.
¡Qué poco se conoce en Urantia al verdadero Dios, a nuestro Padre del cielo! El Dios del que habla Hawking y otros es el de las religiones institucionales que no han conseguido aún captar plenamente la idea y asumir el ideal del Dios real y verdadero, el único que satisface cierta y totalmente las ansias de la mente humana. («La eliminación fílosófica del miedo religioso y el progreso continuo de la ciencia aumentan enormemente la mortalidad de los falsos dioses; y aun cuando estas bajas que se producen en las deidades hechas por el hombre puedan nublar momentáneamente la visión espiritual, destruyen a la larga la ignorancia y la superstición que durante tanto tiempo oscurecieron al Dios vivo del amor eterno.» LU 102:6.1)
Aquí os envío mi opinión sobre el debate que ha abierto Carmelo y mi opinión sobre la Ciencia atea.
Los Científicos son excelentes personas con la cabeza llena de datos a rebosar, tantos datos que al final resultan datos complejísimos en sus propios cerebros.
Sobre la existencia de Dios deberían ser más sinceros y admitir que aun no saben nada, y que jamás podrán descubrir a Dios con sus miles y millones de teorías, discursos estériles y argumentos sin fin.
El mas grave error de la ciencia atea es medir el universo exclusivamente desde el punto de vista material. Así no van a llegar a ningún lado, y los libros discursos y teorías sin fin las vamos a tener aún por mucho tiempo.
La ciencia atea debería salir de su letargo y sincerarse y tirar por la borda todos sus egos y teorías, y admitir en el universo la existencia del Espíritu, la Mente universal, la Primera Fuente, la Primera Causa de las causas y la coordinación cósmica que hay en todas las cosas, y así se asomarían un poco a la existencia y reconocimiento del Dios Infinito.
Pero a este Dios vivo e infinito (no el dios muerto de las religiones) jamás lo podrán poner en la caja de sus egos e ignorancias y teorías sin fin para probar que !Dios no existe!
Olvidaos de todas esas campañas con anuncios en buses y demás lugares entre las dos posiciones de unos creyentes para demostrar que ¡Dios existe! Y otros, los ateos, para demostrar que ¡Dios no existe! Lamentablemente el ser humano siempre pone a Dios en el marketing humano, para ver qué opinión gana de las dos.
El Padre en el cielo y los seres celestiales pasan de estas trivialidades infantiles. El Padre en el cielo ama al individuo. Si una persona quiere reconocer con todo su corazón y con toda su alma la existencia de Dios no hay mucho más que hablar, las puertas del cielo se abren y Dios y su mundo celestial responden sobradamente. «Buscad primeramente el reino de los cielos y lo demás os vendrá por añadidura»
Hay un misterio en el universo: ¿Por qué la vida? ¿Por qué la Creación?
Los intelectos se afanan, buscan y no encuentran, y como no encuentran inventan teorías, pero el antiguo misterio solo al amor se revela a la conciencia iluminada por amor. Privilegio de simples y sencillos, como niños. AMI-El niño de las estrellas (Enrique Barrios)
Al hilo de estos argumentos, ¿os habéis parado a pensar, en qué situación filosófica nos encontraríamos nosotros si no nos hubiéramos topado con el LU?
Luis, lo que pretendes que hagan los hombres de ciencia ateos no lo harán sin más, no lo necesitan (o eso creen ellos) Yo creo que la mayoría son ateos por pura ignorancia. No han sido capaces de forjarse un entramado filosófico-teológico por el que apostar, no conocen la revelación; y los dioses a los que han tenido acceso no dan la talla. En su/nuestra apresurada batalla diaria por la vida que nos hemos montado, no tenemos tiempo de mirar un poquito dentro de nosotros para comenzar a comprender.
