© 2011 Mo Siegel
© 2011 Fundación Urantia
Bienvenida e información de contacto | Volumen 5, Número 4, Dic. 2011 — Índice | Decisiones destacadas de la reunión de octubre de la Junta de Fideicomisarios |
De Mo Siegel, presidente de la Fundación Urantia, Boulder (Colorado, EEUU)
«Urantia se estremece actualmente al borde mismo de una de sus épocas más asombrosas y apasionantes de reajuste social, de reanimación moral y de iluminación espiritual.» LU 195:9.2
Durante ciertos años o décadas del siglo veinte, las guerras y las tormentas económicas se percibían como el inicio de una involución. Aún así, si observa la tendencia de los últimos 50 ó 100 años, podemos ver progresos en virtualmente todos los frentes. La mano gloriosa y progresiva del Supremo puede verse elevando nuestro planeta. ¡No vamos hacia atrás! Al contrario, nos movemos hacia delante a una velocidad sin precedentes, comparada con el millón de años de historia de la humanidad.
Consideren el siguiente material de cambios de 1955. «En 2005, comparado con 1955, el ser humano medio del planeta Tierra ganó casi tres veces más dinero (contando la inflación), comió un tercio más de calorías, enterró a un tercio de los hijos y podía esperar vivir un tercio más. Es menos probable que muera en guerras, asesinatos, tornados, inundaciones, hambrunas, tosferina, tuberculosis, malaria, difteria, tifus, fiebres tifoideas, sarampión, escorbuto o polio. Es menos probable, en cualquier edad dada, que tenga cáncer, infartos o hemorragias cerebrales. Es más probable que sepa leer y escribir y haya acabado la escuela. Es más probable que tenga teléfono, baño, nevera y bicicleta. Todo esto durante el medio siglo en que la población mundial se ha más que duplicado…»
(Matt Ridley, en su libro The Rational Optimist [El optimista racional])
El número de países con democracia ha crecido de 30 en 1974 a 117 en 2011. La tasa de alfabetismo se ha doblado entre 1970 y 2011. A finales de noviembre de 2011, había 5.300 millones de personas con móviles (el 77% de la población mundial). Vivimos en la sociedad más abundante y tecnológicamente avanzada que se ha visto jamás en Urantia.
De todos los avances espectaculares del siglo veinte, el mayor salto hacia delante se dio cuando el gobierno universal, por quinta vez en la historia del mundo, intervino en los asuntos de la humanidad. El mundo necesitaba una nueva visión espiritual acorde con los avances sin precedentes de los estándares de vida y los descubrimientos científicos. Era necesario que surgiera una nueva moralidad, basada en el reconocimiento de nuestro Padre celestial y en las consiguientes responsabilidades hacia la familia de los hombres. Los reveladores sabían que los cambios materiales positivos estaban en su camino, y que la sociedad requería valores espirituales y éticos mejorados para sobrellevar los cambios drásticos. «Cuanto más se eleva una civilización, mayor es el deber que tiene el hombre de «buscar primero las realidades del cielo» en todos sus esfuerzos por estabilizar la sociedad y facilitar la solución de sus problemas materiales» LU 195:5.1
Así, nuestros amigos invisibles planearon y crearon El libro de Urantia anticipando que la ciencia liberaría a la humanidad de muchas maneras. También comprendieron que la sublevación laica científica podría hacer que la autoridad eclesiástica se desmoronara, y que la humanidad quedaría esclavizada por el materialismo si perdíamos de vista a un Dios personal. Así que nos proporcionaron un libro lleno de Dios, esperanza, amor, verdad, belleza, bondad y una mejor manera de vivir.
Usted y yo somos algunas de las primeras personas en leer y atesorar esta nueva revelación. Tenemos la suerte de tener las enseñanzas de El libro de Urantia en nuestra mente y nuestra alma. Imagine su vida si no supiera de los Ajustadores del Pensamiento y de los mundos mansión. Sin embargo sucedió, tuvo la gran suerte o la recompensa de una búsqueda larga y diligente, y descubrió un libro que explica el Paraíso, un cosmos amigable y habitado, la vida eterna, ¡y mucho más! Encontró un libro que respondía a preguntas sobre los planetas habitados y los dinosaurios dentro del mismo texto que narra la emocionante historia de nuestro Hijo Creador, que vino a la tierra y vivió como Jesús de Nazaret. Simple y llanamente, usted ganó la verdadera lotería. Las generaciones futuras se preguntarán con curiosidad cómo pudo estar usted entre los primeros urantianos que descubrieron esta revelación.
Se nos ha dado mucho y se espera mucho. Las verdades salvadoras del libro son perlas de un gran valor, que valen cada pedacito de amor y energía que podamos reunir para la causa. El poder salvador de El libro de Urantia es como un chaleco salvavidas que se lanza a un nadador en apuros. En este caso y en este momento tenemos en nuestras manos el chaleco salvavidas.
Estos son tiempos emocionantes, son días para recordar. «La llamada a la aventura de construir una sociedad humana nueva y transformada mediante el renacimiento espiritual de la fraternidad del reino de Jesús debería emocionar a todos los que creen en él como los hombres no se han conmovido desde la época en que caminaban por la Tierra como compañeros suyos en la carne» LU 195:10.6
Así que, por favor, en esta época navideña, escarben hondo y den todo lo que puedan para esta revelación. Tengan un gran corazón hacia los diferentes grupos que impulsan este proyecto espiritual. En la Fundación Urantia necesitamos su ayuda económica para publicar, traducir y distribuir el libro, y para enseñar a la gente acerca de sus enseñanzas. Su donación generosa marca una diferencia en el avance de la vida espiritual en este mundo. Cuando llegue a los mundos mansión, no echará de menos el dinero y se sentirá poderosamente agradecido por el que dio mientras estuvo en la tierra. Así que, por favor, únase a nosotros para sembrar El libro de Urantia y sus enseñanzas en todo el mundo.
Que sus fiestas navideñas estén llenas de la alegría del desinterés, dando a los que le rodean. Como expresó la Madre Teresa de manera tan elocuente: «Ama allí donde vayas. Que nadie venga a ti sin marcharse más feliz».
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