© 2025 M. José Sánchez
© 2025 Asociación Urantia de España
Un mes más, bienvenidos, bienvenidas, a este espacio «urantiano» de reflexión, aprendizaje, intercambio y desarrollo personal que pretende ser el Boletín «Luz y Vida». Es más, en este número os animamos a participar en el XXI encuentro nacional de lectores de El libro de Urantia que tendrá lugar en Zamora en este mismo mes de mayo. Y con tema muy sugerente y de desarrollo espiritual… Ahí lo dejamos caer…
Te proponemos una pequeña pausa en tu rutina diaria, una invitación cordial a parar y sosegar la mente y cuerpo. ¿Te animas a hacerlo y seguir leyendo?
Un mendigo estuvo junto a una carretera durante más de treinta años. Un día, un desconocido pasó por allí.
—¿Una limosna? —murmuró el mendigo, alargando mecánicamente su gorra.
—No tengo nada que darte —dijo el desconocido, que preguntó a continuación—. ¿Sobre qué estás sentado?
—Nada —respondió el mendigo—. Solo una vieja caja. He estado sentado en ella desde no sé cuándo.
—¿Has mirado alguna vez dentro? —preguntó el desconocido.
—No —dijo el mendigo—. ¿Para qué? No hay nada dentro.
—Pues echa una mirada —insistió el desconocido.
El mendigo consiguió abrir la tapa. Con infinita sorpresa, incredulidad y dicha vio que la caja estaba llena de oro.El poder del ahora (E. Tolle)
Todas las personas somos como ese mendigo que vive ignorando nuestro gran tesoro: no dentro de una caja, como en el cuento, sino en otro lugar más cercano como es en nuestro interior. Buscamos fuera migajas de placer o satisfacción, de estima, seguridad o amor, cuando dentro tenemos un tesoro que es mucho más grande que cualquier cosa que el mundo pueda ofrecer.
Qué mayor tesoro es sentir la unidad con el Ser, sentirnos conectados con algo inconmensurable, indestructible, amoroso, que es mucho mayor que nosotros, pero que es esencialmente yo mismo. Tolle nos recuerda que cuando estamos presentes, cuando nuestra atención está plena e intensamente en el AHORA, puedes sentir esa belleza interior.
«El reino de Dios está dentro de vosotros» fue probablemente la proclamación más grande que Jesús hiciera nunca, después de la declaración de que su Padre es un espíritu vivo y amoroso. LU 195:10.4
A veces, en medio del ruido del mundo, algo en lo más profundo de nuestro ser nos llama. No es una voz que se escuche con los oídos: es un susurro que se siente en el pecho, una vibración sutil que no se impone, pero insiste. Es el alma recordándonos que no vinimos solo a sobrevivir, a correr tras lo inmediato, a repetir rutinas sin sentido: vinimos a despertar.
No dejes que termine el día sin haber crecido un poco,
sin haber sido feliz, sin haber aumentado tus sueños.
No te dejes vencer por el desaliento.
No permitas que nadie te quite el derecho a expresarte,
que es casi un deber.
No abandones las ansias de hacer
de tu vida algo extraordinario.«No te detengas» (anónimo)
Muchos lectores de El libro de Urantia ya comprendemos que la espiritualidad no es una religión ni un dogma: es un reencuentro, es mirar hacia adentro con humildad y reconocer que hay algo más allá de lo visible, algo enorme en nuestro interior. Es un orden invisible, una armonía que sostiene al caos; y en ese orden cada uno tiene un lugar, un propósito, un latido que le es propio.
¡Qué error soñar con un Dios lejano en los cielos cuando el espíritu del Padre Universal vive dentro de vuestra propia mente! LU 5:2.3
Tal vez ya sea tiempo de volver. Volver al centro, al origen, a esa parte de nosotros que no se puede tocar pero que todo lo siente. Esa parte que no muere, que no envejece, que simplemente es, y desde la cual vemos el mundo de una forma asombrosa, maravillosa, a pesar de los sufrimientos materiales que existen.
La gran contribución inmediata de la verdadera religión es el establecimiento en la experiencia humana de una unidad perdurable, una paz duradera y una seguridad profunda. LU 5:4.2
La espiritualidad no está separada del pensar, pero nos enseña a pensar con el alma, a dejar que la mente sea una herramienta y no una cárcel.
No se trata de rechazar la mente, sino de invitarla a alinearse_. El espíritu enciende la visión, pero es la mente serena la que la vuelve puente, decisión, realidad_. Es como una danza sutil: el alma marca el ritmo y la mente lo convierte en movimiento.
Cuando se armonizan, la vida deja de ser una serie de esfuerzos dispersos y se vuelve creación consciente. Ya no hay lucha interna, hay dirección. Ya no hay vacío, hay propósito.
Entonces comprendemos: lo profundo no está reñido con lo práctico, lo sutil puede volverse concreto. La espiritualidad no es huida del mundo, sino una forma más sabia y amorosa de habitarlo.
Porque al final, no se trata de aprender a volar, sino de recordar que siempre supimos cómo hacerlo. Y de tener el valor de extender las alas… con la mente despierta y el alma encendida.
Machado ya lo sabía:
Anoche cuando dormía
soñé, ¡bendita ilusión!,
que una fontana fluía
dentro de mi corazón.
Di, ¿por qué acequia escondida,
agua, vienes hasta mí,
manantial de nueva vida
de donde nunca bebí?
Anoche cuando dormía
soñé, ¡bendita ilusión!,
que una colmena tenía
dentro de mi corazón;
y las doradas abejas
iban fabricando en él,
con las amarguras viejas
blanca cera y dulce miel.
Anoche cuando dormía
soñé, ¡bendita ilusión!,
que un ardiente sol lucía
dentro de mi corazón.
Era ardiente porque daba
calores de rojo hogar,
y era sol porque alumbraba
y porque hacía llorar.
Anoche cuando dormía
soñé, ¡bendita ilusión!,
que era Dios lo que tenía
dentro de mi corazón.
Anoche cuando dormía (Antonio Machado)
GRACIAS por leer desde ese lugar que no se ve, ahí donde empieza el verdadero regreso al Origen.
GRACIAS por despertar a la verdadera realidad.