© 2012 Mo Siegel
© 2012 Fundación Urantia
Bienvenida e información de contacto | Volumen 6, Número 3, Agosto 2012 — Índice | Decisiones destacadas de la reunión de la junta de fideicomisarios de julio de 2012 |
De Mo Siegel, Presidente de la Fundación Urantia, Boulder (Colorado, EEUU)
Lágrimas de alegría saltaron de los ojos de mi esposa y de los míos cuando Taylor Ritzel ganó una medalla de oro en K-8 femenino durante los Juegos Olímpicos de Verano 2012 en Londres. Taylor era una amiga de la infancia de nuestros hijos y sus padres, Tom y Lana, eran amigos íntimos nuestros. Hace un año y nueve meses, Taylor estaba sentada junto al lecho de su madre de mediana edad, contemplando su lucha por la vida después de una larga y agotadora batalla con un cáncer de pecho. Justo antes de que su madre falleciera, Taylor prometió a su madre que, en su honor, haría olímpico a su equipo. El 2 de agosto, Taylor, junto con otras siete mujeres, superó la promesa al ganar el oro.
Ahí estaban, ocho mujeres remando como equipo. Qué imagen tan magnífica, personas remando juntas por el bien común de todas ellas y por el país que representaban. Me hizo pensar en nuestra comunidad de El libro de Urantia, con la esperanza de que lleguemos a ser tan buenos compañeros de equipo como esas remeras. En la historia del movimiento Urantia, como en todos los demás movimientos religiosos, se suceden los altibajos normales de la condición humana. Como en las familias, cuando se nos hiere podemos elegir amar y perdonar o seguir enfadados y no perdonar. Cuando una persona o un grupo de personas se alejan de nosotros, podemos aceptar la relación rota como condición permanente o podemos confiar en que el amor cure la situación.
Edwin Marham lo dijo de manera bella en su poema «Los zapatos de la felicidad»:
Él dibujó un círculo y me dejó fuera
como herético, rebelde,
algo que despreciar. Pero el amor
y yo nos las ingeniamos para ganar:
Dibujamos un círculo
que le dejó dentro.
Ya sea un lector independiente o apoye a una organización Urantia, estamos juntos en este barco. Individualmente, estamos siguiendo la voz de una nueva revelación y confiando en nuestra alma para esas verdades más altas. Ahora necesitamos remar juntos como equipo y crear bondad mucho más allá del poder de los actos individuales. Es el momento de ganar la medalla de oro como equipo Urantia.
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