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Es difícil escapar de la ansiedad y el miedo en la era moderna. Si nos centramos en las noticias del mundo, Urantia parece estar siempre en un estado de caos, con amenazas de guerra, un clima marchito, océanos de plástico, gobiernos corruptos, pobreza y luchas raciales.
No podemos negar la verdad de estas calamidades, pero esta verdad se ha exagerado mucho. A pesar de todo el pesimismo, la civilización de Urantia sigue haciendo avances significativos. Es cierto que ha habido mucho sufrimiento a lo largo del camino y que tenemos un largo camino que recorrer en la senda de la perfección, pero al menos deberíamos reconocer y celebrar los muchos logros alcanzados hasta la fecha.
Esta tendencia positiva se revela en los datos. Hay algunas publicaciones recientes sobre el tema, como Factfulness (Hechos), de Hans Rosling (2018), Progress, Ten Reasons to Look Forward to the Future (Progreso: diez raciones para ver el futuro con ilusión), de Johan Norberg (2016), y Enlightenment Now (Ilustración ahora), de Steven Pinker (2019). No son ni mucho menos obras espirituales, sino de enfoque claramente material y secular. Sin embargo, los hechos saltan a la vista.
Lo que destacan estas publicaciones es que el mundo ha mejorado en todas las categorías principales. Se ha producido una reducción significativa de la pobreza en todo el mundo, las tasas de natalidad están disminuyendo, la educación de las niñas es casi universal, las muertes por accidentes y desastres naturales han disminuido drásticamente, la esperanza de vida ha aumentado en todo el mundo, el hambre y la inanición casi han desaparecido, y las infraestructuras han mejorado mucho en todos los países. Los hechos y las cifras demuestran claramente que se ha logrado mucho, y es probable que gran parte del mérito corresponda a los Altísimos y a las serafines.
Los Altísimos gobiernan en los reinos de los hombres por medio de muchas fuerzas y agentes celestiales, pero principalmente a través del ministerio de los serafines. [LU 114:0.1]
El reinado de los Altísimos… está destinado a fomentar, entre todos los hombres, el mayor bien para el mayor número de ellos y durante el mayor tiempo posible. [LU 134:5.4]
Hans Rosling pone a prueba nuestros conocimientos con una serie de preguntas sencillas sobre el estado del mundo y descubre que, en casi todos los países, la mayoría de la gente se equivoca: selecciona sistemáticamente las respuestas más negativas. Hay una serie de razones por las que nos resistimos a aceptar los hechos alentadores, una dolencia que él llama «instinto de negatividad».
La causa principal son los medios de comunicación, lo que no debería sorprender. En un mundo motivado por el beneficio, no hay dinero en las buenas noticias, y el resultado es un aluvión de noticias terribles, un flujo incesante de horror y negatividad. No es de extrañar que el único futuro que muchos pueden concebir sea una distopía aterradora y disfuncional.
Hay que abandonar la ansiedad. Las decepciones más difíciles de soportar son aquellas que no llegan nunca. [LU 48:7.21]
A pesar de los problemas excesivos que hay en todo el mundo, los que estamos salvados por la verdad de El libro de Urantia no tenemos esas preocupaciones sobre el futuro del planeta, pase lo que pase. No solo tenemos las palabras reconfortantes de nuestro Hijo Creador, sino que en nuestros viajes espirituales personales tenemos a nuestros Ajustadores del Pensamiento, al Espíritu de la Verdad y a nuestras ángeles guardianas para guiarnos fielmente por el camino espiritual. Y en los reinos mundanos tenemos a los Altísimos, los Melquisedec y las serafines maestras. Estas fuerzas espirituales trabajan sin descanso para mejorar la civilización en Urantia y están teniendo un éxito considerable.
A nuestra ignorancia (o evasión) de los hechos se añade nuestro limitado punto de vista. Nos resulta difícil prever una evolución positiva y progresiva si insistimos en ver los acontecimientos del mundo desde una sola vida. La verdad se revela en el panorama general, en la historia a largo plazo de los acontecimientos. Recordemos que antes de dejar la capital de nuestro sistema, Jerusem, estaremos «…totalmente familiarizados con la historia de Satania y de sus 619 mundos habitados» [LU 48:6.31]. Está claro que la historia es importante, no solo en este planeta, sino en los mundos venideros. Es un factor de sabiduría cósmica tanto como el conocimiento personal, las experiencias vitales y las percepciones son factores de sabiduría mundana.
Hay muchas buenas razones para que los estudiantes de El libro de Urantia sigan teniendo una actitud positiva, para mantener una fe firme en la bondad y el amor de Dios.
Urantia se estremece actualmente al borde mismo de una de sus épocas más asombrosas y apasionantes de reajuste social, de reanimación moral y de iluminación espiritual. [LU 195:9.2]
… la humanidad está en marcha hacia unos destinos evolutivos superiores. [LU 71:8.15]
[Jesús] trató de aclararles que el mundo no debe ser considerado como un enemigo; que las circunstancias de la vida constituyen un designio divino que trabaja con los hijos de Dios. [LU 140:8.3]
Con la mejora de la tecnología aumenta la exposición a los sufrimientos y problemas del mundo, que es el centro de atención de los medios de comunicación. Por lo tanto, mantener una perspectiva equilibrada requiere hacer valoraciones críticas. Como dice Rosling, «las cosas pueden ser tanto mejores como peores». Deberíamos poner el progreso en perspectiva y observar lo mucho que se ha conseguido, sin perder de vista todo lo que se puede conseguir.
… no os preocupéis por las cosas que alimentan vuestra ansiedad, sino más bien interesaos en hacer solamente, en todo momento, la voluntad del Padre que está en los cielos. [LU 137:1.6]
Cualquier representación de miedo o ansiedad por nuestra parte no es más que un reflejo de nuestra falta de fe en la dispensación divina de Dios, que también disminuye en gran medida nuestro trabajo personal para elevar las experiencias espirituales del individuo. Siempre habrá grandes desafíos para mejorar el mundo y es un hecho triste que muchos sufren innecesariamente en la vida. Todos queremos cambiar la vida en Urantia lo mejor que podamos para seguir trabajando hacia una era de luz y vida, pero en el gran plan de Dios debemos confiar en Jesús: no hay nada de qué preocuparse.
[Jesús] no predicaba contra la previsión, sino contra la ansiedad y la preocupación. [LU 140:8.3]