Repito, no es un asunto de mala fe, no tienen que apearse de nada, sólo tienen que mirar un poquito hacia dentro de sí mismos con el ego desnudo… pero eso no lo saben/sabemos hacer siempre. Y es una obra de misericordia enseñar al que no sabe (si es que quiere aprender)
Todos nosotros sabemos lo que opinamos sobre la existencia de Dios. Yo creo además que la mayoría de los científicos, en su fuero interno, creen en algo que a lo mejor no llaman Dios, pero terminan creyendo. Hay que partir de la circunstancia de que todos los seres humanos de este mundo estamos sumidos en la ignorancia de la realidad. Por lo tanto, en cierto modo y en esto no hace falta ser científico, unos creen y otros no. Los científicos tratan de demostrárnoslo a su manera y argumentan una serie de hechos y circunstancias, pero la realidad es que se dejan, como bien dice Carmelo, los valores y los significados fuera de contexto.
Hawking afirma que si alguna vez se llega a confirmar una teoría completa del Universo, «entonces conoceríamos la mente de Dios». Si recordamos a Russell y Copleston cuando nombran a Leibniz sobre verdades de razón y verdades de hecho, nos daremos cuenta de que la mayoría de científicos que no creen argumentan que Dios no existe porque ellos no quieren creer en esa idea o teoría y ahí aplican en sus razonamientos todo su conocimiento sobre ciencia, con un atrevimiento y una frialdad que al creyente le hace reír.
Santi dice que esto es cuestión de fe. Lleva razón y yo digo que algún día, cuando la mayoría de la humanidad haya leído El Libro de Urantia, habrá más creyentes, incluidos los científicos. La existencia o la no existencia de Dios es cuestión de tiempo. La revelación tiene que hacer su «trabajo»
Luis, no creo que haya una ciencia atea y una ciencia creyente; más bien hay científicos ateos y científicos creyentes.
Desgraciadamente se confunden los campos; el problema son las personas que no saben diferenciar sus campos de actuación. Es lógico y aceptable que un científico afirme que, con la información científica que tiene, deduce que Dios no existe. Pero cuando hace tal afirmación no está hablando de ciencia (de hechos), no está ejerciendo de científico, y esto debería estar claro para el que lo dice y para los que lo escuchamos.
No recuerdo haber tratado sobre «los errores de Darwin» antes, y tampoco recuerdo que en el LU haya alguna referencia a los mismos. De todas formas expondré mi opinión al respecto.
Está claro que el LU es evolucionista; sin embargo, es también creacionista. Para decirlo más claro: la Deidad CREA a los seres vivos (materiales) MEDIANTE evolución. Hace algún tiempo escribí un artículo al respecto titulado ¿Evolución o creación? y ésa fue precisamente mi conclusión después de leer el LU. Darwin destruyó las creencias creacionistas imperantes en su tiempo, lo que por cierto le costó muchos disgustos con la sociedad de entonces. Pero hoy en día las teorías evolucionistas están aceptadas por todos los científicos y prácticamente por todas las personas en general. Las iglesias cristianas, que inicialmente se opusieron ferozmente y que incluso ridiculizaron personalmente a Darwin, hace tiempo que aceptaron interpretar el Génesis como una alegoría y no literalmente. Pese a todo, quedan algún algunos creacionistas irreductibles que interpretan el Génesis en forma literal, y queda también su variante seudocientífica: el Diseño Inteligente.
Después de esta introducción (justificada por lo que diré al final), vayamos a las diferencias. Para mí hay dos diferencias esenciales entre el evolucionismo de Darwin y de sus sucesores más modernos, y el evolucionismo del LU, y son:
Darwin planteó que la evolución se realizaba a través de muchos pequeños cambios. Darwin no tuvo a su disposición la teoría genética, así que no pudo explicar, como lo hacen los evolucionistas de hoy en día, el mecanismo de estos pequeños cambios. Hoy se cree que las alteraciones en los genes son la base de los cambios en las especies. Inicialmente se pensó que estos cambios eran aleatorios y que el entorno y la lucha por la vida seleccionaban para sobrevivir sólo los productos de los cambios mejor adaptados (la selección natural) Hoy se empieza a creer que el entorno ambiental propicia que ciertos cambios (los que producirán seres mejor adaptados a ese entorno) tengan más probabilidad de suceder, en lugar de que todos los cambios sean igualmente probables. En todo caso, la ciencia no acepta que la evolución tenga una orientación (un propósito) diferente al de producir seres mejor adaptados al entorno en que viven.
El LU por su parte, nos habla de cambios repentinos, de grandes saltos más o menos bruscos sin «eslabones perdidos», una revelación realmente sorprendente, y nos dice además que la evolución tiene un propósito: producir seres humanos, o sea, animales con capacidad de conocer y de adorar al Padre. Los planetas son los viveros y las cunas de ciertos seres espirituales que empiezan siendo materiales, después son de moroncia y finalmente espirituales, para acabar en el Cuerpo de la Finalidad. Unos seres (nosotros) de cuya trascendencia e importancia en el plan del Padre no tenemos aún ni idea.
El evolucionismo científico de hoy en día acepta que la vida surgió espontáneamente en cuanto la química marina produjo la primera célula compleja capaz de reproducirse, de relacionarse y de alimentarse por sí misma (de seguir viviendo y manteniendo así su estructura química) La ciencia asegura que la vida es producto de la evolución misma.
El LU dice clara y categóricamente que la vida se planta en los planetas y que es otorgamiento del Espíritu. Asegura que la vida es algo especial y diferente de la materia y que no puede surgir de ésta de ninguna manera. Sólo la Deidad tiene vida por sí misma y por lo tanto, es la única que puede transmitirla.
(Permitidme un paréntesis. Un concepto equivalente a éste del otorgamiento de la vida es el del otorgamiento de la mente. La mente, según el LU, no puede surgir automática y espontáneamente en un mecanismo o en una máquina, no puede surgir, por ejemplo, en un robot por muy evolucionado que sea el programa que lo dirige. La mente es también un otorgamiento del Espíritu Infinito. Os aseguro que estos dos conceptos son los que más me cuesta aceptar de toda la revelación.)
Pero el LU dice más cosas aún sobre la evolución. Dice que las especies de seres vivos de un planeta están cuidadosa e inteligentemente diseñadas. Que la vida aparece en un planeta es fruto de una planificación previa en los mundos de los Portadores de vida, y que cualquier cambio que se quiera realizar debe aprobarlo el mismísimo Hijo Creador, y que se ensaya y reensaya en los laboratorios de esos mundos hasta que hay garantía de que son correctos y útiles para un nuevo experimento de vida. Después del experimento se analizan exhaustivamente los resultados para sacar conclusiones para futuras implantaciones de vida.
¿No es esto creacionismo? ¿No es esto diseño inteligente? También me cuesta aceptar esto, pero la respuesta es sí. La diferencia es que su puesta en obra, su desarrollo en un planeta, no es consecuencia de un fíat directo de Dios, como describe el Génesis, sino de un desarrollo evolutivo promovido por algunos de sus hijos. (Ya sabemos que el Padre es un abuelo jubileta que en su gran amor, se ha retirado de la acción directa y la ha cedido a sus hijos para que sean/seamos cocreadores, y se ha reservado sólo lo indelegable: el otorgamiento de la personalidad y de los Ajustadores)
No deberíamos identificar las creencias en el creacionismo o en el diseño inteligente con los creacionistas y los defensores del Diseño Inteligente que asumen tales ideas como consecuencia de una cerrazón mental poco propia de seres inteligentes. Los militantes actuales de tales ideas las defienden para justificar unas posiciones religiosas propias de otros tiempos y de otras sociedades, y para oponerse a que las personas abran sus mentes a la verdad y que utilicen sus capacidades para buscarla personalmente. La religión (verdadera) es una búsqueda PERSONAL del Padre, y sólo eso; cualquier otra «religión» es un intento por parte de unos de imponer sus ideas a otros y de justificar su actitud en una supuesta «ley de Dios». El LU es justo lo contrario.
¿Se equivocó Darwin? ¿Se equivocan los evolucionistas? Pues de acuerdo con el LU, sí y no. Ya veis, el Padre es un bromista empedernido y a veces, nos toma el pelo, cariñosamente, con sus leyes físicas. Los que se equivocan sin duda son los creacionistas y todos los que interpretan el Génesis y las demás escrituras sagradas (Biblia, Corán, etc.) literalmente y convierten esas escrituras en un objeto de adoración supuestamente dado directamente por Dios a los humanos.
Carmelo, dices:
(Permitidme un paréntesis. Un concepto equivalente a éste del otorgamiento de la vida es el del otorgamiento de la mente. La mente, según el LU, no puede surgir automática y espontáneamente en un mecanismo o en una máquina, no puede surgir, por ejemplo, en un robot por muy evolucionado que sea el programa que lo dirige. La mente es también un otorgamiento del Espíritu Infinito. Os aseguro que estos dos conceptos son los que más me cuesta aceptar de toda la revelación.)
Yo también me planteo esas cosas, y la verdad es que, en mi caso, encuentro difícil aceptar las explicaciones de la ciencia. Porque… De la nada, ¿cómo puede surgir algo (si es que no hay nada)?
No se puede dar (o transmitir) lo que no se tiene. Si yo no tengo un pañuelo, no puedo darlo.
Si los átomos agrupados NO tienen vida, no pueden darla (¿cómo puede surgir la vida de ellos?)
Si los monos NO tienen inteligencia, no pueden darla (¿cómo pueden dar nacimiento a un ser inteligente?) De hecho sólo producen monitos.
Una personalidad con libre albedrío sólo puede proceder de otra personalidad anterior con libre albedrío.
Yo me digo (en plan científico): Sólo existen dos posibilidades. Y de las dos cosas, una. O el universo tuvo un principio, o el universo existe desde siempre (es eterno).
Si tuvo un principio, es que Alguien lo sacó de la nada. Un Alguien que tiene el ser por sí mismo.
Pero si existe desde siempre, tiene entonces el ser por sí mismo, Nadie lo ha hecho. Pero Nadie es igual a Nada. Y de la nada no surge nada (¿o me estoy liando?)
¿Es que ese universo eterno funciona por ciclos, ciclos de construcción y de destrucción, una y otra vez, eternamente?
Una pregunta para todos: ¿El universo tuvo un principio, sí o no? ¿Cuál es la prueba de que tuvo un principio?
Eduardo: Parece ser que la existencia o no existencia de Dios NUNCA se podrá demostrar (máxime si Dios es infinito y absoluto). Yo me he dado cuenta muy recientemente de que lo que he estado buscado durante tantos años NO es una prueba de la existencia de Dios, sino una prueba de que el universo es intencional (lo cual es otra cosa. Y si es intencional, lo demás podemos deducirlo por añadidura.)
Otra pregunta para todos: ¿Tenemos pruebas de que el universo es intencional?
De los dos últimos enlaces que Carmelo nos ha indicado, extraigo lo siguiente:
«Dado que hay una ley como la gravedad, el Universo puede crearse de la nada y lo hace», escribe Hawking. «La creación espontánea es la razón de que hay a algo en lugar de nada (…) No es necesario invocar a Dios para que encienda la luz y eche a andar el Universo». En realidad, la postura de Hawking no es nueva. En el prólogo de la primera edición de su obra superventas Breve historia del Universo, publicada en 1988, el astrónomo Carl Sagan escribe: «Hawking está intentando, como él mismo afirma, entender la mente de Dios. Y esto hace que sea aún más inesperada la conclusión de este esfuerzo: un Universo sin frontera en el espacio, sin principio ni final en el tiempo, y en el que un creador no tiene nada que hacer».
Y ahora observad lo que dice el LU:
Pero el mecanismo divino del universo de universos es demasiado perfecto como para que los métodos científicos de la mente finita del hombre puedan discernir siquiera una huella de la dominación de la mente infinita. LU 42:11.2
Unos mecanismos cósmicos extremadamente complejos y que parecen ampliamente automáticos tienden siempre a ocultar la presencia de la mente interna originadora o creativa a todas y cada una de las inteligencias situadas muy por debajo de los niveles universales de la naturaleza y de la capacidad del mecanismo mismo. Por eso es inevitable que los mecanismos superiores del universo parezcan desprovistos de inteligencia a las órdenes inferiores de criaturas. LU 42:11.6
También me ha gustado esta otra opinión:
Battaner ve a Dios «como una especie de razonamiento que puede salir de la ciencia». «Tengo, desde luego, muchas dudas, pero me parece vislumbrar una necesidad racional de Dios. No un dios que castiga a los malos y recompensa a los buenos, sino un dios como una necesidad cientifica. Me convence el argumento de lo contingente: el Universo podría no existir, yo podría no existir… es decir, todos somos contingentes; debe de haber algo que no lo sea».
El argumento de los seres contingentes es de Santo Tomás de Aquino:
«Las cosas finitas no tienen el ser por sí mismas. Si existen, su ser lo han recibido de Otro (yo no existo por mí mismo, por tanto, Otro me ha dado el ser). Si ese Otro no existiera, las cosas que no tienen el ser por sí mismas NO podrían recibirlo de nada y, por tanto, no existirían. Así pues, el Ser que existe por sí mismo, existe.»
He leído con toda atención vuestros correos relacionados con la supuesta afirmación de Stephen Hawking referida a la inexistencia de Dios, así como los contenidos de los enlaces que Carmelo ha enviado. Y creo a priori, aunque sin fundamentos objetivos que lo sustenten, que toda esta parafernalia forma parte de un plan de marketing bien ideado por los promotores de su libro, con el único fin de hacer favorable su venta. Y os aseguro que no me gastaré un duro en dicho libro, aunque estaré dispuesto a invertir parte de mi tiempo, que ya es bastante invertir, en leerlo con toda la objetividad que me sea posible, si tengo ocasión
Con respecto a la cuestión de si existe o no existe Dios, tengo mi propia respuesta; una respuesta que no he leído en ninguna parte, incluido El Libro de Urantia. Hace unos meses se la comentaba a nuestro querido amigo Antonio Moya y ahora, a colación de esta parafernalia propagandística, os la cuento a todos vosotros.
Pero antes de contárosla, os diré que creo que Dios ha dispuesto en cada ser humano toda la potencialidad necesaria para que pueda, en primer lugar, sentir la necesidad de Dios; en segundo lugar, buscarlo y, por último, encontrarlo. Otra cosa bien distinta es lo que cada ser humano haga con esa potencialidad, en virtud de su libertad total y absoluta para decidir sobre ese aspecto. Por lo tanto, creo que esa potencialidad es un don, un don gratuito y entregado sin condición alguna.
Ese don no hay que confundirlo con la fe, porque la fe, desde mi punto de vista, no es un don, sino el resultado de nuestro esfuerzo -y en consecuencia proporcional a éste-por encontrar a Dios.
Y dicho lo anterior, sí os cuento que el Dios en el que yo creo, cuya mejor descripción la he encontrado en el LU, no impondrá jamás su presencia o su existencia absolutamente a nadie. Es decir, que sostengo que Dios no será jamás una realidad objetiva indiscriminadamente para creyentes y no creyentes, sino una realidad subjetiva al alcance sólo de aquellos que, haciendo uso de la potencialidad aludida y en virtud de su fe, terminen por encontrarlo. Dicho de otro modo, Dios será una realidad objetiva pero sólo para aquellos que deseen encontrarlo y realicen el esfuerzo de buscarlo.
En consecuencia, creo que es verdad que Dios existe y existirá siempre para aquellos que lo buscan y también creo que es verdad que Dios no existe y no existirá jamás para aquellos otros que no lo buscan. Y, por lo tanto, será de todo punto imposible que los creyentes puedan demostrar la existencia de Dios a los no creyentes, así como que estos puedan demostrar la no existencia de Dios a los que sí creen. De hecho, la intención por parte de creyentes o no creyentes de demostrar la existencia o inexistencia de Dios sólo pone de manifiesto la voluntad humana de imponer la propia creencia a los demás, pero, afortunadamente, la voluntad de Dios no es la de imponerse a nadie. Por último, queridos amigos, aunque a lo largo de casi cada párrafo he utilizado una y otra vez la palabra «creo», quiero insistir una vez más en que, obviamente, todo lo que digo aquí no tiene más valor que el de ser mi propia creencia, mi propia fe, porque saber, no sé nada; pero tampoco tiene menos valor que el de las ridículas afirmaciones de algunos científicos con renombre que pretenden demostrar que Dios no existe.
¿Creacionismo, evolucionismo? Creo sinceramente que es relativo y en cierto modo se pueden llegar a dar la mano.
Cuando exponéis que no llegáis a entender o aceptar ciertas cosas de las que habla el LU os tengo que dar la bienvenida al «club de los bebés». Siempre hemos dicho que la información que nos aporta este libro es muy grande y que se escapa a nuestro tiempo y a nuestra comprensión. Incluso el LU no dice que en la medida que avancemos en nuestra carrera experimentaremos nuevos valores, nuevos significados y nuevos hechos y siempre de una manera relativa. Ahora mismo estamos asistiendo al nacimiento de nuestra existencia y por mucho que deseemos «machacar» o «exprimir» nuestro cerebrito no llegaremos, de momento, a encontrar la explicación a conceptos tan «complejos» como Dios, el principio de todas las cosas, la mente, el universo y su intencionalidad, etc. etc. Tengamos paciencia y alegrémonos de que por ahora no vayamos mal encaminados.
Antonio, no te sabría responder con coherencia donde tuvo su origen el universo y que intencionalidad tiene su existencia. Ya que la idea que yo tengo de lo que he sabido interpretar del LU es simple y sencilla.
Para mí el universo tuvo su principio en el momento que el Padre, el Hijo y el Espíritu allí en el Paraíso decidieron traer a manifestación el universo central Havona. La intención de ese primer universo era traer a manifestación a los siete superuniversos (edad actual) La siguiente intención, manifestarse el Primer Nivel de Espacio Exterior, cosa que ya está ocurriendo. Y así sucesivamente para de esa manera traer a manifestación a todas las personalidades que Dios tiene en mente. Algo así como hacer habitaciones o edificios para habitantes. Me imagino que esta explicación no te ha sacado de las dudas pero me ha permitido decirte lo que representa e interpreto del LU acerca de esos dos temas.
Mi problema del otorgamiento de la vida y de la mente es consecuencia de mi formación. Yo había creído, siguiendo en cierto modo las ideas científicas, que la vida era simplemente la agrupación de ciertas moléculas más o menos complejas; que no era algo diferente y «añadido» en cierto modo a la materia, sino propio de ella más bien; que no había que otorgar vida porque la vida era materia activa y que esta actividad era inherente a esas ciertas agrupaciones de moléculas.
Lo mismo con la mente. Yo había estudiado la inteligencia artificial; había visto cómo es posible que las máquinas «razonen» si disponen de un «software» adecuado. (Una de las lecturas que recuerdo con más agrado y con las que más disfrute fue Yo robot, de Isaac Asimov.) El cerebro físico es al fin y al cabo, eso: una máquina biológica con un «software» adecuado. Y me parecía que la mente era simplemente la actividad de tales máquinas.
Son ideas lógicas y coherentes, y mi intuición me decía que reflejaban la realidad. Mi intuición en este caso, se equivocaba. (Me fío mucho de mi intuición pues no suele fallar, pero en este su fracasó ha sido estrepitoso.)
No tiene más importancia, aunque me ha servido para un fin interesante. ¿Por qué creemos en lo que dice el LU? Es una pregunta que me he hecho alguna vez, y alguna vez últimamente que he leído el libro de Gardner Urantia: The great cult mistery (que por cierto me ha decepcionado por su poco rigor científico; esperaba algo más de Gadner). Pues bien yo creo en lo que dice el LU, aunque sea contrario a lo que me dice mi intuición, porque sus autores hablan de ciertas cosas, como la relación personal con el Padre, y destacan ciertos detalles, que como yo los he vivido, sé que SÓLO los pueden conocer y describir como lo hacen si los han vivido también; y si han vivido esas experiencias no PUEDEN engañarme.
Voy ahora a las preguntas de Antonio. Nos pregunta «¿El universo tuvo un principio, sí o no?», y yo respondo: sí Y no. Otra vez las bromas (muy serias) del Abuelo. Nos dice el LU que Havona es eterno y Havona es parte del universo, es material y está en el espacio. Por lo tanto el universo NO tuvo un principio. El LU nos dice también que el gran universo y el espacio exterior (y vete a saber qué más) tuvo un principio, que hay un tiempo cero; por lo tanto el universo SÍ tuvo un principio.
No es contrario a la lógica (científica) ni a la razón plantear la hipótesis de la creación espontánea, que es lo mismo que decir que el universo no tiene una causa, que es la causa sin causa. Científicamente no es una aberración.
Antonio pide también pruebas de que el universo tuvo un principio, pero no las hay; quizá algún día las haya, o parezca que las hay, pero hoy por hoy, lo más que hay son comprobaciones de algunas deducciones que se pueden hacer de la teoría científica del Big Bang (como por ejemplo la velocidad de escape de las galaxias como síntoma de la expansión del universo). Y el LU dice que no hubo un big bang generalizado (todo lo más, big bangs locales, o sea small bangs).
Antonio pregunta también si hay pruebas de que el universo es intencional. En este caso y en mi opinión, ni hay pruebas ni las habrá nunca (entiendo por «pruebas» información científica que demuestre irrefutablemente hechos que indiquen sin lugar a dudas la intencionalidad, aunque creo recordar que los intermedios tenían una lista de «pruebas» de la acción de la mente en el cosmos).
Insisto en lo que dije antes: la ciencia NO NECESITA a Dios para nada. Es más, no debería preocuparse de si existe o no. Se pueden formular teorías (como la de la creación espontánea) coherentes con la lógica científica y con el método científico, sin hacer ninguna referencia a Dios. Y de hecho, así es como debe ser, en mi opinión. Los científicos que afirman que según la ciencia Dios no existe (o sí existe) NO ESTÁN diciendo que según el método científico han demostrado la no existencia (o la sí existencia) de Dios. Lo que dicen es que SEGÚN SU OPINIÓN basada en ciertos hechos y teorías de la ciencia, creen que Dios no existe (o sí existe); y esto debería estar tan claro para el que lo dice como para el que lo escucha. La existencia de Dios es indemostrable (otra de las bromas del Abuelo); la existencia de Dios sólo se puede VIVIR.
El campo de la ciencia son los hechos, el de la filosofía los significados y el de la religión los valores. Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.
Me ha parecido muy interesante esa diferencia entre fe y don de Dios que ha comentado Rafa; voy a pensar mucho en ella. Y lo de que Dios respeta tanto la voluntad personal que nunca será una realidad objetiva que se impone indiscriminadamente, no dejando lugar a la duda y a la elección personal, me parece simplemente brillante. Gracias a Dios, la existencia de Dios es indemostrable. Gracias, Rafa, por ayudarme a conocer un poco más a nuestro Padre.
Luz y Vida — Núm. 23 — Presentación | Luz y Vida — Núm. 23 — Diciembre 2010 — Índice | Lucero de la mañana (poema) |